+ El McKinley pasa a llamarse Denali, su designación en el lenguaje nativo de Alaska
Ohio está a 6.400 kilómetros de Alaska. Los vínculos entre ambos Estados de EE UU son escasos. Pero uno de los ocho expresidentes estadounidenses nacidos en Ohio tenía un protagonismo destacado en Alaska, pese a que nunca estuvo allí. Durante 119 años, William McKinley dio nombre a la montaña más alta de Norteamérica, que se encuentra en Alaska. Hasta el domingo, cuando el Gobierno de Barack Obama la renombró como Denali, su designación original en el lenguaje nativo.
El nuevo nombre es un gesto a las comunidades indígenas. Se anunció en la víspera de que el presidente Obama iniciara este lunes un viaje de tres días a Alaska, centrado en la lucha contra el cambio climático. El monte, de casi 6.200 metros de altitud, tiene un papel central en la historia de los indígenas de ese Estado, al extremo noroeste del continente.
Denali significa “el elevado” en el lenguaje nativo de Alaska, conocido como athabascan. “Es un lugar de importancia cultural significativa para muchos nativos de Alaska. El nombre se ha utilizado durante muchos años y hoy es usado ampliamente en el Estado”, argumentó la Casa Blanca en un comunicado.
La nueva designación, formalizada por el Departamento de Interior, reconoce el “estado sagrado” de Denali para generaciones de indígenas. Y pone fin a una intensa batalla de los políticos alasqueños en las últimas cuatro décadas para rebautizar el monte ante la férrea resistencia de los legisladores ohioneses. Hasta el domingo, Denali era el nombre del parque natural en el que se erige la montaña, pero no de esta.
McKinley, el vigésimo quinto presidente de Estados Unidos (1897-1901), nunca pisó Alaska. Pero su apellido daba nombre al monte desde 1896.
Un buscador de oro que exploraba las montañas del centro de Alaska supo que el político se había hecho con la nominación del Partido Republicano a las elecciones presidenciales. Y decidió declarar el pico más alto de la cordillera alasqueña con su apellido como una muestra de apoyo al hecho de que el exgobernador de Ohio defendía el patrón oro que regía entonces la política monetaria. El nombre se consolidó y se ha mantenido más de un siglo.
El Departamento de Interior esgrime que el cambio no pretende deshonrar el legado de McKinley sino reflejar el “deseo de la mayoría de habitantes de Alaska de tener un nombre auténticamente alasqueño” para el monte.
La decisión, sin embargo, no ha caído bien entre los políticos de Ohio. El más prominente es el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, que se declaró “profundamente decepcionado” por el cambio. “McKinley sirvió con distinción durante la Guerra Civil. Y lideró a esta nación hacia la prosperidad y la victoria en la Guerra Hispano-Americana”, dijo en un comunicado.
El Departamento de Interior alega que puede cambiar unilateralmente el nombre gracias a una ley de 1947 sobre el funcionamiento de la Junta de Nombres Geográficos. Al llevar cuatro décadas estancada la pugna legislativa entre Alaska y Ohio sobre la designación, Interior cree que “ha pasado un tiempo razonable” para que el Gobierno federal intervenga.
“El apoyo abrumador durante muchos años de los ciudadanos de Alaska es más robusto que lo que hayamos oído de los ciudadanos de Ohio”, dijo la secretaria de Interior, Sally Jewell, en una entrevista al diario Alaska Dispatch. Los políticos alasqueños agradecieron a Obama el cambio de nombre.
La decisión ha puesto en el foco otros casos parecidos. Por ejemplo, el monte Rushmore, en Dakota del Sur, en el que están exculpidos los rostros de cuatro expresidentes de EE UU. El monte fue originariamente terreno de una tribu india y se llamaba Los seis abuelos por la tierra, el cielo y los cuatro puntos cardinales. Rushmore fue un fiscal de Nueva York.