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Miguel-Ángel

¿Son las redes sociales el nuevo opio del pueblo?

Abrimos esta colaboración con el tema de la Internet, las plataformas de comunicación y su impacto en los movimientos sociales.

1.- La Internet, una necesidad básica de los seres humanos.

Abraham Maslow propuso, hace casi ochenta años, una teoría según la cual explicó una jerarquía de necesidades en las personas. Esta teoría se conoció coloquialmente como “Pirámide de Maslow”. El psicólogo humanista sugería que en la medida que se compensaban las necesidades básicas los seres humanos podían aspirar a otras necesidades y anhelos más elevados. Esta hipótesis se desarrolló en el año 1943 cuando todavía no existía la Internet. En tiempos actuales, Maslow seguramente habría colocado a la Internet en la cúspide de la pirámide de necesidades humanas, como respuesta a las necesidades de afiliación o autorrealización.

Si usted aún no satisface sus necesidades de morbo, puede seguir leyendo este texto.

2.- El Big Bang de las redes sociales y la Internet

De acuerdo con un reporte publicado por el INEGI (Día Mundial del Internet, 17 de mayo de 2016), el 57.4 por ciento de la población mayor de seis años en México se declaró usuaria de Internet. Un dato interesante de esta encuesta es que el 70% de las y los cibernautas mexicanos tienen menos de 35 años. Además, el 40% de hogares en México tiene acceso a Internet y el uso de éste está asociado al nivel de estudios, a mayores estudios mayor uso de la red. La obtención de información y la comunicación son las principales actividades que se realizan en Internet, señala el estudio. Y finalmente, 77 millones de personas en México usan teléfono celular y dos de cada tres usuarios cuentan con un teléfono inteligente. Los datos nos indican que estamos frente a una explosión en el uso de la Internet y las redes sociales en México y el mundo. Maslow nunca soñó con este fenómeno.

3.- Un movimiento social es una red social

Los movimientos sociales son espacios de organización social o formas colectivas de empoderamiento ciudadano para lograr transformaciones en las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales. Los movimientos sociales no sólo buscan democratizar el régimen político, buscan esencialmente democratizar a la sociedad, buscan cambiar la cultura democrática. A fin de lograr sus propósitos, los movimientos sociales desarrollan procesos de comunicación, hacen uso de diversos medios, desde los más tradicionales hasta los más modernos, como son las nuevas plataformas de comunicación. Un movimiento social es una gran red de relaciones sociales en donde intervienen los sujetos de cambio social, las mujeres, los indígenas, los jóvenes, que desarrollan estrategias amplias para difundir sus mensajes y sus posiciones políticas de cara a la sociedad. Un movimiento social se hace hoy también desde el Twitter y el Facebook.

4.- Cambia, todo cambia

Las redes sociales han venido a transformar las concepciones tradicionales del activismo político. Las marchas y las movilizaciones en las calles, o bien la toma de edificios públicos o la retención de autoridades, ahora son sustituidas por acciones que quizá resulten más eficaces por su impacto mediático: el balconeo a funcionarios públicos, las denuncias documentadas, las solicitudes de acceso a la información, los videos que se viralizan, los memes o los debates en redes sociales sobre temas específicos. Todo esto se conoce como ciberactivismo. El escándalo sobre la Casa Blanca de Peña Nieto, o bien la denuncia por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, habrían sido impensables sin el uso de las redes sociales. En la actualidad es más práctico publicar nuestra propia información u opinión en las plataformas de comunicación a esperar que los medios tradicionales lo hagan. El movimiento magisterial, las organizaciones de la sociedad civil, el movimiento feminista e incluso los pueblos indígenas están haciendo un uso eficaz de las redes sociales para movilizar a la sociedad en torno a demandas y exigencias de cambio.

5.- ¿Las redes sociales el nuevo opio del pueblo?

Sin embargo, existe una fuerte polémica en torno al uso irresponsable y superficial de las redes sociales para la denuncia y el activismo por parte de los propios activistas y los movimientos sociales. En una entrevista al sociólogo Zygmunt Bauman se le preguntó qué tanto las redes sociales están cambiando la forma en que la gente protesta o exige transparencia, y el autor de “Modernidad Líquida” respondió: “Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es muy fácil evitar la controversia. Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa” (El País 08-01-2016). El fenómeno que observa Bauman es cada vez más creciente y se expresa como el linchamiento mediático en las redes sociales, la información falsa, la manipulación y la frivolidad en el uso de la información. Los movimientos sociales no están exentos de estas prácticas, por el contrario muchas veces estas acciones constituyen una estrategia pensada y orientada a ganar el debate en el espacio público.

6.- Nuevos desafíos

¿Se perderán las viejas formas de hacer activismo político? ¿Pasarán de moda las marchas, las tomas simbólicas, las formas creativas de protestar? ¿Se impondrá como necesidad la Internet y las redes sociales para hacer activismo? ¿Nos avasallará el cúmulo de la información y la incapacidad de procesar una enorme cantidad de datos en tiempo real? Siguiendo a Maslow, una vez satisfechas las necesidades de acceso a Internet ¿qué otras necesidades surgirán? Sin duda, un gran desafío de los movimientos sociales es adaptarse a los cambios y a la revolución de la comunicación y la información. El consumo de noticias a gran escala requiere desarrollar nuevas habilidades, capacidad de análisis y síntesis de la información. También se requieren herramientas para el diálogo y el debate en el espacio público, con argumentos y razonamientos convincentes, más allá de la arenga y el panfleto, se requiere apertura para enfrentar los nuevos tiempos y atacar los problemas, como la violencia, la pobreza y la exclusión, que parecen rebasarnos.

*Director de Radio Universidad de Oaxaca.

 

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