LIBROS DE AYER Y HOY
Soñé que el río me hablaba, cantaron los Chalchaleros al rio de Atahualpa Yupanqui durante una larga época.
¿Hablará el río Sonora para desmentir al titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Rafael Pacchiano, que ha presentado cuentas alegres sobre el destino de ese importante caudal? No hay que olvidar que en agosto de 2014, el río Sonora que surte de agua a siete municipios sonorenses, uno de ellos la antigua capital Ures y atraviesa -con su cauce seco-, la actual capital Hermosillo, fue contaminado con el derrame que hizo la empresa Buenavista de Cobre del Grupo México, cuyo dueño es Germán Larrea.
Cuarenta mil metros cúbicos de sulfato de cobre mezclado con ácido sulfúrico y otros metales pesados, contaminaron más de 190 kilómetros de las tierras ribereñas.
El secretario señaló en su comparecencia del pasado 8 de noviembre en la comisión especial de la cámara de diputados, que se ha avanzado mucho en la recuperación del río, pero hace apenas tres meses los integrantes de la organización Cuenca de Río Sonora, otros grupos y expertos, señalaron que la contaminación del río sigue y que las promesas que se hicieron no se han cumplido.
Un caso muy curioso y que lo estamos viendo en la forma como se diluyen las promesas relacionadas con los sismos, se da acerca de las plantas tratadoras del agua, prometidas.
Originalmente, de acuerdo al fideicomiso que creó el Grupo México y que se extinguió el 7 de febrero pasado, se había hablado de 36, el número se bajó a 27 ( en algunos informes se habla de 38 y 28) y la gobernadora Claudia Pavlovich que no desaprovecha ocasión para recordar que el caso ocurrió en la gestión del panista Guillermo Padrés, disminuyó el número a 9.
Pero ya desde agosto se hablaba solo de la instalación de una y en la comparecencia de Pacchiano éste se refirió a 8 plantas y a la puesta en funcionamiento de una, ¡ más de tres años después! La diputada de Morena Patricia Aceves insistió en que -de un número tan alto prometido-, solo se ha instalado esa “una”.
La organización Cuenca sostiene que un juez ha dictaminado que algunas partes de la corriente siguen contaminadas y en el reporte de los monitoreos de Conagua se reconoce que hay altos niveles de zinc, plomo y arsénico en algunos tramos del río ¿Para qué, entonces, las cuentas alegres del funcionario, cuando lo grave, lo que está en juego es la salud actual y futura de una población de más de 200 mil personas? A esa calamidad y en otro sitio, pero ligado a la contaminación, se suma la discusión que se ha vuelto a abrir en torno a la planta de termovalorización que se quiere instalar en la capital y que según reportes de Greenpeace y 40 organizaciones y personalidades científicas e intelectuales, representa un aumento en la contaminación de la CDMX, en este caso con sustancias pesadas y peligrosas.
Así lo escribimos aquí en mayo pasado, cuando dichas organizaciones y personalidades salieron a exigir que no se firmara el contrato con la empresa Veolia que ya tiene muchas demandas en otros países, pero el gobierno de la ciudad no ha hecho caso.
El jefe, Miguel Ángel Mancera, anunció el pasado septiembre la instalación de esa planta que procesará cuatro mil quinientas toneladas de basura diarias en El Bordo poniente, para alimentar con energía las líneas del metro.
El organismo ambientalista Greenpeace ha exhibido las contradicciones que existen en el contrato, además de advertir sobre la peligrosidad de la incineración en una ciudad de por si contaminada.
El también organismo ambientalista Fronteras Comunes informó en una rueda de prensa el pasado 8 de este mes, sobre las contradicciones y peligros de la planta y recalcó el endeudamiento que asumiremos los capitalinos -12 mil millones de pesos-, solo para que una empresa de trayectoria cuestionada como es la francesa Veolia, gane alrededor de 90 mil millones de pesos en 33 años, con los intereses que cobrará, aparte del costo de la planta.
Eso será pagado con los excedentes de los recursos federales, que se está exigiendo que mejor se inviertan en la reconstrucción.
En la Asamblea Legislativa ya se dio un enfrentamiento entre Morena y los partidos aliados – PAN, PRI, PVEM y sus adláteres-, que están por la aprobación de la planta El jefe de gobierno niega lo sostenido por las organizaciones ambientalistas e insiste en imponer la planta.
Nos esta imponiendo con ello, una carga económica enorme y una ciudad cubierta de cenizas. Así se van enturbiando con el accionar humano, las ciudades, los ríos…Tu que puedes vuélvete, exclamaba el río de Héctor Roberto Chavero, el famoso Atahualpa Yupanqui, nombre que tomó del último soberano inca, el quechua peruano del mismo nombre.
La poesía que emana de las canciones, forma libros hablados que como en aquellas veredas de antaño, desgranaban los trovadores.
La Academia del Nobel lo reconoció el año pasado. Yupanqui, el argentino, nutrió con sus canciones por largas épocas a los Chalchaleros, cumbre de la canción folclórica por décadas. Más de 20 álbumes dejó con su poesía convertida en música y Tu que puedes vuélvete, expresa el clamor de un triste río que pide con “voz de nieve cumbreña” el regreso al lugar de origen; el anhelo de estancarse plácido en forma de laguna en cada comunidad, para gozar del silbo matinal y también del gusto de su gente.
Sueños bucólicos, inhibidos tal vez para siempre, como está sucediendo con el río Sonora por la contaminación.
He aquí unos trocitos de esa nostálgica canción:
Soñé que el río me hablaba
con voz de nieve cumbreña
y dulce, me recordaba
las cosas de mi querencia
Tu que puedes vuélvete
me dijo el río llorando
los cerros que tanto quieres
-me dijo-
allá te están esperando
Es cosa triste ser río
quien pudiera ser laguna
oír el silbo en el junco
cuando lo besa la luna