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Las gaseras y el ojo

LIBROS DE AYER Y HOY

La debacle electoral mantiene en suspenso muchos asuntos que han sido dejados de lado, “para después de las elecciones”. Uno de ellos es de suma gravedad y puede dar una sorpresa si no se le presta atención. Y no sólo en el Distrito Federal.

Me refiero a las gaseras que seguido escenifican percances que si no han provocado nuevas víctimas ha sido por pura suerte. Los casos son muchos y personalizaré para dar un ejemplo.

Hace alrededor de cuatro años, Gas Natural (Fenosa) introdujo el gas en el condominio de 50 departamentos, donde yo vivo. Aparte de las irregularidades que se dieron, una mañana tropecé bruscamente con una pequeña zanja que había hecho la empresa y que no tenía advertencia.

Varias personas más se cayeron. Yo estuve a punto de matarme: la cara se me descuadró y en el ojo derecho, cuyo párpado se vino abajo, se me disparó la presión ocular.

Tuvieron que hacerme una operación en la frente para levantar el párpado derecho, pero para entonces los representantes de la empresa, con quienes había llegado a un acuerdo para los gastos, habían desaparecido.

Periódicamente aparecen, cuando hemos terminado de pagar algún cargo, para fijar otro cargo, sobre la revisión de instalaciones, supuestamente ordenada por la Procuraduría del Consumidor.

Si hay algún desperfecto aparte lo tenemos que pagar. Es el gran negocio de esas gaseras, si se multiplica por el número de departamentos que tienen ese tipo de servicio.

Y no hay para dónde hacerse, porque inscriben al cliente en una especie de contrato de adhesión que elimina la posibilidad del contrato con cilindros (igual de peligroso).

¿Y las autoridades dónde están?. Por ahí, haciendo campaña para seguir en el presupuesto.

En 1928 se dio a conocer la famosa Historia del ojo, de Georges Bataille (referencia que dedico al buen pornógrafo Huberto Batis, con quien compartí redacción muchos años en el viejo Unomásuno), que de entrada escandalizó a medio mundo.

Ya curadas, con otras historias que asustaron conciencias, Dos noches de placer, de Alfredo de Musset; Las aventuras de Casanova, las obras del Marqués de Sade, entre muchas que fueron ejemplo de sus épocas, la sociedad parisina y las de sus alrededores, se animaron y como que no queriendo la cosa cuando menos se pensó habían aparecido cinco ediciones, la última de miles de ejemplares.

Algunos clasificaron la novela en el ámbito pornográfico por el tema sexual que la abruma, en la que sus protagonistas, Simone y el relator, agotan todos los extremos del placer físico, hasta llegar, incluso, al crimen.

El tema gira en torno a un simbolismo que en nueva revisión –o con teóricos menos conservadores–, se inserta en un  concepto filosófico, el origen de la vida, quizá, por la referencia permanente al huevo y sus características.

En México, la escritora Margo Glanz tradujo la novela (Ediciones Coyoacán 1994 y 1995) y en otros países se edita sin causar, en este momento, resquemores.

Bataille, antropólogo y escritor, murió en 1962 después una larga trayectoria como pensador. En las fotos que lo recuerdan se ve muy serio, formal y elegante y no tiene la facha de  aquel escritor de sus aventuras juveniles, que escribió la Historia del ojo.
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

 

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