Utopía
Fue al columnista y editor Miguel Ángel Granados Chapa al que le escuché varias veces afirmar, cito de memoria, que “los periodistas no estamos para hacer preguntas a los lectores sino para responderlas”. Hoy contradigo al maestro, al compañero.
Una de las críticas más frecuentes que se le hacen al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación hasta el punto de parecer una campaña de la oposición mediática, envuelta en papel y con moño de regalo como dizque análisis, consiste en presentarlo como subordinado a la Presidencia de la República.
A menos de un semestre de concluir su periodo como presidente de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura Federal, Saldívar Lelo de Larrea defendió abiertamente su buena relación con el presidente Andrés Manuel y reveló que “suman tres años ya que los críticos al mandatario pretendieron con su discurso utilizarme como un opositor del gobierno, so pretexto del Poder Judicial. Yo no caí en este truco, en esta celada, porque sería un error lamentable. Aquí están los resultados y la verdad es que se ha respetado al Poder Judicial.” (Gustavo Castillo y Eduardo Murillo, La Jornada, 16-VIII-22).
Los hechos y resultados para respaldar su aserto se pueden listar: cientos de sentencias de jueces de distrito, como nunca antes en la historia, en contra del gobierno. Jueces que en ciertos asuntos polémicos fallan en un sentido u otro. A ningún juez se le persigue. Y a pregunta expresa revira: “Pretender que yo defendiera a los jueces en la plaza pública sería no defenderlos, sería ponerlos en total vulnerabilidad”. Y concluye que AMLO “ha respetado la independencia y autonomía del Poder Judicial” que “está blindado y no ha sido afectado”.
El balance del ministro presidente es sumamente alentador y más allá del papel desempeñado por él, es deseable que le asista la razón por el bien de todos, cuando asegura sin matices: “Dejaremos un nuevo Poder Judicial federal. Logramos su transformación e hicimos un cambio importante en el combate a la corrupción. Impulsamos la paridad y la igualdad de género, consolidamos una defensoría pública con una efectividad y fuerza que no había tenido y establecimos una nueva carrera judicial, una nueva escuela judicial de excelencia”.
Ejemplifica con el hecho de que reconocer el derecho de las mujeres para interrumpir su embarazo es una decisión claramente liberal, progresista; “un fallo que incluso ha servido de ejemplo en el mundo y que nos colocó como una Corte de vanguardia”.
A pesar de lo anterior advierte que “siempre hay peligro de reversión y se debe estar atentos porque hay grupos antiderechos que tratan de disfrazarse de causas políticas para combatir a la Corte que les incomoda por su ideología liberal o progresista”.
En efecto, ninguna transformación es “de una vez por todas”, para siempre, son precisas actualizaciones para que los cambios se consoliden. Más aún cuando, a su juicio, dejará un nuevo Poder Judicial federal debido al cambio importante en el combate a la corrupción, el impulso a la paridad y la igualdad de género, la consolidación de la defensoría pública con una efectividad y fuerza sin precedente y una nueva escuela judicial de excelencia.
Y presenta puntos de la agenda para apuntalar la transformación judicial. Una reforma al ejercicio de la abogacía porque el Estado tendría que hacer una certificación y una revisión para que los abogados que actúan de manera asimétrica sean sancionados, suspendidos o incluso revocada su cédula profesional, pues de nada sirve reformar fiscalías y poderes judiciales si los abogados siguen actuando como por lo general lo hacen.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
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