Utopía
Cuando todavía el presidente en funciones de Brasil, Jair Bolsonaro, hacía lo imposible para evitar una definición propia sobre los desfavorables resultados de la jornada electoral, histórica en muchos sentidos, Luiz Inácio Lula da Silva fue declarado en forma oficial presidente electo de la principal economía latinoamericana y en tal condición charló por la vía telefónica con Andrés Manuel López Obrador.
La situación es o era hasta ese momento tan embarazosa políticamente que, a invitación expresa del presidente Andrés Manuel para que Lula visite México con motivo de la cumbre de la Alianza del Pacífico que integran además Chile, Colombia y Perú –con cuatro países en proceso de incorporación, cuatro más asociados y más de 40 países observadores–, que el brasileño ponderó: “El único problema, presidente, es revisar mi agenda, porque no sé qué sucederá aquí en Brasil, porque el presidente Bolsonaro, que ha perdido la elección, aún no se ha pronunciado. No sé si va a reconocer su derrota. Voy a aguantar un poco, pero sería para mí un enorme gusto visitarlos”.
Y la voz de la experiencia que dan cuatro fraudes electorales –dos en Tabasco para la gubernatura y dos presidenciales en 2006 y 2012 (con la compra de entre 3 y 4 millones de votos), según sus partidarios, el ejercicio del poder y la ventaja de observar los hechos desde la distancia, AMLO se atrevió a vaticinar lo siguiente:
“Yo creo que el presidente Bolsonaro va a aceptar la realidad y actuar de manera responsable, porque no sólo fue un triunfo, una elección legal, legítima. Es de conocimiento, de aceptación de todo el mundo. Esperemos que él se pronuncie y de todas formas ya está muy clara la diferencia, el triunfo de la voluntad del pueblo de Brasil (…) Eres Lula pueblo.”
Con todo y los muchos reconocimientos de jefes de Estado y de gobierno, incluido Estados Unidos, convinieron en sostener otra conversación vía telefónica, una vez que se conozca el desenlace poselectoral en Brasil y la postura de Bolsonaro, quien derrotado en la contienda presidencial constituye la principal fuerza en el Senado y conquistó su partido y aliados gubernaturas claves para el gigante suramericano y continental.
La integración de América Latina y el Caribe, el gran sueño bolivariano del que Lula es pionero, ocupó la atención de Obrador y Da Silva ya que dirigirán las dos economías y territorios más grandes del subcontinente y con las poblaciones más numerosos. Será un periodo de profundización en las relaciones entre Brasil y México, así como una oportunidad para que jueguen un papel fundamental en la integración latinoamericana.
Lula da Silva lo explicó así: “Estoy feliz que ahora puedo encontrarlo a usted como presidente de México y profundizar la relación entre México y Brasil y el rol importante (de ambos) en la integración de América Latina”.
El compañero, amigo, hermano, como lo llamó AMLO, fue generoso con su interlocutor y resaltó su trabajo como mandatario azteca. “Su presidencia es un éxito extraordinario en México. Y su experiencia nos puede ayudar mucho a que logremos hacerlo mejor de lo que hemos hecho ya una vez”, que en verdad fueron dos mandatos presidenciales (2003-2011) de cuatro años cada uno y el segundo lo terminó Lula con 80 por ciento de aprobación ciudadana. Y resaltó también la cercanía entre el pueblo y López Obrador, experiencia que consideró importante para su gestión. “Lo único que no voy a hacer son las mañaneras”, dijo, provocando la carcajada de AMLO, e informó: “Yo hago entrevistas a la medianoche”.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
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