A los medios de comunicación
A las y los defensores de derechos humanos
A la Sección XXII del SNTE
Al pueblo en general
El Estado mexicano a las y los periodistas, a las y los defensores de Derechos Humanos, nos prefiere muertos.
Este 16 de octubre se cumplen 4 años de que, otra vez, he burlado a la muerte. Lo digo con toda seriedad, ha sido otra vez.
Cuando el Estado no puede echar mano directamente de la policía y el ejército, utiliza a los grupos paramilitares para eliminar a quienes consideran un estorbo a sus planes de dominación; en el caso de México, regularmente son narco paramilitares; así, no es raro que el pago sea una diputación o la promesa de un partido político a los cárteles de la droga.
No es extraño que las acciones paramilitares y de clara colaboración, voluntaria o involuntaria con el Estado, se amparen en un discurso de izquierda, democrático o popular, redundancias incluidas. Lo peor es que, tendenciosamente, también se autodenominen revolucionarios.
Corría el año 2003 cuando conocimos la amarga experiencia de saber que, además de los caciques regionales, este tipo de grupos paramilitares pretendían ejecutar una sentencia de muerte en mi contra. Gobernaba el Estado José Murat Casab y en la región de los Loxicha las ejecuciones extrajudiciales coronaban una espiral de violencia para posicionar al priismo caciquil.
Tres años después, en el año 2006, cuando el movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, los choques contra la fanfarronería por su pasado político militar se hicieron más que evidentes.
Después del descalabro social y, cual Caballo de Troya, ocultando su fascismo en un discurso seudo izquierdista, el diodorismo nuevamente se hizo con el poder en las elecciones de 2010 en Oaxaca. Arrastró organizaciones sociales y personalidades que encontraron la oportunidad para satisfacer sus intereses personales o de grupo.
La limpieza social sistemática y selectiva se incrementó y en nuestro caso, desde la Coordinación de Derechos Humanos del Ejecutivo, se desmontaron todos nuestros esfuerzos para lograr la libertad de los Presos Políticos y de Conciencia de la Región Loxicha, un puesto en la estructura policial a nivel nacional fue su recompensa.
Frente al estado, nuestra constantes actividades y denuncias públicas, imposibilitaron que nuevamente se me fabricaran expedientes judiciales, dando paso así a la liberación de la orden de ejecución, tenía que ser un castigo ejemplar, de tal modo que decidieron que fuera con toda la familia.
Así como el estado trasciende administraciones, su acción depredadora y paramilitar trasciende fronteras, en el año 2005, el grupo paramilitar autodenominado Comando Popular Revolucionario “La Patria es Primero” juzgó, dictó sentencia y ejecutó a Miguel Ángel Mesino Mesino en el estado de Guerrero.
El 19 de octubre de 2013, tres días después de que nosotros escapamos a una muerte segura, en lo que no deja de tener visos de una acción coordinada, fue asesinada Rocío Mesino Mesino en el estado de Guerrero.
He gastado una vida, me quedan trece…
Juan Sosa Maldonado
UE, 15 de octubre de 201
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