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Teresa Gil

Cuomo, Vargas, Toledo, mil formas de caer al precipicio

Libros de ayer y hoy

Eran viejas formas, “hay cambios generacionales”, dijo el renunciante Andrew Cuomo, al dejar la gubernatura en Nueva York en manos de una mujer, Kathy Hochul, vicegobernadora que lo sustituirá, quien sostiene que fue lo mejor que pudo haber hecho.

Las viejas formas, de acuerdo a los conceptos del que fue considerado la estrella de su partido Demócrata, le permitieron apapachar mujeres, tocarlas y presionarlas para seguir más allá, si estaban sobre todo a su disposición jerárquica.

Gran coincidencia de viejos lobos, porque eso mismo repitió varias veces el también defenestrado tenor Plácido Domingo, cuando se refirió a hechos de varias décadas atrás. Entonces, con esa concepción, era permitido el acoso, la presión y en muchos casos la agresión sexual,  por la costumbre predominante del machismo y que las mujeres tenían que avalar y sumarse a esas normas. 

Pero los cambios generacionales aludidos no son promisorios, si vemos el número de niñas violadas, de mujeres agredidas y denuncias de acoso, aumentadas por  la pandemia. Las leyes se retuercen con abogados y jueces cómplices y hasta ahora, el caso de Domingo, mencionado,  no ha sido sujeto de sanción pese a las muchas denuncias y anda muy girito promoviendo conciertos en países tolerantes que lo apoyan. Aunque hay leyes más estrictas en el país del norte, Cuomo ya anuncia que se va a defender. 

Vargas y el poder judicial, la representación del hundimiento

Todas las noches, todas las mañanas, “alguien nace para el dulce gozo, mientras otros se hunden en la noche eterna”. Eso lo escribió el poeta y pintor inglés William Blake, el artista total, según The Guardian.

Como metáfora podemos aplicar ese paso eterno a la caída estrepitosa de muchas personas que tuvieron puestos fundamentales. El caso del ex presidente del TEPJF, José Luis Vargas, que tuvo en sus manos el poder de dar y quitar puestos y opciones, y quien ahora está también defenestrado y colocado en la picota de la ley.

Los que se quedaron enclaustrados en la protección del tribunal, son sujetos ya de la opinión pública. La larga sombra se extiende por ese poder y pone en entredicho la justicia, pese a buen número de jueces honestos. Y así vamos sumando personajes del ayer cercano,  Emilio Lozoya por ejemplo, la Chayo Robles, los ex gobernadores Duarte, uno en la cárcel y el otro evadido, Toledo escapado a Chile y Huerta ya en el desafuero y Cabeza de Vaca  pendiendo de un hilo. Y los evadidos aparentes (porque todo sigue abierto) de la consulta popular, que aunque se burlaban, como Fox, si pasan noches largas en la incertidumbre.  

Blake, el artista total, defensor de la justicia y el respeto a la mujer

Caso único en la historia del arte, William Blake está considerado el iniciador del feminismo. No sé si las feministas estarán de acuerdo, pero su profunda biografía  ha enumerado los hechos de su vida, siempre a favor de la igualdad, de la justicia y de los derechos de las mujeres.

Lo he vuelto a recordar en estas crónicas porque se trata el tema de la agresión sexual y la justicia y él es uno de los pioneros de esa lucha.  A despecho de la grandeza de su poeta y dramaturgo William Shakespeare, este hombre de siglo y medio después, lo rebasaba en actividades que realizó y que siempre estuvieron vinculadas entre sí; su pintura por ejemplo, en la que se señala  la influencia de Durero, Miguel Ángel y Rafael. Él a su vez ejerció cierta influencia en las primeras etapas de Picasso y Dalí.

Blake fue poeta, pintor, coleccionista, grabador, ilustrador, filósofo, tipógrafo, artista gráfico e impresor. Inglaterra lo celebra. Su lucha más insistente fue para defender la igualdad de las mujeres y generoso pensó que podría ayudar a aquellos que han cometido crímenes por cuestiones sexuales.

Murió en 1827 y no quiso que en su tumba apareciera su nombre. Inglaterra buscó un lugar cercano para levantar una hermosa estatua, de este poeta cuya definición se centraba en el hecho de que la imaginación no es un estado. Es la vida misma.


Teresa de Jesús Gil Gálvez

Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.

Colaboradora desde enero de 2017.


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