OAXACA, OAX., marzo 27.‒ “Salen mal parados los hombres” tras la lectura de “Las amantes del poder” (Planeta, 2014), concluye su autora, Sanjuana Martínez, una de esas periodistas que se ha convertido en foro mediático.
Y uno piensa que es una exageración generalizar, fruto de ese radicalismo que luego identifica a cierto feminismo ultra.
Pero luego que se avanza en las páginas sobre, digamos, Sergio García Ramírez, el pulcro y respetado ex procurador General de la República en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, el del escándalo con Carlos Salinas de Gortari cuando éste finalmente ganó la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en octubre de 1987, se le da la razón a la colaboradora del portal de noticias “Sin Embargo.Mx”.
“Con el mundo exterior era una joya, una maravilla. Era un hombre encantador con todo mundo… Es un hombre muy autoritario, tremendamente autoritario. Con doble personalidad, porque la gente dice maravillas de él. Pero aquí [en la casa, denuncia quien estuvo casada y vivió con él durante 28 años, María Gómez Rivera] convivía con sus demonios. Bebía. Se encerraba en la recámara y bebía las horas y las horas. Qué desperdicio de ser humano, de verdad lo digo”, escribe al respecto Sanjuana Martínez.
O si se lee lo correspondiente al ex gobernador del Estado de México Arturo Montiel: “Puedo gritar ahorita que es un monstruo. ‒La frase retumba en el aire. Maude Versini [la mujer francesa que se casara con aquél el 22 de junio de 2002, después que el político reformara el Código Civil de su entidad para evitar los obstáculos que lo impedían] lo dice con firmeza y lo repite‒: Arturo Montiel era mi príncipe, siempre lo vi así. En cambio ahora es como un extraterrestre. Veo un monstruo sin corazón”.
Sanjuana Martínez es una de esos tipos de periodistas, como Lydia Cacho o Carmen Aristegui, que se ha vuelto protagonista mediática. Convoca multitudes, abarrota el foro de la Proveedora Escolar de Avenida Independencia, vienen a verla exclusivamente representantes de grupos feministas de Tehuacán, Puebla.
Hay un aire de condescendencia premeditada en su presentación, se percibe un público dispuesto a celebrarle todo, incluyendo alguno que otro chiste de mal gusto y lugares comunes, albureros incluso (no obstante, y hay que decirlo, que la periodista cultural Carina Pérez García, quien la acompañó en la actividad de marras, trató de llevar la charla por los caminos de la indagación sobre cómo realiza Sanjuana su trabajo de investigación):
‒Tengo una noticia mala y una noticia buena. La primera es que el tamaño sí importa; la segunda, que es el tamaño pero de la cartera…
Este informador recuerda la anécdota aquella que cuenta Jorge Ibargüengoitia en “Autopsias rápidas”: que cuando este maestro del humor que hace que el lector suelte la carcajada llegó a equis presentación y se dio cuenta que el respetable tenía dibujada en la cara la risa a punto, optó mejor por ofrecer la conferencia más solemne de su vida.
También se recuerda lo que ha dicho la antropóloga Olga Montes: que luego grandes investigadores de la Ciudad de México y otras capitales vienen aquí y como que piensan, palabras más o menos: “vamos a Oaxaca, tomamos mezcalito, total, a ver qué decimos, no preparamos”.
En todo caso, la Sanjuana Martínez periodista de “Las amantes del poder/ Los escandalosos usos y abusos del poder público en la vida privada” es esa de la mirada desafiante de la solapa de su libro (aquí recuerda uno la anécdota aquella de la temible, para los políticos y potentados, Oriana Fallaci cuando durante su entrevista con Yasser Arafat descubrió las miradas cruzadas entre éste y su guardaespaldas e infirió una relación que publicó y que aquél no le perdonaría nunca).
La multipremiada informadora que desnuda la vida privada, de pareja, de hombres del poder político como, entre otros, el mismo presidente Enrique Peña Nieto, Genaro Góngora Pimentel o Luis Téllez, además de la “gran traidora de la izquierda”, Rosario Robles Berlanga, la única mujer incluida en una publicación que describe el machismo exacerbado de los políticos.
Ese machismo extremo que vive México y del que Oaxaca es “number one”, expresa Sanjuana Martínez.