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Tercera edad: por un nuevo concepto

LIBROS DE AYER Y HOY

Poner en el centro de la discusión a los adultos mayores fue el propósito del Primer Coloquio sobre Género y Envejecimiento en el que participaron académicos y personalidades de la psicología y otras disciplinas, algunos del Cono Sur.

AncianoDesde hace décadas el anciano surgió al plano del análisis como uno de los integrantes de la sociedad que suele inscribirse en la lista de los grupos vulnerables.

Esto ha llevado a la creación de programas que pretenden resolver problemas cruciales como el desamparo económico, la salud y el recreo.

Muchos de estos programas derivan de la lucha social y son recogidos por los gobiernos, pero sin que estos varíen su concepción del anciano.

Hay paternalismo sin tomar en cuenta que solo se trata de personas que están en otra etapa de su edad. Algunos programas se dan como concesión y hay la amenaza permanente de su desaparición.

En la Ciudad de México, en donde la pensión para adultos es más elevada, se insiste permanentemente en uniformar las pensiones, con la declaración de vez en cuando de la jefatura de que eso no va a suceder.

El coloquio, organizado por la Facultad de Psicología de la UNAM, fue un encuentro de especialistas que obligó a reflexionar sobre el verdadero papel que deben de tener los mayores en una sociedad en la que muchas veces son utilizados como proveedores, cuidadores de nietos o sirvientes.

Algunos ponentes  y público expresaron señalamientos muy duros sobre la concepción oficial de los adultos mayores, como personas que de algunas manera hay que seguir explotando hasta el final; ya sea políticamente o utilizando sus servicios con gratuidad como lo hacen algunas empresas o familiares.

Durante dos días se abordaron temas (entre otros), como la violencia y la  interculturalidad, feminización y envejecimiento, la sexualidad del adulto mayor,  la discapacidad, masculinidad y vejez, maltrato en la vejez, salud y genero, duelo y muerte, la capacidad de envejecer, así como la dependencia que afecta a millones de ancianos -en el país ya se calculan 12 millones 600 mil y se cree que dentro de cuatro años habrá 16 millones-, de la toma de decisiones a nivel mundial y nacional, de parte de personas que también son ¡de la tercera edad!.

Coloquio que reunió un comité científico importante, su comité organizador estuvo bajo la presidencia de la doctora en psicología Angelina Guerrero Luna.

Fue El Ruido y la Furia ( The sound and the fury, Alfaguara 2006)  novela considerada una de las grandes obras del siglo XX, la que más contribuyó a que se le diera a William Faulkner el Premio Nobel en 1949.

Novela extraordinaria, la volvemos a tocar porque su contenido  en cierta forma relaciona a personajes que se tocaron en el coloquio que hemos mencionado.

Por un lado Benjy, una persona discapacitada, un  joven de 33 años con mentalidad de 7, que inicia la trama de la familia Compson y su lento descenso a la destrucción.

El fin, se ha dicho, de las aristocracias sureñas que predominaron en Estados Unidos y que en este símil va desgastando su influencia hasta terminar en la decadencia total.

Otro personaje es Caddy, la única mujer de cuatro hermanos, sometida a los prejuicios de la época  y su arribo a la tercera edad  en la búsqueda sexual junto con su hija, de un placer que la vida en familia le había negado.

Casi al final, Faulkner describe el descenso del último hermano, Jasón, ya envejecido, viviendo con pocos recursos de una tienda que puso en el pueblo.

La ficción es superada por la realidad, dicen muchos, pero los grandes escritores saben pulsar el tiempo con personajes que a veces se nos aparecen en la vida  común, como si fueran calcados: una persona con discapacidad sin vida sexual  a la que Faulkner, llevado por la época le aplica la vieja definición que también aparece en la obra de Shakespeare, Macbeth, que lo inspiró; una mujer madura queriendo recuperar el tiempo y un viejo succionando de la vida, lo poco que le da la sociedad.

Para levantar  el ánimo de la novela faulkeriana, quiero cerrar con el título dichero que tanto gustó en el coloquio, el de la maestra  Margarita Castillo, al referirse a los adultos mayores: Viejos los cerros y todavía reverdecen. Los albureros terminarían diciendo:  Y echan harto palo.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

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