OAXACA, OAX., julio 12.- En términos estrictamente técnico-metodológicos, murió el mejor periodista de televisión y radio de los últimos tiempos en México: Jacobo Zabludovsky Kraveski, a consecuencia de un derrame cerebral, según información difundida a nivel nacional.
Su fallecimiento me llevó a recordar los tiempos aquellos en que Oaxaca tuvo resonancia a nivel nacional y mundial, tras anunciarse la visita del Papa Juan Pablo Segundo, y un directivo de la empresa Televisa tuvo a bien invitarme a colaborar como corresponsal.
Dadas y conocidas las indicaciones de cómo hacer llegar las informaciones al Jefe de corresponsales, que generalmente eran enviadas por teléfono, el tema fundamental era el arribo del Papa Wojtyla; de ahí la exigencia de pasar una información en forma diaria.
Las informaciones generalmente eran transmitidas en los noticiarios de televisión y radio, de los cuales eran conductores Jacobo Zabludowsky, su hijo Abraham, además de Guillermo Ochoa y Lourdes Guerrero.
Estaba yo reconocido como corresponsal en Oaxaca de 24 Horas y en dos ocasiones tuve el privilegio de hablar directamente con Jacobo, en el noticiario del medio día que Televisa transmitía desde las 14:00 horas de lunes a viernes, ya que los sábados a la misma hora lo difundía su hijo Abraham.
Fue en la administración del gobernador priista Pedro Vásquez Colmenares cuando el Congreso del Estado, que ocupaba instalaciones del edificio donde actualmente está la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico –frente al Paseo Juárez, El Llano– acordó la destitución del presidente municipal de Juchitán de Zaragoza, el coceísta Leopoldo de Gyves de la Cruz.
Era una gran noticia. Informé de la situación al Jefe de corresponsales y de inmediato vino la orden: “ponte listo porque vas a pasar directo con Jacobo en el programa 24 Horas”.
Y llegó el momento. Jacobo habla y dice: “está desde Oaxaca nuestro corresponsal. Adelante Guillermo”. No me dio ni un minuto de tiempo. Repentinamente cortó la comunicación y hasta ahí.
Era un tipo en cierta forma cortante, reducía las informaciones al menor tiempo posible, le bastaba cortar la llamada telefónica y adelante.
En otra ocasión –la segunda y última por cierto– sucedió lo mismo durante la visita del presidente Miguel de la Madrid Hurtado a Oaxaca. La información pasó por televisión en cuestión de segundos.
A quien reconozco como “maestro” de muchas generaciones de periodistas de prensa escrita y hablada en México, personalmente tuve la fortuna de verlo, saludarlo e incluso abrazarlo durante un acto de entrega de reconocimientos a periodistas de todo el país, por su trabajo durante varios años.
El acto fue organizado por directivos del Club Primera Plana. Se efectuó en la capital del país el 14 de septiembre del año 2011. Me distinguieron, al igual que otros periodistas, por haber cumplido 50 años de actividad periodística, y ahí coincidí personalmente con Jacobo Zabludovsky.
Me identifiqué con él. Recordó que había sido su corresponsal en Oaxaca y seguía igual de cortante. El saludo fue breve y no se llevó más de 50 segundos.
La muerte del que reconozco como el mejor y profesional periodista de los últimos años, el “maestro” como conductor de noticiarios de televisión y radio, me hizo recordar muchos acontecimientos de años atrás.
Me queda desear pronto consuelo a sus familiares y esperar el momento, el día en que nos toque partir de este mundo para, quizás, hacer compañía al inolvidable Jacobo Zabludovsky.