Libros de ayer y hoy
Treinta y seis mil mujeres contendrán en las próximas elecciones del 6 de junio. Se elegirán 21 mil puestos, pero la cifra de mujeres quedó chica para 10 partidos en consigna. Lo cual significa que la famosa paridad de género no se cumplió. Pero aparte, la cizaña se enfoca a las candidatas que repuntan con ánimo de aniquilarlas con palabras. El misogismo se confunde con el odio hacia quien puede arrasar en los comicios.
Ese misogismo se desgranó en contra de la candidata a gobernadora por Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, la llamada Torita. Una joven talentosa, con estudios universitarios, es abogada e hizo trabajo público en varios sectores y sexenios que no satisfacen a los que quieren hacerla víctima de sus inquinas. Resucitan el membrete de Juanita avalado en su momento en elecciones por quienes lo ven, ahora, como un menosprecio a la mujer.
La historia de lo que ocurrió en ese estado sureño, se desvaneció para una derecha que quiere socavar a toda costa los comicios. Las irregularidades del INE, el señalamiento ilegal de culpabilidad contra Félix Salgado Macedonio cuando no hay ninguna sentencia en su contra, son cosas que repiten algunos medios en los que la veracidad no es precisamente su designio. Los traiciona su propio odio.
La era de las mujeres avizora nuevo panorama ¿Habrá cambios?
En la jornada del 6 de junio, inédita en la historia electoral de este país, se elegirán 500 puestos federales, 19 mil 915 de carácter local, más 15 gubernaturas, 30 congresos locales y mil 900 ayuntamientos y juntas municipales.
En estas cifras apabullantes muchas mujeres irrumpirán en la escena política de México desde muchas posiciones y perspectivas. Ha habido mujeres, pocas, desde hace tiempo, pero en esta masividad, se demostrará si la visión política femenina es diversa a la que ha predominado en el país o solo se reproducirán los esquemas de sus gobiernos y partidos.
Eso se demostró durante sexenios, con las mujeres que gobernaron por el PRI, con las mismas formas de comportamiento, la misma calca de las decisiones masculinas. Desde aquella época en la que se anunció la primera gobernadora, en la poetisa Griselda Álvarez y las dos senadoras que causaron impacto María Lavalle Urbina y Alicia Arellano recién fallecida, han desfilado otras féminas con criterios muy similares, que tenían como fin la prevalencia de su sistema.
Lo vimos en los gobiernos de Beatriz Paredes, Dulce María Sauri y ahora Claudia Pavlovich. En el PRD estuvo el caso de Amalia García a la que se acusó de haber favorecido con puestos y bienes a sus parientes. Al poco tiempo su hija era legisladora, como ahora lo son hijas y parientes de ex gobernadores y funcionarios. Como una especie de herencia.
Por siglos se negó a las mujeres ¿Afecta al hombre su salida?
La historia de México se nutre de pocas mujeres. Aquellas que tuvieron una faceta brillante y comprometida, la Malintzin, Sor Juana, doña Leona, doña Josefa, doña Margarita Maza, entre otras que son recalcadas como protagonistas en las etapas que vivió el país.
Si nos metemos a la Revolución, los nombres son importantes aunque secundarios y ya en la era institucionalizada, todos los presidentes fueron hombres y sus propios gabinetes relucían solo con mujeres de apoyo en oficinas.
Los cambios que se dieron son como episodios dolorosos, que los señores sufrieron por abrir la puerta, el voto, los puestos precarios, algunas concesiones políticas. En ese recorrido que uno hace para no olvidar lo elemental de la filosofía, releí el otro día El Manual de filosofía de Francisco J. Perea (Diana 1994) y no encontré ninguna mujer desde Tales de Mileto hasta fechas recientes.
Los señores Pitágoras, Heráclito, Parménides, Sócrates, Platón, Aristóteles y otros que se les sumaron, nunca se preocuparon por meter en sus disquisiciones como protagonistas de su materia, a las mujeres. Pero les pasó como aquella anécdota del Club inglés de los Martes en la que destacados autores de la novela negra, Christie, Sayers, Chesterton, et al, se reunieron en un yate para comentar su disciplina.
La negativa fue no mencionar para nada lo chino, cuyos personajes predominaban en ese tiempo. Estuvieron algunos días comiendo los manjares que les hacían desde la cocina. Y al terminar el recorrido descubrieron que el cocinero que les daba viandas, ¡era un chino!
Los filósofos griegos y los que los siguieron por los siglos, aunque soslayaron lo femenino, tuvieron que echar mano del concepto. Y que concepto más grande que la sabiduría y la propia filosofía, la mayéutica, la política, la academia y el concepto vital de todos ellos: el alma y desde luego en sus orígenes y recuerdos, la madre, si es que tan altos señores la tenían.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.