Que nadie nos robe este momento. La pandemia, entre sus cosas positivas, hizo que todos, y todas por supuesto, nos convirtiéramos en estrellas.
Vivimos un momento estelar de nosotros mismos. Videos, charlas y conferencias grabadas, imágenes de nuestra vida cotidiana, rutinas de ejercicios, lectura de poemas, zumba, clases de canto.
Todo esto y más es nuestra aportación al mundo. Yo mismo hice mi video para compartirlo en mi historia, invitando a leer un post que, según yo, me quedó chingón.
Mailob lo vio y dijo: mira aquél, ahora él sólo se promociona. En fin, yo brindo porque nadie nos robe este momento. Pero ojo, tenemos que esforzarnos por hacer bien las cosas, o masomenos bien.
Ayer escuchaba una conferencia de expertos sobre enfoque de género y el cierre espectacular de uno de ellos fue: tenemos que respetar a las mujeres porque nosotros venimos de una mujer. Oigan, si así vamos a utilizar tanta tecnología, sin creatividad, sin profundidad, citando lugares comunes, por favor mejor donemos nuestros datos a quienes necesitan. Bueno, es una humilde sugerencia.
A fin de cuentas, es nuestro momento estelar.
Mientras estemos vivos, si sobrevivimos, no vamos a volver a tener un momento como el de ahora, tan desafiante, tan provocador, tan intenso, tan deliciosamente real, tan de todo.
Parafraseo a José Emilio Pacheco: el terror y la maravilla de este momento es que nunca antes fue y nunca jamás volverá a ser. Quizá por ello no nos agarra, así se dice, no nos agarra el sueño a buena hora, porque queremos vivir cada momento, desde el encierro y-o saliendo de a pocos, pellizcando los huevos al diablo, o a la muerte.
Quizá por ello también hemos llorado o reído en silencio. Una mujer de casi sesenta años nos dijo ayer: yo ya dejé todo listo, qué chinga, si me muero que me quemen y que nadie se acerque, total ya muerta una ni siente.
Todos nos estamos preparando para las dos cosas que nos depare el destino: vivir o morir.
Pedro Casaldáliga lo diría más bellamente: No hay alternativa hermanos, vivos o resucitados. Hoy somos testigos y hacedores de la historia. Hoy vivimos para contarla, mañana no sabemos. Hoy vivimos intensamente el hoy.
La lección más importante de la pandemia es, quizá, esta: pensemos, actuemos y celebremos cada momento, como si en realidad estuviéramos vivos. Amén!
*Director de Radio Universidad de Oaxaca (UABJO).