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Roberto Fuentes Vivar Portada Ok

Garza Sada, Chipinque y el CCE

Diario Ejecutivo

Este domingo se cumplieron 50 años del asesinato de Eugenio Garza Sada, un acontecimiento que marcó la vida de México y de manera indirecta inició la visión de las dos corrientes que en estos momentos se disputan el poder con miras a las elecciones de 2024.

El empresario fue asesinado el 17 de septiembre de 1973, cuando un grupo de la Liga Comunista 23 de Septiembre intentó secuestrarlo y se registró una balacera entre sus escoltas y los jóvenes que participaban en un operativo de carácter político.

A 50 años aún no se ha aclarado totalmente de qué arma salió la bala que mató a Garza Sada y el frustrado secuestro, con un asesinato accidental (todos los involucrados han señalado que no tenían intención de acabar con su vida), fue el inicio de dos corrientes políticas que actualmente están en pugna.

Eugenio Garza Sada | Foto: Tecnológico de Monterrey

Por una parte los jóvenes de la Liga 23 de septiembre continuaron con la lucha política (a veces armada) para cambiar al país, lo que llevó a un endurecimiento inmediato de la represión y posteriormente a la apertura política que tuvo su mayor acierto cuando en julio de 2018 fue electo el actual presidente Andrés Manuel López Obrador.

El aumento de la represión ocasionó, fue inmediato. Por ejemplo dos de los participantes en el secuestro frustrado fueran asesinados (no accidentalmente): Salvador García Corral e Ignacio Olivares Torres. El cadáver del primero fue arrojado enfrente de la casa de Garza Sada en Monterrey, Nuevo León, y el Olivares fue encontrado en Guadalajara, Jalisco.

Otros  participantes más continuaron con la guerrilla urbana o rural, algunos se incorporaron a partidos izquierda (clandestinos o reconocidos más tarde por la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE) o ingresaron a la academia. Incluso hay quienes se incorporaron al Partido revolucionario Institucional y lograron altos cargos públicos.

Hace unos días, en el programa Los Periodistas, Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela, entrevistaron a otro de los participantes, Héctor Escamilla Lira, quien reivindicó la lucha armada para lograr hacer la reforma política. Pero ahí dio a conocer un hecho que desconocía: Garza Sada había llevado, poco antes de su muerte, a ingenieros alemanes simpatizantes del nazismo para modernizar sus plantas industriales y para esparcir algunas de sus ideas.

Paralelamente la muerte del empresario regiomontano despertó una oposición de la iniciativa privada al gobierno de Luis Echeverría, al grado de esparcir rumores de golpes de estado y provocar una fuerte salida de divisas que ocasionó entre otras cosas, la devaluación de 1976, con la que se dio por terminado el ciclo del desarrollo estabilizador.

En diarios de Nuevo León, se publicó en aquel entonces un desplegado que decía textualmente: “¿Hacia dónde nos llevan nuestros políticos demagogos, que cada vez vociferan y alardean de los sistemas comunistas? ¿Por qué aguantarnos asaltos, robos, asesinatos, terrorismo? ¿Cómo esperamos que haya tranquilidad en el país si tan pronto se agarran a dos o tres terroristas o asaltabancos los dejan libres y con puestos en el gobierno?…y se pide al gobierno echeverrista “que mate, que no encarcele a los terroristas, asaltabancos y secuestradores, porque si no al rato salen libres y es cuento de nunca acabar”.

Dentro de las cumbres del empresariado se realizaron las reuniones de Chipinque, en donde participaron no solo miembros de la iniciativa privada, sino agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y quizá algunos políticos de oposición. Al único de los asistentes que algún día llegue a entrevistar fue a Andrés Marcelo Sada Zambrano, quien no quería recordar esos eventos.

El presidente Echeverría desestimó las reuniones y calificó a los participantes como “Los Encapuchados de Chipinque”, en un momento en el cual las relaciones del Poder Ejecutivo estaban muy distantes del empresariado, precisamente por la muerte e Garza Sada y las invasiones de tierras en Sonora y Sinaloa para dotar de tierra a campesinos y peones acasillados que todavía prevalecían en muchas partes del país.

De estas reuniones de Chipinque surgió dos años más tarde (en 1975) el Consejo Coordinador Empresarial que nació como la llamada “cúpula de cúpulas” de la iniciativa privada, en franco enfrentamiento del que llamaban el gobierno socializante o comunistoide de Luis Echeverría.

Ya para entonces existía una disputa por el poder en México, entre quienes luchaban por mayor democracia, una sociedad más igualitaria y un país con menos desequilibrios y quienes veían un futuro más próspero en el que los empresarios podían tener todos los derechos, a costa de restarles derechos a las grandes capas de la sociedad.

Después de escuchar a Escamilla Lira, le pedí amistad en Facebook y me encontré con una perla muy actual: “Con los comentarios de los conversos (aquellos que de jóvenes fueron comunistas y ahora dándose de imparciales solo atacan a Morena), me hacen recordar al mocoso Castañeda de mi pueblo, que cuando le preguntaban: por qué te subes a la barda y solo tiras piedras y basura al patio del vecino, respondía porque el patio de la derecha es el de mi casa”.

En síntesis el 17 de septiembre de 1973 puede considerarse como una fecha clave para la historia de México y de los dos México que actualmente están en pugna y que de alguna manera se enfrentarán en las elecciones presidenciales de 2024.

Lo cierto es que el ideario que comenzó a plantearse en las reuniones de los encapuchados de Chipinque sirvió de base (y hasta de receta) por los presidentes de la República a partir de 1982 y hasta 2018.

Hoy sus postulados siguen vigentes, aunque ya acotadas por la llegada de un gobierno que parece no ceder a las extorsiones de la iniciativa privada.

Hoy, 50 años después, la muerte de Eugenio Garza Sada sigue siendo polémica y cada día se suman otros datos para fortalecer las opiniones. Pero la verdad parece ausente, aunque ya  está en la tercera edad.

Dice el filósofo del metro: en cinco décadas hubo una guerra sucia, un neoliberalismo triunfante que ya caducó y una disputa que sigue.

Roberto Fuentes Vivar

Columnista y periodista fundador del UnoMásUno y la Jornada. Estudió Periodismo en la reconocida escuela Carlos Septién García y cursó la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente es periodista independiente, conocido como “El Filósofo del Metro”.

Colaborador desde el 6 de marzo de 2022.

Las opiniones expresadas por los columnistas en sus artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y pueden no representar la postura o línea editorial de PressLibre. Sin embargo, como medio periodístico respetamos su derecho a la libertad de expresión.

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