Utopía
La acusación presidencial a las agencias estadunidenses encargadas de combatir a las estructura criminales en Estados Unidos –e incluso en aquellos países donde los gobiernos lo permiten–, así como al Pentágono, no tiene precedente en los 52.6 meses del gobierno de la Cuarta Transformación, salvo demostración documental en contrario.
Las palabras textuales del presidente Andrés Manuel son las siguientes:
“Estamos sintiendo que están queriendo violar nuestra soberanía, en un plan injerencista, usando como instrumento a la prensa alquilada de nuestro país y a los grupos de intereses creados, al bloque conservador y a los corruptos que quieren regresar por sus fueros para seguir robando. No vamos a quedarnos con los brazos cruzados”.
Más todavía al anunciar que “Vamos a cuidar nuestra información por seguridad nacional, ya tomé esa decisión. Vamos a cuidar la información de la Secretaría de Marina y de Defensa porque estamos siendo objeto de espionaje del Pentágono y muchos medios de información en México están filtrando información que les entrega la DEA” (siglas en inglés de la cada vez más impresentable agencia antidrogas de Estados Unidos).
Explicó López Obrador en la mañanera del martes 18 que la DEA le filtra información a la revista Proceso –propiedad de los Scherer Ibarra–, el Pentágono le informa al diario Washington Post y Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad, el organismo de Claudio X. González, sigue recibiendo financiamiento de Estados Unidos, por lo que su gobierno cuidará la información por seguridad nacional y en defensa de la soberanía. De pasadita dijo a los hermanos: “Proceso maneja mucha información de la DEA. No sé qué estaría pensando don Julio Scherer. No sé si aplicaría aquí la ética periodística”.
En la valoración del titular del Ejecutivo federal, el objetivo de las agencias estadunidenses es presionar a su gobierno para infiltrarse en México como sucedía y para eso buscan debilitarlo políticamente por medio del espionaje y la filtración de la información a la “prensa alquilada” y a los opositores. “Las agencias de Estados Unidos quieren meterse como era antes (particularmente durante el gobierno de Felipe Calderón y su brazo derecho Jenaro García Luna). Quieren mandar, violar nuestra soberanía. Y empiezan a filtrar, supuestamente para debilitarnos políticamente pero la gente nos apoya”, concluyó Obrador.
Un día antes, el 17, AMLO externó en el “diálogo circular” con los reporteros su inconformidad con la actuación de la DEA, que involucró en su espionaje al autodenominado Cártel de Sinaloa y que derivó en el informe sobre el fentanilo que responsabiliza a la organización delictiva como principal distribuidora. Para él es “Una intromisión abusiva, prepotente, que no debe aceptarse bajo ningún motivo”, que se dio además sin conocimiento del gobierno de México. Y una hora después se presentó en Palacio Nacional el embajador Ken Salazar para platicar, fuera de cualquier agenda, durante 90 minutos con el presidente.
Obvio es de lo que conversaron el embajador y López Obrador, pero a la luz de los juicios en la mañanera del martes 18, los acuerdos simplemente fueron y son inexistentes, pero hasta el día de hoy las diferencias mexicano-estadunidenses están situadas entre las agencias, que actúan y están muy “sueltas”, y el Pentágono que es otro cantar y más todavía si se trata de un “plan injerencista” contra el gobierno de la 4T. Lo que sin duda es un escalamiento grave en el intervencionismo estadunidense y difícilmente puede ser ajeno a la Casa Blanca, pero tampoco es imposible.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.