Ah chingá! Cuándo volvimos a creer en Televisa. Por qué los reclamos y las quejas en contra de quienes siempre calificamos como manipuladores mediáticos.
Qué no ya somos la generación Netflix y ya no nos tragamos esas cosas de los reality shows?
Por qué esas mojigangas que terminan por alargar esos culebrones. Nadie nos entiende.
Que tan diferentes somos de Televisa si nuestras lengüitas viperinas también inventan un chingo de cosas que destruyen la vida del prójimo.
Claro, me van a decir que las televisoras hacen uso de un bien público. Por supuesto, y nadie pone en duda que muchas personas solo consumen lo que ahí se engendra.
Pero, y nosotros, tenemos medios a nuestra mano, a nuestro alcance, las benditas redes sociales. En lo personal, pienso que también somos productores de contenidos.
Qué tan responsables somos todos los días de cuidar lo que publicamos. Todo el tiempo subiéndonos al tren de mame, reproduciendo lo que no nos consta, o incluso haciendo linchamiento de malos y peores.
Todo el tiempo una y otra vez. Y ahora dándonos golpes de pecho porque inventaron una historia.
Desde hace nueve meses, casi un embarazo, estoy al frente de un medio público, un modesto medio público universitario, producimos contenidos y abrimos el medio para que otros lo hagan.
Tratamos de ser un medio plural, incluyente, crítico, pero, no nos hagamos pendejos, todo tiene una tendencia, lo que se dice y lo que se calla.
Yo seguramente pagaré en el purgatorio todo lo que hemos callado como medio universitario o lo que, quizá, hemos inventado.
El problema no es lo que haya fantaseado o en lo que haya errado Televisa. El problema es nosotros y nosotras qué chingá vamos a hacer.
Dejemos de chillar como ciudadanías mediocres y tomemos la alternativa.
Conscientes como Machado que “Se miente más de la cuenta, por falta de fantasía, también la verdad se inventa”.
*Director de Radio Universidad de Oaxaca