Libros de ayer y de hoy
México tiene una Constitución que privilegia la vida ante todo. La visita anunciada para los días 18 y 19 de noviembre de una camarilla de ultraderecha que escogió a México para una de sus reuniones, actualiza una pregunta. A lo largo de los años escuché varias veces la interrogante de si un país como el nuestro que se asume democrático, puede dar tribuna al fascismo o permitir que conviva con sus valores.
Nunca escuché una respuesta, pero si vi muchos rostros tomados de sorpresa, ante esa duda. ¿A qué vienen a México personajes como Lech Walesa que enseñó la oreja protegido por Juan Pablo II, su paisano o Steve Bannon que apoyó el sangriento golpe de estado ordenado por Trump contra Biden el 6 de enero de 2021? Está claro que no vienen a comer nuestros ricos tacos.
Walesa, igual que lo hizo Vicente Fox después terminar sus respectivos mandatos, fue a recorrer parte del mundo para hablar de sus posturas de ultraderecha. Y estuvo utilizando los derechos laborales como líder laboral que había sido. Sus mensajes llevan claramente el interés por la destrucción del enemigo, en ese caso el que no piensa como ellos.
En estos meses sería la segunda avalancha de ultraderechismo después de la presencia de gente del VOX español que tuvo el apoyo de un partido que supuestamente se rige por normas mexicanas y que nosotros pagamos con nuestros impuestos: el Partido Acción Nacional (PAN), que incluso los llevó al legislativo.
Si se mezclan partidos con ultraderecha visitante, deben sancionarse
La existencia de una constitución que en primer lugar privilegia la vida puede dar la respuesta de porqué el fascismo no tiene cabida en el país. Pero esa misma norma recoge principios naturales, como la libertad de expresión, de los que se valen, soslayando sus limitaciones, para difundir valores que confunden e insertan en la mente de sectores.
Los inicios de Adolfo Hitler y lo que hemos escuchado muchas veces en gobernantes y candidatos estadounidenses o de otros países, encubren en lo más profundo, sus deseos de destrucción, a partir de un presunto homenaje a la vida. Aquí lo vemos con personas que están en contra del aborto o del matrimonio igualitario, utilizando argumentos por la vida o la familia tradicional, defensoras de valores, pero que son las mismas que promueven la pena de muerte, la misoginia, la monogamia para las mujeres y se quedan calladas ante las guerras promovidas por el neoliberalismo.
Los rostros terribles que enseñan en este momento los forzudos miembros del Ku Klux Klan, altivos y provocadores, no son solo los que deben alertarnos. El fascismo se esconde en bellos o agradables rostros y en acciones generosas que llevan escondida su verdadera intención.
Verástegui, un Guaidó mexicano, usado por ultraderechistas
Ya que se mueve en esas esferas, el actor, poco visto por cierto, Eduardo Verástegui, debe saber la opinión que le merecen a Walesa los homosexuales a los que quisiera eliminar del mapa. En este se encuentra acendrada la doctrina católica que remueve sentimientos muy ocultos sobre ese derecho de las personas.
Pero el presunto actor se ha definido gay y se respeta y se recuerda las muchas veces que en revistas del espectáculo declaró que había decidido abstenerse sexualmente. Dato llevado a la publicidad innecesaria, que por cierto era lo único que trascendía de él, como no fueran insultos por avances feministas y en contra de las vacunas.
Es una especie de Juan Guaidó el venezolano, un aporte de México a la doctrina conservadora. Él es el que concita y convoca la reunión que concluirá curiosamente un día antes de que estemos festejando nuestra gesta revolucionaria, ¿Sabrá él algo de ese festejo patriota, cuando ha vivido buena parte de su vida en gringolandia?
Leamos a Álvaro Delgado y sus investigaciones sobre la ultraderecha
Entre las muchas investigaciones que ha hecho el periodista Álvaro Delgado, están las de los libros que escribió sobre el Yunque, ese extraño grupo, cofradía secreta como se le suele llamar, que vive al parecer con sectores que tienen un rostro público. Se expresa como lo decía Mario Puzo en torno a El Padrino, en las familias que tienen insertos en sus vidas personajes de todo tipo. Y el oscuro, el profundo, subyace en la oscuridad, pero alimenta a lo externo y público.
Los dos libros de Delgado, El Yunque y la ultraderecha en el poder y El ejército de dios (Plaza & Janes 2OO3 Y 2OO4), están ahí, en librerías o en kindle, para despejar dudas.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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