LIBROS DE AYER Y HOY

Cuando el poeta escocés Robert Burns escribió su poema Hallowe’en en 1790, la idea de que los muertos salen el 31 de octubre a caminar con los vivos -único día del año-, ya era parte de la tradición celta de ese país. En México con la celebración del día de todos los santos el primero de noviembre, no se llega a tanto, simplemente se extiende el onomástico a todos los seres el mundo, para arribar al día siguiente a la festividad de los difuntos.

¿Podría resistir el pueblo la carga terrible de ver resucitados a los más de 250  mil que se calculan han muerto asesinados en lo últimos 16 años, sin  incluir a los  muertos por enfermedad, pobreza y afectaciones naturales? Solo de desnutrición mueren diariamente 23 personas, casi la tercera parte de los que se calcula mueren asesinados, cifra que algunos fijan en un promedio de 55 personas diarias.

Las cifras de la mortandad que nos agobia, que aparte de la violencia se agudiza por la situación que ésta ha creado, están en todos los medios del mundo. Esas cifras a veces no coinciden pero siempre van a la alta, Según INEGI, en los primeros dos años de este sexenio la cifra de muertos rebasa los 43 mil y otros datos añaden 64 mil en los primeros tres años, la gran mayoría en hechos violentos. Los datos de Reuters, de la BBC, del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de ONGS, de Amnistía Internacional, etcétera, fluctúan, pero la muerte está implantada en México.

El analista Alejandro Hope, calcula que la cifra se elevará a 310 mil en los últimos tres sexenios, pero que el de EPN rebasará a los dos primeros. México presumía en tiempos atrás de su festividad a los muertos, pero si se analiza la historia universal al respecto, la gran mayoría de los países tiene  una fiesta similar. Es una exudación del dolor, una terapia colectiva, un rito para enfrentar un mal incurable: la muerte. Dejemos a los mexicanos conmemorar en estas fechas, su triste dolor.

Robert Burns, poeta nacional de Escocia dedicó parte de su extensa obra a plasmar las muchas historias que recreó la voz popular en torno a brujas, duendes, hadas y malos espíritus. Nosotros lo hacemos aquí con La llorona, el nahual, los chanekes y otros mitos que nos han fascinado y levantado los vellos de la piel. En el caso de aquel país, el tiempo otoñal, las noches oscuras que poblaban los caminos y los cementerios de rumores, fueron maquinando historias de sustos y horrores, pero también de  sorpresas, jolgorios y festividades, algunas románticas.

Edimburgo, capital de Escocia,  está en estos momentos plagada de turistas que quieren revivir esos instantes. Un poema de Burns suele declamarse en esas fiestas, para recordar la historia de Tam ‘O Shanter que logró huir raudo y veloz acompañado de su caballo, de brujas y diablos oscuros que lo perseguían. Ojalá pudiéramos hacer lo mismo con los espíritus malignos que cubren nuestro país en estos momentos.

Burns, de origen humilde, murió como su otro gran coterráneo y tocayo Robert Louis Stevenson, demasiado joven, a los 37 años. Se le ve en las gráficas por todas partes, en innumerables poses y estatuas y uno se pregunta el porqué en nuestro país, los poetas son sustraídos, con notables excepciones, de esos honores. Como dijimos, extensa fue la obra de Burns, pero siempre se le recordará como el poeta que lanzó al mundo su poema- y éste creó la transculturacion en muchos países, México entre ellos-,  Hallowe’en.

Al grado de que según el jefe de gobierno de la Ciudad de México, los paseos de los muertos  y algunos adornos funerarios del Zócalo, están inspirados, por ejemplo, en  Spectre película de James Bond ¡Que dirían nuestros ancestros! Aquí, parte del poema de Burns, Tam’ O Sahnter, en el que se mencionan las danzas y vicisitudes que tendrá que utilizar su personaje para huir de sus oscuros perseguidores.

Brujas, brujos, en una danza

ningún cotillón nuevo de Francia

sino solo danzas de hornpipes, jigs, strathspeys y reels

ponían vida y energía a sus talones.

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