LIBROS DE AYER Y HOY.- En esta época muy pocos leen a Rosa Chacel, la escritora española, autora de La sinrazón. Como muchos autores que han usado las frases de El Quijote, Rosa se apoyó en esa palabra para dar a conocer una novela que en su tiempo tuvo mucho éxito.
El vocablo actualiza los horrores y despropósitos que está viviendo el mundo en los que parece que la razón está ausente. Lo que nos distingue de otros seres vivientes, ha quedado rezagado.
Recientemente leí la carta de un lector en un diario capitalino en el que pide “ejecución necesaria” para los delincuentes, en un país en el que supuestamente existe un estado de derecho o quizá pensaba en un mátenlos en caliente extendiendo su imperio a los que no piensan como él.
Ese tipo de expresiones públicas unidas a los tonos admonitorios de titulares de instituciones, advierte sobre el proceso de deshumanización en el que está cayendo el país en donde los que piensan diferente al parecer no tienen por qué existir.
Se está viendo en la persecución que sufre en este momento la reportera San Juana Martínez y el hostigamiento y agresión que padecen activistas y defensores de derechos humanos.
Pero parte de esa sinrazón se expresa en una multitud de hechos que no son confrontados y que causan una irritación social que se agrava. Uno de ellos es el que practica un abusivo Partido Verde utilizando instituciones públicas para desfogar sus intereses, sin que la autoridad haga nada.
Estamos ante un vacío de poder. La sinrazón (Bruguera Libro Amigo 1981) fue escrita por Rosa Chacel durante diez años, a mano, mientras transcurría su exilio en Argentina iniciado en 1940, como el de muchos españoles que huyeron del franquismo. La frase que inspiró el título aparece en el primer capítulo de la primera parte de El Quijote y Cervantes se la atribuye a Feliciano Silva, un famoso autor de novelas de caballería, del que indudablemente se estaba burlando don Miguel.
La frase completa dice: “La razón de la sinrazón que a mi razón se hace de tal manera que mi razón enflaquece que con razón me quejo de la vuestra hermosura”. Para algunos es una figura retórica, Poliptoton, que consiste en “acumular distintas flexiones de la misma palabra”.
El caso es que Chacel escribe una novela muy larga, casi 700 páginas, densa, aburrida, pero muy bien hecha que la lanza con otras obras destacadas a la novelística española de primer plano.
Así lo dice en el prólogo el escritor Julián Marías. El libro trata, tangencialmente, a partir de la introspección, temas como la guerra franquista y la guerra mundial. Más bien se centra en asuntos personales.
Para mi gusto hay mucha divagación, propia de esos años de la literatura española, sin quitar méritos, aunque irónicamente uno de sus críticos haya dicho, que solo leyendo a otro crítico se enteró que la novela trataba de un triángulo amoroso.
Vale la pena, no obstante, leerla.
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