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Eduardo Ibarra

El “ajuste de cuentas” y el “ojalá” de Córdova

Utopía

Seguramente es difícil desempeñar el papel de árbitro electoral. Sobre todo cuando las reglas del juego fueron establecidas y la mayoría política de la actualidad era minoría por lo menos en términos formales, como producto de un presunto fraude que ahora documenta el flujo de recursos públicos y empresariales de México y el extranjero (Odebrecht), y que el Consejo General del Instituto Nacional Electoral –del que formaba parte Lorenzo Córdova– y los magistrados del Tribunal Electoral no registraron nada de parte del candidato presidencial Enrique Peña y el “nuevo” Partido Revolucionario Institucional, pues decidieron voltear hacia otro lado y amonestar a Morena, el denunciante.

Y hoy aquella “minoría” es una mayoría confirmada en las urnas y por todas las encuestas, incluida la del faccioso Reforma y su dueño Alejandro Junco de la Vega, que le asigna al presidente Andrés Manuel 63% de respaldo ciudadano, 2% más que en diciembre pasado.

Todavía recuerdo a la distinguida priista de Coyoacán, progresista y hasta crítica de Peña sólo en privado, alegar que “todos los partidos rebasaron” los límites en los gastos de campaña. Sólo que el entonces muy vigoroso PRIAN tenía a su servicio el erario y, por ello, disponía de muchísimos más recursos, como lo prueba la Fiscalía General de la República.

Más difícil es cuando Córdova Vianello continúa obsesionado en confrontarse con el presidente Andrés Manuel, incluso por el monto de su sueldo –el jefe de su oficina gana más que López Obrador, según varios medios–, en tanto que consejero presidente, como si esto fuera la quinta esencia de la autonomía del INE, y Ciro Murayama no sólo le hace segunda sino lo lanza con entusiasmo al ruedo.

El dueto juega con fuego y lo sabe bien, pero a ninguno de los actores políticos y menos al gobierno de AMLO le conviene llegar al 6 de junio con un árbitro desgastado, sin credibilidad.

Por supuesto que no faltan los que desde ahora piden la cabeza de los consejeros, como el rijoso de Félix Salgado que los amenazó con buscarlos en sus casas y aun impedir los comicios guerrerenses si su nombre no figuraba en la boleta, amenaza que quedó en desplante porque aparecerá el de Evelyn Salgado con todo lo que implica para una república que ya padeció la sucesión dinástica en las gubernaturas de Coahuila con los hermanos Moreira, del PRI; en Puebla con el matrimonio de los panistas Rafael Moreno Valle y Érika Alonso y la sucesión que preparaba el PAN en Tamaulipas entre dos García Cabeza de Vaca. No olvidemos el proyecto de hacer de Marta Sahagún candidata presidencial en el gobierno de Vicente Fox, con la asesoría de María Amparo Casar.

El hecho es que Córdova Vianello aseguró que cuando “azotan fuertes vientos contra las instituciones electorales es preocupante que haya planteamientos que ven en una reforma electoral una especie de ajuste de cuentas (sic). Por supuesto que las reglas son perfectibles, se pueden y deben revisar, pero ojalá que eso ocurra con el máximo consenso y como resultado de un análisis prudente, objetivo e informado”.

No es recomendable que Lorenzo Córdova se desenvuelva en el terreno del ojalá –Alá quiera–, de los deseos, porque como autoridad electoral él y los consejeros están obligados a jugar un papel bastante propositivo en la presunta reformulación de la legislación electoral, tanto en el debate como en la elaboración de propuestas, como expertos que son y deben demostrarlo.


Eduardo Ibarra Aguirre

Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).

Colaborador desde el 12 de abril de 2021.


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