LIBROS DE AYER Y HOY
La firma del papa Francisco para que se dicten misas en idioma indígena, ¿es una invasión a nuestra soberanía? Si bien las iglesias son coto privado – aunque utilizan nuestros espacios, algunos joyas arqueológicas-, el que un gobernante extranjero venga a nuestro país a firmar un documento que impacta a uno de los sectores más desprotegidos del país al que se busca atraer con fines políticos (la iglesia católica es un ente político no hay que olvidarlo) debería ser sometido a discusión.
Con la presencia e influencia que Estados Unidos tiene en México, desde tiempo atrás se ha dicho que el nuestro es un estado dividido, país que ha cedido soberanía. Pero hay otros que medran desde hace tiempo y sobre los que no se pone énfasis porque a los gobiernos no les interesa. Es más, en este momento la firma emitida por el papa en un documento, fue estimulada.
Con la visita papal se ha puesto en evidencia la forma como el Vaticano está metido en México, como gobierna, ordena y sanciona a miles de mexicanos -dignatarios, curas comunes y religiosos-, como si fueran ciudadanos propios. Son miles que dependen de la Santa Sede, que se rigen por una ley extraña a la nuestra – el código de derecho canónico-, y ostentan títulos y jerarquías que son rechazadas por la Constitución.
Lo que es peor, tienen tribunales ( ¿qué dice el 14 constitucional?), realizan juicios a ciudadanos mexicanos y aplican sanciones en nuestro territorio que solo pueden ser aplicadas por el poder judicial a partir de las leyes penales.
Los ejemplos son muchos, aunque el más reciente, la firma del papa para catequizar a un sector indígena que tiene un privilegio especial de defensa en el artículo segundo de nuestra Constitución – a un ladito está el artículo tercero que propugna el estado laico-, abre un campo a sectores retardatarios de la iglesia católica para ingresar a ese sector, tradicionalmente abandonado por los gobiernos; y que se convierte en centro de demagogia y promesas, cuando es conveniente.
Otro ejemplo gravísimo también, se desprende de las sanciones impuestas al padre José Luis Salinas Aranda, mencionado en amplios reportajes por Proceso y Carmen Aristegui, a quien entre otras sanciones se le prohibió vivir en la ciudad de México. Solo el poder judicial puede aplicar esa sanción que está en la lista de las que se aplican en materia penal. ¿Con qué derecho un tribunal que sirve a un estado extranjero sanciona a un mexicano en su propia patria?
Las cosas que han aflorado pueden ser la punta de iceberg, ¿que cosas hacen las jerarquías en el país al margen de al ley que nosotros desconocemos, aparte de ocultar pederastas? Las viejas historias de lo que se hacía en los conventos ponen los pelos de punta.
Mucha literatura al respecto, vuelcan los sacerdotes españoles Fernando García de Cortazar y José María Lorenzo, en su libro Los papas y la iglesia del siglo XX del que en otra ocasión hemos echado mano. Es uno de los libros más completos y la crítica al poder papal fue tan lacerante, que se censuró en el Vaticano su publicación. Solo uno de ellos, el padre José María Lorenzo Espinoza asumió la responsabilidad de la firma, ya en manos de la editora Ramdom House Mondadori.
El prólogo, La dictadura teológica y su modus operandi -como lo estamos viendo ahora en México- fue lo que más molestó al Vaticano, pero los autores se meten a los factores de poder interno, a los pleitos entre opudeistas y jesuitas y otros sectores que predominaron a los largo de los últimos siglos, hasta llegar a datos que son ayunos a la feligresía: por ejemplo, cuantos creyentes hay, de donde previene el dinero, su relación secreta con los estados y los negocios que tiene la Santa Sede.
Los autores hablan de la forma como se votó la infalibilidad de los papados, de la atribución de un dios como representantes en la tierra ( “como lo hacen otras creencias”) para ejercer un poder que rebasa los ámbitos clericales. El libro –Debolsillo 2005) que se publicó originalmente con el nombre Los pliegues de la tiara, es un verdadero compendio. Vale la pena leerlo y conocer los intersticios papales y no lo que nos venden ahora.
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx