LIBROS DE AYER Y HOY
Con el perdón de los nobles animales, hay gente que sólo se identifica con ellos en el uso de las patas.
Esa descastada húngara –con perdón también para el pueblo húngaro–, que agarró a patadas a los migrantes en el cruce hacia Hungría, está claro que piensa muy por debajo. Se fingió camarógrafa mientras entrenaba las patas para desbordar su odio.
Petra Laszlo se llama, y ya fue puesta en su lugar en todo el mundo, ¿pero dormirá bien si tomó conciencia de lo sucedido o su acto tenía el fin premeditado de causar alerta en la gente que piensa como ella?
Sus patas se hermanan con las de Donald Trump, precandidato a la presidencia del país vecino y con todos los que acumulan el odio para volcarlo en migrantes que son el resultado de políticas neoliberales –que favorecen a gente como Trump–, y guerras organizadas desde las poderosas potencias.
En el camino están los coyotes, los comerciantes de la carne humana que utilizan la necesidad perentoria para hacer negocio y favorecer crímenes.
La muerte de Aylan Kurdi conmocionó al mundo, pero en México una niña ecuatoriana de 12 años, Joselín Nohemi Álvarez Quillay, se suicidó en marzo del 2014 en Ciudad Juárez, abrumada por el peso de la migración.
Datos del organismo fronterizo Región y Sociedad señalan que de 2001 al 2010 murieron sólo en la frontera Baja California-California, 118 menores y en ese lapso fueron centenares las denuncias por discriminación, abandono, golpes, agravios, tocamientos, etcétera, en menores.
La situación de esos pequeños migrantes ha sido siempre y sigue siendo vulnerable. Lo singular es que en México, paso obligado –por desgracia– hacia Estados Unidos, de miles de migrantes, su gobierno haya nombrado a Humberto Roque Villanueva como subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos, un personaje que se identifica con lo más pedestre que tiene la política mexicana.
Las patas vuelven a aparecer y su resultado es preocupante. Intelectuales, líderes y organizaciones rechazan tajantemente la presencia de ese oscuro gesticulador de dos patas.
Que usted la duerma bien señora (Bruguera 1985), es una de las colecciones de cuentos de la inglesa-dominicana Jean Rhys, en las que se abordan temas de pioneros y migrantes, pero el título del libro le queda que ni pintado a la gran autora de Ancho mar de los sargazos, por su larga afición al alcohol.
Esto la llevó a separarse de su comunidad y ser considerada como una extraña a la que muchos no veían bien.
El tema de la migración expresa en muchos residentes el sentido de propiedad y defensa de costumbres que los recién llegados están amenazando, sin profundizar en las causas que llevaron a los migrantes a salir de sus países.
En Pioneros, oh pioneros, la autora, que exhibía influencias de Jane Austen y las hermanas Bronte, demuestra que incluso en los sectores marginales que tienen su asiento, hay fuertes prejuicios.
La gente negra de un poblado de la Dominica mata a pedradas a un fuereño blanco al que acusan de haber asesinado a su esposa negra –mujer que llega campante al día siguiente del crimen–, pero que en el fondo les caía mal por su costumbre “de tomar el sol en cueros, sin un mal taparrabos”.
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