Me entero, por las redes sociales, del fallecimiento de Nacho Trelles.
Don Nacho dirigió a la Máquina Celeste cuando yo era un chamaco. Y, chamaco al fin, me entusiasmaba con ese equipazo de ensueño.
Por aquellos años, la Máquina era una escuadra invencible. Pero ya se vislumbraban las cruzazuleadas.
Un domingo de los años ochenta, me preparaba para ver la gran final Pumas contra Cruz Azul.
Inspirado en el Mundial de Argentina 78, había preparado unos papeles de cuadritos arrancados de mi libreta, para cuando viniera el momento de festejar, saliera al patio de mi casa a aventar a los cielos mis papeles de cuadritos.
Ese momento nunca llegó. Al Cruz Azul le metieron cuatro pepinos. Comandados por Hugo Sánchez y Evanivaldo Castro Cabinho, los Pumas le pusieron un baile de pesadilla a los pupilos de don Nacho Trelles.
Esa derrota me dolió hasta el tuétano. Pienso que también don Nacho se llevó ese dolor a la tumba.
Ni modo don Nacho, seguramente para la otra vuelta seremos campeones.
*Director de Radio Universidad de Oaxaca (UABJO).