Utopía
Llegó la hora de los “incondicionales” del presidente de México, de los “comisarios políticos” (Ricardo Raphael). Vienen “tiempos de endurecimiento” (Sergio Aguayo), como lo muestra la discusión sobre el presupuesto y el recorte presupuestal al INE; son algunas de las apresuradas conclusiones después de que López Obrador llamó a debatir sobre lo que encierra la boda, efectuada en Antigua, Guatemala, el pasado fin de semana.
A pregunta expresa sobre si tiene contemplado reintegrar a su gobierno a Nieto Castillo, formulada en Colima capital durante la mañanera, Andrés Manuel apuntó que “No descartamos esa posibilidad, pero tiene que pasar algún tiempo y tenemos que escuchar más a la gente sobre esto, que la gente opine. Se va a seguir analizando a partir de la opinión de todos. Luego vamos a poder tomar una decisión”.
Pero antes dejó claro que el ahora exdirector de la Unidad de Inteligencia Financiera “es íntegro, pero no toleramos extravagancias”; es un profesional recto, pero que no deben darse motivos a la oposición para atacar a la Cuarta Transformación”; “no habrá tolerancia a actos lujosos”, ya que el servidor público se debe desempeñar “en la justa medianía”. Y remató: “No podemos tolerar nada, porque imagínense, nuestros adversarios, los corruptos, que no quieren que se lleven a cabo las transformaciones estarían dale, y dale y dale, y dale con eso, queriendo quitarnos autoridad”.
Por lo visto estas consecuencias que están más que en el horizonte a la orden día, no importan al par de analistas, justo en la coyuntura del debate sobre la reforma constitucional en materia eléctrica y cuando la propuesta gubernamental ya cuenta con la simpatía de la mayoría de los ciudadanos, si nos atenemos a la muestra dada a conocer por Francisco Abundis, de Parametría, en Once Noticias.
La iniciativa presidencial eléctrica tiene como trasfondo el combate a la corrupción desde la raíz empresarial, mexicana y extranjera, principalmente española. Los beneficiarios de este enjambre de intereses plutocráticos a la sombra y protección del gobierno desde 1982, utilizarán cualquier error del equipo gobernante para desacreditarlo y restar apoyo ciudadano a las propuestas más trascendentes.
De allí la enérgica reacción presidencial –misma que ya matizó–, a las fallas en el abasto de medicamentos para niños con cáncer, sin duda existentes pero magnificadas por el oligopolio mediático, bien aceitado como está con recursos de los que controlaron la venta de fármacos durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña. La simple presencia de María Elena Morera y su “ONG” es suficiente porque en el sexenio del presunto genocida michoacano, fue una fiel empleada de Genaro García Luna.
Pasamos, por lo menos en el debate que más bien parece monólogo, con sus verdades a cuestas, de la “saga autoritaria” (Roger Bartra en su faceta neoliberal) y de la “dictadura plebiscitaria” (Enrique Krauze como Cantinflas), al “endurecimiento” y los “incondicionales”, al “tiempo de los duros” sólo porque Pablo Gómez sustituyó a Santiago Nieto. Todo para ser críticos, pero sin invertir la suficiente energía intelectual.
Los ejemplos del Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 y la extraordinaria partida presupuestal para el INE son malos y dados por Aguayo Quesada para apuntalar lo que no llega a ser tesis. Primero porque las oposiciones pretendían quitarle recursos a los proyectos estratégicos del sexenio y, segundo, debido a que Lorenzo Córdova y el Consejo General tienen dinero en fideicomisos.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.