LIBROS DE AYER Y HOY
Una libertad que es de todos, la de expresión, está plenamente signada en nuestras normas supremas.
El 5 de febrero se cumplirán 164 y 104 años respectivamente, de la promulgación de nuestras dos grandes constituciones.
La primera, de 1857, entró en vigor el once marzo de ese año y la segunda el primero de mayo de 1917.
Los muchos avatares de las dos cartas magnas se han escrito a lo largo de esos siglos y años y hay un tema que se yergue como excepcional en este momento porque toca no solo cuestiones jurídicas fundamentales, sino porque se inscribe en los derechos que se derivan de la propia existencia humana: pensar y hablar.
Las constituciones, como las mencionadas, han tratado de abrir el espacio más amplio para el ejercicio de ese tipo de libertad, la de expresión, y hay leyes secundarias en México muy precarias, que se enfrentan de pronto con otro elemento fundamental: el tercero ante el ejercicio de esa libertad.
Aunque también aparece en muchas de las libertades individuales y los derechos humanos, en este provoca obstáculos porque lo esencial en el ser humano es expresarse ¿Como hacerlo sin lastimar los derechos de los demás? Las famosa frase de los gobernantes que sostienen, algunas veces en forma demagógica, que es preferible el libertinaje a cancelar la libertad de expresión, se encuentra de pronto, que esa libertad no solo afecta derechos externos personales, sino derechos sociales, políticos en los que ha habido una expresión popular y valores que afectan a la sociedad en su conjunto. Veamos:
¿SE AFECTA CONTRA LA SALUD PÚBLICA CUANDO SE COMBATE LA VACUNACIÓN?
La campaña que utilizaron grupos opositores con la panista Lily Tellez a la cabeza, para pedir que no se aplicara la vacuna Sputnik V, cuando la representación estatal ya la había contratado, fue calificada por muchos como parte de la libertad de expresión.
La posible afectación de personas que hubieran aceptado esa incitación, incluyendo otras vacunas, ¿sería tipificada como homicidio o lesiones con agravantes? Las expresiones de personas que desearon la muerte de varias maneras en redes y otro tipo de medios, al presidente AMLO afectado de Covid-19, ¿implica un delito en grado de tentativa? Las fake news y agresiones directas al propio presidente y a otros funcionarios públicos con expresiones degradantes, ¿entra en el derecho a resarcimiento moral de parte de los afectados? Los ejemplos son muchos y si esa situación se hubiera dado en contrario ¿implicaría incitación al delito, la tipificación ya del delito mismo o una simple difamación que ha sido cancelada de las leyes? En casos extremos en un rompimiento social o en tiempos guerra, esas situaciones rebasan el derecho, pero México no está en esas circunstancias.
Hay diferencias entre sectores por cuestiones de todos sabido, por la pérdida del poder, agraviadas por un proceso electoral, pero el derecho está vigente y la norma que se celebrará en estos días tiene a la orden todos sus 136 artículos, sobre todo los que se refieren a las garantías individuales y los derechos humanos.
Solo falta recordar, que respecto a ellos, está ese otro frente a nosotros, el tercero, que es tan valioso como los propios enunciados, porque entra dentro y es parte de ellos.
FRANCISCO ZARCO EL ADALID DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DE PRENSA
Por décadas, en el uso de las libertades, se usó el término libertad de prensa, porque muchos de los que acuñaron el término fueron periodistas.
El derecho a ejercerla la miraban desde la perspectiva del que escribe.
La ratificación de las constituciones sobre las garantías individuales y derechos humanos puntualiza que dichos atributos son de todos y que tan libre derecho a expresarse tiene un ciudadano común, un funcionario público (aunque muchos sin probarlo por absurdo que es, lo nieguen), y periodistas.
La soberbia de medios que se ha apoderado de ese concepto como si fuera exclusivo, hace urgente ratificarlo como un derecho general que tiene como todas las libertades sus limitaciones, entre otras el derecho de los demás.
Francisco Zarco, periodista, político, legislador, poeta y escritor, se refirió a la libertad de expresión como libertad de prensa y dentro de sus muchos conceptos emitidos, sostuvo que “deseo defender a la libertad de prensa como la más precisa de las garantías del ciudadano y sin la que son mentiras cualquiera de otras libertades y derechos”.
Si se analiza bien el párrafo y otros similares que son famosos expresados sobre todo cuando fue legislador constituyente en la Constitución de 1857, él habla de la libertad de prensa como garantía de ciudadanos, pero no todos los ciudadanos son periodistas, por lo tanto él se refería a la libertad de expresión que está imbíbita en la libertad de prensa.
Diputado por Durango donde nació en diciembre de 1829, fue el redactor principal del proyecto de la Constitución de 1857, donde volcó principios fundamentales como los referentes al ejercicio de la soberanía y el derecho del pueblo a cambiar su forma de gobierno.
Su nombre está inscrito en la Cámara de Diputados y su obra ha sido recogida en más de 20 volúmenes en los que destacan sus muchos artículos periodísticos.
El escritor y periodista René Avilés Fabila hizo una recopilación de 78 trabajos y José Woldenberg escribió Francisco Zarco Selección y estudio preliminar.
Extranjeros y propios han investigado sobre su amplia obra en prosa, aunque su literatura en poemas y relatos fue breve.
Y uno de los libros que lo representan mejor es Historia del Congreso Extraordinario Constituyente 1856-57 muchas veces publicado (Editorial Porrúa, Colegio de México 1956, Alicante. Biblioteca digital).
Fue el cronista principal no solo de ese congreso sino de cuestiones políticas y de costumbres que pasaron por su vida mientras fue oficial mayor de la Secretaria de Relaciones Exteriores.
Uno de sus aportes fue el de proponer el salario mínimo. Como un homenaje permanente a esos aportes sobre una libertad que es de todos y no de un sector, comunicadores, escritores. políticos, organismos sociales y ciudadanos comunes, se reúnen el 30 de mayo fecha en que fue asesinado el gran periodista Manuel Buendía, a rendirle pleitesía en la placita Zarco en Reforma.
Hizo tantas cosas este hombre singular, pese a su corta vida. Su muerte prematura a los 40 años, fue en diciembre de 1869.