Periodismo libre y comprometido

Search
Search
O A X A C A Clima de Hoy
Tere Gil Portada 2022

Gorostiza: la vida permanente ante la muerte sin fin

Libros de ayer y hoy

La Unesco declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2003, a la festividad del Día de muertos en México ¿Pero cabrán en esa declaración del organismo de la ONU, las escenas de Spectre de la película de James Bond que tanto se reproducen, en donde se usan escenas y todo lo que relumbra desde la comercialización, en días anteriores y el mismo 2 noviembre, sobre esa festividad? 

La retrospectiva de esa celebración surgida en las culturas prehispánicas que le dan un sentido filosófico aunque ellas no supieran lo que era la filosofía, ahora no aparece por ningún lado. La despedida del fallecido y el transporte lento y acompañado al Mictlán, lugar de los muertos donde el finado descansaría para siempre, no se recuerda.

Las escenas que se han visto en los días finales de octubre exhiben una especie de aceleramiento de la población, como si celebraran a los muertos en medio de un espectáculo mercantilista, que alejara lo que subyace en la mente de muchos: la muerte presente desde hace años en México y que puede aparecer en cualquier lugar, a la vuelta de la esquina.

José Gorostiza tomó la muerte como un final certero

Cuando  se habla de la muerte como algo definitivo en todo ser viviente, se individualiza. Pero la vida también es eterna, si bien lo es a nivel individual, mientras la muerte llega. La gran mayoría de los poetas han escrito sobre la muerte y en la metáfora de ese final, se asumen fórmulas poéticas que disminuyen ese efecto.

Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir, decía Jorge Manrique. Y José Gorostiza le daba vueltas en su hermoso poema al final del ser humano, que antes de llegar a ese estado, pasa por muchas situaciones, el nacimiento, dios, la filosofía, el entorno, etcétera y llega, sin recato, a veces imprevista, la certera muerte.

Es curioso que José Gorostiza, autor de La muerte sin fin, haya nacido en noviembre, el mes que inicia sus días conmemorando a la muerte. El gran poeta y diplomático, autor de uno de los más significativos poemas de México, nació el 10 de noviembre de 1901 en Villahermosa, Tabasco. El poema fue publicado en 1939 y al leerlo, el también poeta Jorge Cuesta quedó sorprendido. “Es un deslumbramiento del alma”, dijo.

Pronto los demás poetas que no quieren reconocer que alguien tiene ideas propias, le encontraron influencias, muchas, si se leen los análisis que se hacen de ese poema. Para unos estaban presentes con su influencia Pauil Valey, T.S.Eliot, William Blake, Juan Ramón  Jiménez y hasta se iban a la lejana Grecia para mencionar a Parménides y a Heráclito. Podían ver, quizá, la influencia filosófica de éstos y el género de lo anteriores, pero Gorostiza siempre habló de su poema como un transitar en la vida para llegar a la muerte. El murió en 1973. 

La muerte es vista desde muchas perspectivas en México

Poemas de todo tipo invocan a la muerte, la critican, la alejan, la llaman y la abrazan, entre otros efectos. Aunque hay escritores que se adentran en lo que es la descripción de este suceso, expresado en los seres vivos, sobre todo en los días otoñales de octubre y noviembre. Uno de esos escritores en el historiador  Héctor Luis Zarauz, con La fiesta de los muertos (Ediciones Lindero 2000) que en ese pequeño libro de poco más de 60 páginas, hace un recorrido a todo lo que implica la muerte en México, al abordar sus orígenes en costumbres, fiestas y ritos religiosos y sincréticos.

En el librito, se describe como se mezclan los ritos precolombinos y los de la invasión española y el catolicismo, con las religiones locales. Pasa también por los lugares clásicos de esas celebraciones, Mixquic, Pátzcuaro, los estados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, sin dejar de apostarse en las grandes ciudades, como la CDMX, cuyos aspavientos en esas festividades hablan mucho de copia extranjera, aunque se mezcle a veces algo de lo que queda de nuestra cultura ancestral. Después viene la fiesta en los panteones, los tipos de comida, las flores, los vestidos y una gran bonanza a costa de nuestros desaparecidos, lo que de alguna manera alegra a los deudos.

Teresa de Jesús Gil Gálvez

Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.

Colaboradora desde enero de 2017.

Las opiniones expresadas por los columnistas en sus artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y pueden no representar la postura o línea editorial de PressLibre. Sin embargo, como medio periodístico respetamos su derecho a la libertad de expresión.

noviembre 2022
L M X J V S D
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
282930  
Scroll al inicio