+ Doña Agripina Maldonado sufre la cruda neglicencia médica. Tres veces han pospuesto su operación de cadera.
OAXACA, OAX, septiembre 30.- Ayer fue la tercera ocasión en que fingieron subirla a quirófano para operarla, y tras una insostenible explicación a sus familiares, la regresaron a la cama 104 del Hospital No. 1 Demetrio Mayoral Pardo.
La anciana Agripina Maldonado sobrevive, a pesar de que el IMSS de Oaxaca hace lo posible por que le suceda lo contrario. Su cuerpo delgado está llagado y con daños después de 20 días sin atención en el área de Traumatología del IMSS de la ciudad de Oaxaca.
La señora resiente la cruda negligencia médica. Ayer fue la tercera ocasión en que fingieron subirla a quirófano para operarla de su fractura de cadera, y tras una insostenible explicación a sus familiares, la regresaron a la cama 104 del Hospital No. 1 Demetrio Mayoral Pardo.
Las tres veces que posponen su operación, son realmente pocas, debido a esta fama de la práctica de los médicos del Seguro Social, posponer y posponer la atención. Si el paciente no aguanta, menos trabajo para ellos.
¿Dónde está el médico Juan Pablo Matadamas Ortiz para reprender a otros negligentes? ¿Dónde su lenguaje florido como contra ese otro mercenario de la medicina, Benjamín Homero Mayoral? Sin influencias, nadie del Seguro Social se ocupa de la señora, nadie pasa a su cama a revisar su estado de salud ni dejan indicaciones.
El Jefe de Servicios Médicos del IMSS de Oaxaca, Matadamas, sólo pelearía con sus insensibles médicos, si el enfermo fuera influyente. Por ello el responsable de esa área de Traumatología, médico Jorge Hernández, puede estar tranquilo por ahora, sólo desatienden a un ser humano más, no a alguien que los pudiera poner en aprietos.
Junto a la hipertensión arterial, conocido como el asesino silencioso, porque no presenta síntomas, también figura el IMSS como portador de ese adjetivo. Habría que ver los casos y estadísticas de este personal. Muchas veces se excusan con que no hay materiales, que no les surten, o que el quirófano está averiado o que los instrumentos no fueron desinfectados, o que ya no les da tiempo porque les salió mucho trabajo, pero que ni siquiera pasen a las camas de los pacientes para revisar su estado, ni escribir indicaciones en su bitácora, ¿con qué pretexto lo justifican?
¡Ah!, pero si les pagaran sus servicios en sus consultorios y clínicas particulares, ahí si mostrarían celeridad. Unos 30 o 50 mil pesos que como la gente humilde no puede pagarles, ¡que se jodan! Para el IMSS y estos médicos el juramento de Hipócrates apenas es un mal chiste.