+ Pocos son los católicos que dan testimonio de entrega y generosidad, admite el sacerdote Alejandro Rodríguez Gonzalez, del Sagrario Metropolitano
OAXACA, OAX., enero 13.- En la celebración—ayer domingo—del bautismo de Jesucristo, hoy tristemente el bautismo ha perdido su fuerza, lo hemos reducido a un espectáculo social, cuando es un regalo de Dios que nos fue dado cuando éramos pequeños, dijo el párroco del Sagrario Metropolitano, Alejandro Rodríguez González.
Jesucristo, a quien apodaban Nazareno, después de bautizado—según el evangelio de Marcos—fue llevado al desierto, que era un lugar de prueba y tentación, de malos espíritus.
Cuantos de nosotros hemos sido llevados al desierto de nuestra existencia, donde muchas veces como el crisol de nuestra fe, se tiene que purificar, es ahí donde muchas veces el mundo nos ha ganado; habemos muchos bautizados y son muy poquitos los cristianos que nos dan testimonio de su entrega y generosidad, dijo en su homilía, al oficiar la misa del medio día en el templo de Catedral, el sacerdote Alejandro.
Recordó que cuando nos bautizaron, nos pusieron agua y un poquito de aceite, llamado crisma y tuvimos unos padrinos a los que se olvidó su compromiso de explicarnos lo que habían recibido y comprometido con nosotros, para enseñárnoslo.
Nunca nos llamaron ni nos sentaron en su pierna y ningún padrino dijo: soy tu padre espiritual y guía que te va mostrando el camino que ellos han caminado.
A nuestros padres—dijo el sacerdote—se les olvido lo que tenían que enseñarnos del bautismo; en los primeros siglos, habían quienes se tardaban 10 años o mas y hoy tristemente vemos a católicos que rehuyen a 3 pláticas de fin semana.
Nuestro bautismo se redujo a un acontecimiento social, sin una profundidad, sin un horizonte como el que Cristo nos muestra, hoy Cristo se manifiesta, inició su vida pública, es la puerta que le abrió esa manifestación. Se nos olvidó que fuimos bautizados y tenemos que mirar al otro, aun cuando se equivoque como hermano.
El aroma de crisma en familias, tenemos que hacer que huela, que no se pierda el gesto de oler la cabecita del niño, ese aroma necesita esta sociedad que se nos desquebraja y tanta falta nos sigue haciendo, afirmó el párroco del Sagrario Metropolitano.
Llamó a los asistentes a la misa, a gozar, disfrutar y vivir en su casa como bautizados y de hoy en adelante—dijo—cuando conozcan a alguien que va a bautizar, explíquenles lo que esto significa, díganles que no es necesario tener 10 madrinas, ni es necesario tampoco hacer una gran fiesta o una gran comida, basta traer la fe en tu corazón.
Terminó diciendo que esa alegría que llevemos a nuestra casa, haga gozar a todos, como Cristo gozó de su bautismo.