Libros de ayer y hoy
Las fiestas decembrinas que deberían de ser propicias para un mejor ambiente y calidad del aire, se convierten en un martirio para los habitantes de la capital del país. De por si con problemas de contaminación, la gran ciudad se llena en este mes de millones de extraños que vienen a rendirle pleitesía a la virgen de Guadalupe; creencia justa y legítima, pero no a costa de la salud de los demás.
En la capital los ancianos representan más del 16 por ciento y los discapacitados casi son medio millón, aparte de enfermos como en todas partes, de diversos tipos. La búsqueda permanente de las autoridades centrales ha sido disminuir esa afectación climática, pero paradójicamente en este crucial mes de fin de año, permiten con todas sus consecuencias que los millones de extraños que llegan, se apoltronen en los entornos de la Basílica y dejen toneladas de basura a su marcha. Generar tantos agravios de tal magnitud, por una fe que no todos profesan, es no solo absurdo, es ilegal, cuando la ciudadanía precisa de un ambiente sano y limpio.
La presencia de turismo cualquiera que sea, precisa también de ese ambiente limpio que por contradicción no se puede dar cuando la presencia es masiva. No sabemos cuántos requerimientos hará la jefatura de la ciudad a los jerarcas católicos que estimulan las visitas, pero estas también están expuestas a su vez, multitudes integradas buena parte por ancianos, niños y enfermos, muchos de los cuales vienen a pedir milagros durante su visita e ignoramos cuál será su futuro inmediato en cuestión de salud. Todo, pues, tiene la desmesura, la injusticia y la agresión a seres vulnerables ¿Esa es la fe que propicia esa religión?
En México no hay religión de estado. Deben respetarse creencias
En el país, hay cerca de 10 mil asociaciones religiosas registradas y todas, por pequeñas que sean merecen el respeto. La iglesia católica tiene registradas alrededor de mil 400. Que hayamos sido avasallados por un poder que se enquistó en América tras la invasión española, no significa que debe predominar una religión.
Como país laico no tenemos religión. Es una decisión personal. Los problemas que enmarcaron las leyes de Reforma y la embestida de la Cristiada en la segunda y tercera décadas del siglo pasado, evidencian los conflictos que ha tenido México ante un poder que se impone a partir de la fe. La intromisión religiosa es permanente con el fin de acaparar sectores como los educativos, más de 50 instituciones religiosas en las que además del conocimiento, subyace la materia religiosa, en universidades, escuelas, clínicas, hospitales.
Nadie se opone a una expansión del conocimiento y apoyo a la salud. Pero la inserción de la fe y la religiosidad si afectan la formación de alumnos porque nuestro país es laico. La religión es para los hogares, para los ámbitos privados, que no deben trascender a la vida pública.
La jerarquía católica se definió públicamente por la derecha
Definida a favor de la derecha en la marcha del pasado 13 de noviembre, la jerarquía católica dejó claro cuál es su postura política, que no debería ser publicitada según las leyes. La pluralidad que presuntamente enmarcan esos organismos, se destruye ante esa definición, pero se inserta en la lucha política.
La iglesia católica, aunque algunos de sus miembros no estén de acuerdo, está apoyando a la formación Vamos México en una actitud política que no le corresponde hacer, según la ley y que se extiende a los púlpitos, los que ha olvidado que son patrimonio de todos los mexicanos.
En esos recintos no se pueden tomar posiciones que afecten a las demás posturas que imperan en el país. Todos somos dueños de las iglesias, templos y locales que detenten las iglesias. El respeto que se tiene a ese uso, debe corresponderse con el respeto de su utilización.
Lejos de solucionar problemas, la religión los crea
La postura mencionada de la iglesia católica es una definición que tiene que ver con el caso de la inserción masiva de personas en estos días. Si se está sumando a la defensa de un organismo como el INE, cuyas inconsecuencias han sido señaladas con datos concretos, está apoyando a un organismo cuestionado. Es lógico entonces que esa iglesia se atreva a crear, no solo ahora sino todos los años, un problema serio en la ciudad, a cuyos habitantes más vulnerables está exponiendo.
La Ley Orgánica de Alcaldías (Gaceta oficial de la CDMX mayo del 2018) que propugna por el apoyo a los discapacitados, extiende esa protección a la limpieza ambiental. En el mismo sentido se pronuncian las normas sobre la tercera edad y más allá, las de la infancia. Y si bien en la Ciudad de México en muchas de las alcaldías la mencionada ley suele pasar de largo y esos sectores son ninguneados, la iglesia católica debería conocer esa situación y esmerarse por advertir la omisión.
Pero por el contrario mete agravantes como son los factores que contaminan más la ciudad ¿De qué manera participan las iglesias en el bien de México con estas acciones que agravan los problemas? La Secretaría de Gobernación señala a casi 90 mil ministros de culto entre los que están los sacerdotes, pero su influencia no se refleja en la protección de desamparados. Ahí van a andar esos curas, alebrestados con la llegada de los casi ocho millones de peregrinos que están invadiendo la ciudad.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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