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Teresa

¿Sismos por fracking en México?

LIBROS DE AYER Y HOY

En México hubo sismicidad inducida remotamente cuando ocurrió el terremoto de Chile en febrero de 2010. Oaxaca, Michoacán y Guerrero fueron las entidades afectadas, igual como ocurrió en Baja California con el terremoto de Japón en marzo del 2011.

Se trata al parecer, de un fenómeno de repercusión de un sismo natural que puede expresarse en segundos o en años. ¿Pero, cuántos sismos han ocurrido por fracking, que los mexicanos ignoramos?

El fracking es una técnica de fracturación hidráulica para extraer gas no convencional, que ocasiona una serie de problemas ambientales, entre ellos posible sismicidad.

El terremoto que acaba de devastar Nepal pone en evidencia la gravedad de los movimientos telúricos, que en ese caso, según informes, fueron 700 veces más potentes que la bomba sobre Hiroshima del 6 de agosto de 1945.

Pero el de Nepal fue también un desastre natural. Los otros, generados por la mano del hombre, son parte de la agresividad que se impone sobre el planeta para fines lucrativos y que año con año son más graves.

Se habla de 8.2 grados en la escala de Richter en ciertos casos. Un ejemplo mencionado por The New Time International Weekly el pasado 18 de abril es el de Oklahoma que pasó de tres sismos en años anteriores, a 585 en el 2014.

Si el ritmo de extracción de gas y petróleo continúa, este año se calculan 750 sismos al terminar diciembre. Aunque hay polémica en el medio científico sobre el origen de esos sismos –pero se acepta que son inducidos–, los pobladores de lugares como Prague, se están protegiendo con infinidad de demandas que ponen en evidencia a las compañías petroleras.

El gobierno de Oklahoma, asaeteado por los pobladores después de un sismo de 5.7, ha dicho “que es un acto de Dios y culpa de nadie”. Pero los millones de dólares por  reparaciones que están en entredicho, sí serán responsabilidad de alguien.

Los casos también se están viendo en Colorado, Nuevo México, Arkansas, Kansas y otros lugares, desde el siglo pasado.

El asunto ocasiona alerta en el mundo. Científicos uruguayos lo señalan y en España se exigen responsabilidades porque en algunos de esos sismos han muerto personas.

El científico Antonio Aretxabala, geólogo de la universidad de Navarra, ha expresado que cuando se habla de sismicidad inducida por la mano del hombre, “nos miran como bichos raros”.

Así me miraron a mí en 1985, cuando publiqué una entrevista con un experto guatemalteco, que habló de los sismos inducidos por explosiones nucleares.

La embajada de Estados Unidos envió una severa aclaración y los del Instituto de Geofísica de la UNAM me contestaron con jiriquilla.

Años después, a las explosiones nucleares, entre otras grandes horadaciones a la tierra, se agregaron la creación de grandes embalses –presas– y el fracking, palabreja que a muchos les gusta.

“Estudio de sismicidad local disparada en México por el terremoto de Chile en 2010”, se llama la tesis que presentó Diana Margarita López Reyes, apenas en enero pasado para obtener el título de ingeniera geofísica en la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

En ella se explaya en el singular caso de que un gran terremoto repercuta en otras regiones del mundo, incluso sin ser zonas sísmicas.

Auxiliada de un lenguaje técnico, explica cómo se detectaron las regiones y los grados de sismicidad manifestada, tal como ocurrió en marzo del 2011 en Baja California, cuando tembló en Japón.

No explora la sismicidad inducida por la mano del hombre, pero en ésta los científicos europeos si son bastante drásticos.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

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