LIBROS DE AYER Y HOY
La Secretaría de Gobernación encamina sus pasos a conformar nuestra cédula de identidad, pero nos deja temblando si recordamos a aquel personaje que eliminaba ciudadanos con solo pulsar su nombre.
Los malthusianos y neomalthusianos ya han hecho mucho por despoblar el mundo y a como están las cosas, es dudoso que completemos los 8 mil millones que se anuncian para el 2025. En México el asunto va de mal en peor con el recuento cotidiano de muertes -más los que están en las fosas clandestinas-, pero minar a la población no solo es matarla directamente.
Con 50 millones en pobreza, algunos en extrema, que carecen de seguridad social y que por lo tanto no le cuestan al estado, la enfermedad va minando lentamente y no se necesitan los eventos de que hablaba el clérigo inglés Thomas R. Malthus (1766-1834), para disminuir población : guerras, hambres, pestes, etcétera.
Si se hace un seguimiento sobre las enfermedades de la pobreza y las muertes previsibles que se dan en cada región, se vería que son muertes inducidas por políticas públicas. De todas maneras, Malthus está presente.
Hay extremos que se han denunciado en ciertas épocas como la esterilidad de mujeres en zonas paupérrimas y por lo general de raza indígena o la mala atención que induce la muerte de niños y mujeres en el instante del alumbramiento.
México no es la excepción en la aplicación de políticas neomalthusianas que empezaron a desarrollarse a partir de la segunda mitad del siglo X1X, se acentuaron en la primeras décadas del siglo veinte y tuvieron su sustratum legal en las últimas décadas de ese siglo.
El club de Roma aparecía campante fijando las reglas a cada país para limitar población y la píldora, los condones, el ritmo católico, las operaciones masculinas y femeninas practicadas en los hospitales públicos, etcétera, tienen su origen en esas teorías.
Las mismas que tuvieron a muchos defensores en presuntos científicos y escritores preocupados por no compartir las ventajas del mundo con tanta gente. China fue más viva, simplemente obligó por decreto a tener un solo hijo.
A las concepciones de Malthus esgrimidas en su libro Ensayo sobre el principio de la población de que dicha población crecía geométricamente y los recursos de supervivivencia aritméticamente, Carlos Marx sostuvo que era una tesis copiada y que todos los sustentantes olvidaban que la ciencia, las tecnologías y el ingenio del hombre van desarrollándose a la par, hasta poder generar un crecimiento ilimitado.
Gobernación a través de la subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos que encabeza Humberto Roque Villanueva, ha informado que los trabajos sobre la cédula de identidad ya comenzaron, pero que tardará por las dificultades que se presentan en registros complejos sobre todo en regiones marginadas, algunas del Registro civil.
Ese procedimiento resultará costosísimo. Más que el apagón analógico, si se parte de que solo la recopilación de 3 millones y medio de datos de niños, para su credencial, costó, según información publicada, 2 mil millones de pesos. Negociazo para los que toman datos y fotos y que hemos visto repetido ad infinitum en diversas instituciones.
¿Cuantos quedarán fuera o serán registrados mal, como en el padrón electoral en donde aparecen hasta los muertos? En la revista El cuento, se publicó allá por los años setenta del siglo pasado, un cuento que se llama El malthusiano -no lo pude encontrar por si alguien lo tiene-, que es acerca de un hombre que odiaba el exceso de gente y que dotado de toda la tecnología moderna de la ficción usaba las listas públicas e iba desapareciendo gente con solo pulsar el nombre.
Roque tendrá esa tecnología a su alcance y lo único que esperamos es que quien vaya a ser desaparecido, tenga unos segundos para revertir la Roqueseñal.
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx
