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Tere Gil Portada 2022

LN con trabajadoras del hogar ¿Y las amas de casa?

Libros de ayer y hoy

Ha sido un paso importante el reconocimiento de las trabajadoras del hogar y este 31 de marzo la Lotería Nacional les dedicará un billete impreso para conmemorar su día.

Hay sin embargo en el reconocimiento a ese sector, del que existe un importante sindicato, un olvido grave sobre los millones de amas de casa que no solo no tienen salario sino que no son reconocidas. Un sector que ni siquiera entra en las estadísticas, pese a que millones en el país dedican su vida a atender el hogar y a cuidar hijos sin recibir salario.

Por otro lado está el sector laboral que no es considerado trabajador del hogar y que gana quizá menos que una trabajadora o trabajador calificado de servicio en ese ámbito. Me refiero a miles de mujeres que tienen un pobre ingreso como vendedoras de comida y otros satisfactores y carecen de toda seguridad social.

En ese caso también están enfermeras a domicilio, costureras, cuidadoras de niños o mujeres que hacen trabajo digital en sus casas.  Estos dos sectores mencionados arriba, entran en ese ámbito de la falta del absoluto apoyo legal y menos que sean reconocidas públicamente en billetes de Lotería. Esto suena un poco demagógico.

No se debe separar el ámbito de las mujeres que trabajan

En el país ya hay muchas mujeres que tienen excelentes salarios, casi siempre a niveles individualizados a excepción de aquellos sectores públicos que tienen la abundancia en los pagos, como es el caso de los organismos autónomos como el INE.

Pero en general de los 23.8 millones de mujeres que trabajan, dato proporcionado por Inegi respecto al año anterior, y sin grandes salarios,  la gran  mayoría regresa a sus casas a ejercer la doble jornada como amas de casa en la que no reciben nada.

En el ámbito laboral pagado, siendo el 40.1 de la Población Económicamente Activa, en la que el salario promedio es de 7 mil 837 pesos, frente al promedio de 9 mil que ganan los hombres, las mujeres, como ya se dijo, salen de sus labores a seguir la faena en su casa.

En este tipo de trabajadoras pasa un poco como con los sectores en los que se pone énfasis como el de los indígenas. Se defiende a este sector y se trata de paliar justamente los problemas que tienen las muchas comunidades, pero esto no se hace en buena parte de millones de personas  que no son de origen indígena que pueden tener los mismos problemas o peores, sin que nadie se ocupe de ellos.

Uno los ve a diario en las esquinas con mujeres que hacen malabarismos o piden limosna con uno de sus hijos sin que trasciendan programas especiales. Hay otros casos que están en la invisibilidad el de las abuelas, madres, hermanas o tías que se encargan de cuidar a los niños mientras sus madres trabajan, que tampoco tienen reconocimiento. Es un sector el femenino en el que un alto porcentaje está desprotegido y ni siquiera un billete de lotería les dedican.

La literatura de la mujer trabajadora, como compensación

La mujer que trabaja en los hogares ha sido un personaje permanente en todo tipo de expresión literaria, incluso en medios electrónicos  con  tradicionales telenovelas de la joven humilde que termina casándose con un rico. La realidad por lo general es diferente y el aprovechamiento de una joven trabajadora es lo normal.

A lo largo de la época, para rebajar a grandes autores, los mediocres solían decir que las obras de Chéjov por ejemplo y de los hermanos Gouncort, ahora los titulares del principal premio literario francés, eran lectura de sirvientas. Si así era constituía un elogio para ese sector que descubría la grandeza de escritores desde la insistencia de sus lecturas.

El escritor Stefan Bollmann en su obra Mujeres y libros, Una pasión con consecuencias  (Seix Barral 2015), ha reflejado la presencia de las mujeres en la literatura y de  los sujetos y preceptos que rondaban en  cada época y la primera parte de su libro se refiere al del editor y escritor Samuel Richardson:  Pamela y la virtud recompensada, la historia de una mujer que trabaja en la casa de unos aristócratas y que es acosada por el hijo de ellos.

El hecho se prolonga por largo tiempo y ella relata todo lo que sucede a sus padres a través de cartas sistema que fue muy usado en el romanticismo de aquellos tiempos de fines del siglo XVIII. La reticencia de la joven continúa y la defensa aún en los momentos cruciales, cambia la situación y el joven arrepentido le ofrece matrimonio.

La novela  dio un vuelco en el tipo de lectura y se convirtió en el éxito de la época no por la relevancia que podía causar el caso, sino por la diferencia de los usos tradicionales. La visión de la cenicienta que tanto ha explotado Televisa no es sin embargo la real. Y se expresa no solo en la depredación de las jóvenes como personas, sino en sus labores con miserables salarios y ausencia de seguridad social.

El reconocimiento que hará la Lotería Nacional, donde yo fui abogada por seis años, es importante para poner en su lugar a ese sector tan explotado. Pero los casos que menciono de las demás mujeres deben de ser analizados, porque si amplios sectores son sometidos a la misma invisibilidad, no se resuelve la situación, aunque se resuelva uno. La diferencia con la obra de Richarson sobre la virtud recompensada de esas mujeres que trabajan, que sea su propio reconocimiento.

Teresa de Jesús Gil Gálvez

Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.

Colaboradora desde enero de 2017.

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