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Cada quien en su lugar

LIBROS DE AYER Y HOY

Algunas empresas hoteleras han convertido en sedes de corporaciones policiacas sus edificios. Acabo de estar en una de ellas, en Acapulco. El huésped llega y se encuentra con un hotel tomado por policías federales y la llamada gendarmería, que se mueven mejor que se movería Pedro por su casa, en los pasillos, elevadores y albercas, uniformados, con armas de alto alcance y con todos los aditamentos que necesitan cuando funcionan como guarnición.

policias

A veces hacen ejercicios y reuniones a unos metros donde hay niños y sus familias, en la alberca. Su presencia es pública; afuera del hotel están instaladas durante el día patrullas y otros vehículos policiacos y en la entrada un buen grupo la custodia; uno de ellos suple las función del belboy.

Las empresas y las agencias intermediarias jamás informan al huésped de esa situación y cuando uno, al darse cuenta, quiere cancelar la reservación, ponen muchos obstáculos. En la administración reconocen que hay quejas, pero que no pueden hacer nada, ¿se tratará de órdenes de arriba? Cualquiera que sea la situación es una falta de respeto y no entendemos el porqué las caras instituciones que tenemos de defensa del consumidor no intervienen de oficio.

Las empresas e instituciones, están, además, poniendo en riesgo a quienes se hospedan ahí, dada la situación de violencia que se vive en algunos estados, en los que la policía y el ejército son la contraparte de una guerra no declarada. En este momento, los ciudadanos tenemos todos nuestros derechos a salvo y a excepción de las precauciones necesarias, no estamos obligados a asumir situaciones como las descritas.

Nadie puede imponernos algo que la ley no contemple y el gobierno y las empresas deben responder por este tipo de comportamiento. Si lo hacen las empresas por si solas, deben ser sancionadas y expuestas públicamente. Los policías no se meten con los huéspedes y son corteses y respetuosos, pero no es el lugar en donde deben de estar.

A cada quien lo suyo, referida a la aplicación de la justicia, es una frase que se atribuye al famoso jurista romano Doménico Ulpiano (170-228) y que es una referencia permanente cuando se exige que los tribunales apliquen la ley en forma equitativa. La justicia, dice, “Es la continua y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde”.

Algunos filósofos modernos le atribuyen la frase a Aristóteles y otros a Sócrates y en el primer caso agregan otra, hacer cada quien lo suyo, que tendría mejor aplicación en el caso que nos ocupa de los policías federales. Pero el derecho romano se ha apropiado de Ulpiano y todo estudiante de derecho que se precie metería las manos por él.

Hombre de carrera larga, se le atribuyen alrededor de 300 libros. Fue pretoriano con varios emperadores, su labia y postura lo llevaron al exilio, pero fue reivindicado por el emperador Alejandro Severo, quien lo hizo su asesor.

En 228 sus mismos compañeros pretorianos lo degollaron por diferencias en las concepciones jurídicas, pero el famoso Digesto la compilación más puntual de los principios jurídicos romanos, le dedica más de tres mil menciones con igual número de trabajos. Pese a la eventualidades de su vida, al final, al ser reconocido como clásico, se le dio en justicia lo que merecía.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

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