Inmersos en la crisis económica mundial, de una alta especulación financiera y sus consecuentes efectos de austeridad y recortes presupuestales, las instituciones educativas del país y especialmente las universidades públicas estatales se encuentran en medio de estos vaivenes que hacen difícil mantener el rumbo académico para consolidar instituciones de alto nivel académico, como lo demanda la sociedad.
La Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) se enfrenta al reto de salir avante de estas restricciones externas, así como de las condiciones políticas de la conflictividad nacional y estatal en el ámbito educativo que inciden en la dinámica interna de la institución.
El tránsito de una Universidad eminentemente popular a una institución de alto nivel está cargado de múltiples obstáculos y acechanzas. Al tiempo de afirmar el rumbo académico, es importante no perder la perspectiva social, puesto que se trata de la institución de educación superior más importante del estado de Oaxaca en donde participan más de 25 mil estudiantes de educación media, superior y posgrado.
Los primeros pasos ya se están dando, con el mejoramiento de programas educativos y sus correspondientes acreditaciones, debido a que una fuente de financiamiento importante para la universidad es a partir de los fondos concursables considerados en el Presupuesto de Egresos de la Federación, como el Programa de Fortalecimiento de la Calidad Educativa (PFCE).
Los montos de los mismos son variables, dependiendo de la factibilidad de los Proyectos Académicos y Administrativos que presentan los diversos actores de la Universidad, así como del cumplimiento de las recomendaciones que realizan los organismos evaluadores, como los Comités Interinstitucionales de Evaluación de la Educación Superior, pero sobre todo dependen de las políticas presupuestales.
Ello implica que a diferencia de lo que ocurría en tiempos pasados, la UABJO se encuentre en constantes evaluaciones académicas y auditorias administrativas así como de políticas de disciplina económica que obligan a hacer más con menos. Es importante considerar que en el contexto de desigualdades, la Universidad de Oaxaca es una de las instituciones del país que recibe el presupuesto más bajo por estudiante, de menos de dos mil 500 pesos mensuales por cada uno.
Para el 2016, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) suspendió toda autorización de recursos para la creación de nuevas plazas académicas y administrativas, al igual que la aportación de recursos extraordinarios para la recategorización o contratación de personal académico y administrativo.
A las solicitudes de ampliación del subsidio ordinario o de mayores apoyos financieros para el reconocimiento de la plantilla docente, ha respondido que en lo que resta del ejercicio fiscal 2016 se mantendrán en iguales términos los sueldos, prestaciones ligadas y no al salario, estímulos al personal docente y gastos de operación.
Las restricciones económicas que se anuncian para el 2017, en donde desaparece el fondo de saneamiento financiero para atender pensiones y jubilaciones asi como otros adeudos acumulados, podrían resultar sumamente lesivas para una universidad como la nuestra, si consideramos que el subsidio federal representa el recurso más importante, debido a que la contraparte estatal no aporta más del diez por ciento al presupuesto universitario.
La UABJO está trabajando ya en lo que corresponde, mejoramiento académico, ampliación de la matrícula en la medida de lo posible, austeridad, saneamiento financiero, integración de organos colegiados, transparencia y rendición de cuentas, pero tampoco puede permitir una tendencia que la lleve a una situación de asfixia por actores externos e internos.
Es claro que la responsabilidad debe ser compartida con los sindicatos universitarios, con quienes debe mantenerse el acuerdo de anteponer el interés educativo sobre cualquier otro, que permita la estabilidad política y la sostenibilidad económica para la defensa de nuestra máxima casa de estudios.
De manera conjunta, los universitarios oaxaqueños tenemos que insistir ante las autoridades federales y estatales, para evitar los recortes a la educación pública superior, a la ciencia y a la tecnología en el presupuesto 2017, para que no se incrementen las brechas de desigualdad entre las instituciones del centro y del resto del país, particularmente del sureste de México y desde luego, Oaxaca.
Rector de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca
Integrante del Sistema Nacional de Investigadores Conacyt