OAXACA, OAX., diciembre 15.- El poder no es una cosa de la que alguien se pueda apropiar; es un ejercicio, una acción, así lo definió el pensador francés Michael Foucault a lo largo del siglo XX. Nadie lo tiene, el poder no es una cosa, es una forma de relacionarse.
Existe y se ejerce en todos los ámbitos, cuando las madres guisan hígado encebollado y te dicen: “¡Te lo comes o no hay postre!” “¡No sales o no ves la televisión o no vas a la fiesta o no usas el coche, si no haces tal o cual cosa!”, desde ahí está presente el poder.
Durante la Conferencia Magna “Relaciones de Poder”, organizada por el periódico cultural Letra e Insignia, el doctor Víctor Manuel Ortiz Aguirre citó al teórico y filósofo francés que nos legó una prolífica y brillante obra.
Precisó que ni Enrique Peña Nieto ni el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, tienen el poder, ¡nadie lo tiene!, se ejerce o no se ejerce.
Desde el siglo pasado Foucault acuñó los conceptos de bio-poder y bio-política para referirse a prácticas implementadas por los Estados modernos para establecer mecanismos de control a partir de “administrar la vida”, dijo.
A estos se han sumado otros como “tanato-política” y “necro-política”, la política de lo mortífero, que se materializa mediante la magnificación de signos de muerte, la difusión masiva y prolongada de crímenes, cadáveres y ahorcados colgados en puentes urbanos, con la finalidad de intimidar la acción ciudadana, agregó.
Y así, desde pronunciar simples frases como: “¡Me vas a matar de un susto o de una preocupación!”, “¡Pero cuando yo me muera, entonces verás!”, a fin de conseguir algo a base de chantajes emocionales, hasta el uso de recursos institucionales para magnificar exponencialmente los signos de muerte y aplicarlos a políticas de Estado intimidatorias y controladoras.
Ortiz Aguirre citó los estudios de la investigadora y académica Beatriz Preciado quien ha llamado “poder fármaco-pornográfico” al gran negocio de la medicamentación: provocar el padecimiento e industrializar la cura.
Mencionó que el poder está asociado a conceptos como “agresión”, “fuerza”, “violencia”, que originalmente significaban vitalidad pero que han degenerado en crueldad y sometimiento.
La agresión, por ejemplo, es un acto de acercamiento que a medida que enfoca una parte o aspecto del sujeto pierde de vista la totalidad. Entonces se dan casos como el marido que agrede a la esposa pretextando una conducta y anulando el resto de los aspectos de la relación.
Se reduce la persona a su mínima expresión, y luego se magnifica esa mínima expresión (generalmente negativa) estigmatizando a la persona, descalificándola por completo, se trata de una visión sinecdótica que confunde la parte con el todo, el efecto con la causa.
Y es que el ser humano es una construcción cultural, todo lo humano es aprendizaje, se imponen formas de ser y de expresarse, se adjudican roles funcionales y convenientes para una persona, género o sector, en cierta época, contexto o circunstancia. Y de todo ello hay ganancia, alguien gana y goza de privilegios.
Ortiz Aguirre expresó que el pensamiento binario: ganar-perder, hombre-mujer, subir-bajar, es insuficiente, limitado, pues el espectro es mucho mayor, más amplio y con múltiples posibilidades.
La visión masculina ha fracasado, es urgente asumir también nuestra parte femenina para construir una sociedad equitativa, justa, bella, concluyó.
La Conferencia Magna fue moderada por la licenciada Gina Martínez González, directora general del periódico Letra e Insignia, México, quien entregó reconocimientos al doctor Víctor Manuel Ortiz Aguirre; al señor Mauro Santiago Sánchez, por su participación en la promoción del evento; así como al artista oaxaqueño Aurelio Echeverría Guzmán, quien montó una exhibición de su obra “Alum-brijes” en el lobby del Auditorio de Usos Múltiples de la Universidad Regional del Sureste (URSE), campus El Rosario, sede del evento.
Acerca del expositor:
Víctor Manuel Ortiz Aguirre es Doctor en Ciencias Sociales con énfasis en Psicología Social de Grupos e Instituciones, por la Universidad Autónoma Metropolitana y Profesor Investigador del Centro de Estudios Rurales del Colegio de Michoacán.
Ha colaborado en Haití, India, Egipto, Holanda, Canadá, Barbados, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Kenya, Senegal, Washington, Nueva York, España, Reino Unido, Barcelona.
