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Foto: Jaciel B. Cruz
Foto: Jaciel B. Cruz

Lukas Avendaño, el artista que representa las vivencias de los muxes en performance

+ “Réquiem para un alcaraván… es una metáfora de la existencia de los muxes”, refiere el performer oaxaqueño Lukas Avendaño, autor e intérprete de esta obra presentada en el Primer Festival de Sanación celebrado en la ciudad de Oaxaca.

Por Ernestina Gaitán Cruz

Oaxaca de Juárez, Oax.- “Réquiem para un alcaraván. El ritual de desagravio para los putos del mundo”, creada e interpretada por el artista, antropólogo y activista Lukas Avendaño, muestra las emociones vividas por los muxes del Istmo de Tehuantepec, supuesto paraíso para los homosexuales, pero no es tal, no viven en permisividad; son discriminados, rechazados, agredidos y muchas veces se quedan solos.

Así lo señaló en entrevista el performer oaxaqueño quien ha presentado su trabajo en escenarios de Europa, América y en ciudades de México, lugares donde con gran aceptación ha movido a la reflexión de los espectadores. Fue escrita para la población del Istmo de Tehuantepec. Para ellos, dijo, quiso abrir la cortina para dejar ver esas vivencias cotidianas ocurridas en lo privado de las emociones.

Fue estrenada en Juchitán (receptora de la tradición cultural zapoteca) en el 2012 y también en San Blas Atempa, donde provocó emociones encontradas, agregó. “Es una pieza longeva y si estaba tocando esa sensibilidad que se vive en lo privado y no en lo público, pensé que era importante que otras identidades pudieran también ser partícipes de esta experiencia”, por ello la ha presentado en varios países.

“Réquiem para un alcaraván… es una metáfora de la existencia de los muxes. En Tehuantepec, cuando domesticas a los alcaravanes (berelele es su onomatopeya) debes hacerlo en pareja porque solos mueren de tristeza. Así pasa con los muxes. A pesar de las leyes en cuanto a matrimonios homoparentales, sigue habiendo un deseo inconcluso en el Istmo de Tehuantepec”, agregó.

Presentación de “Réquiem para un alcaraván” en Oaxaca | Foto: Jaciel B. Cruz

Es una obra con pasajes a veces dramáticos y lleva mucho de sus vivencias interpretadas y manifestadas en sus monólogos, como la muerte de su abuela, los rituales prohibidos para los muxes, como el casamiento, el duelo por la pareja, los procesos de identificación femeninos, así como su participación en fiestas comunitarias: mayordomías, velas, festejos religiosos.

Al final de la obra, el bailarín termina enredado en los listones de colores de un estandarte elaborado por él mismo. Con este símbolo quiso apelar a la alegría. “El amor, la felicidad, la libertad son tan grandes, tan abstractas que me parece muy pretencioso pensar que la pieza pueda aspirar a ello. Quiero pensar que pueda aportar alegría, con todos esos sesgos de dramatismo que de repente tiene, pero pueda apostar a la alegría”.

“Nos duele, pero lo bailamos, nos duele, pero brindamos, luego compartimos. Pero bueno, vamos. Esa alegría pudiera ser como un aliciente al menos como para descansar de todas esas situaciones sociales, culturales, políticas, económicas, naturales que nos agobian, al menos vale la pena seguir creando para seguir viviendo”.

La importancia de nombrar y el dolor por la muerte de su hermano Bruno

En la entrevista realizada en el Teatro Macedonio Alcalá de la Ciudad de Oaxaca luego de la inauguración del Primer Festival de Sanación, llevado a cabo del 1 al 16 de noviembre del 2023, también habló del dolor permanente por la desaparición y muerte de su hermano menor Bruno y los recuerdos sobre su madre y su abuela, quienes buscaron protegerlo de la discriminación por ser muxe y quienes siempre están presentes en su vida.

La escritura y obra “Réquiem para un alcaraván. El ritual de desagravio para los putos del mundo”, no sé si me ha ayudado para ser aceptado, lo cual no es una premisa. Si me aceptan, está bien, si no, está bien; de todos modos, voy a existir. Pero sí me ha ayudado a nombrar a esas identidades que estructuralmente no existieron.

Citó a su bisabuela Chona, quien carecía de acta de nacimiento –en este país donde para existir debes tenerla- y parece, nunca existió, no vino a la vida. Y como ella, seguramente aún hay por ahí alguna bisabuela que no habla castellano y tampoco puede relacionarse en este mundo, donde todo es castilla, recalcó.

Asimismo, comentó el doloroso proceso vivido por la desaparición y muerte de su hermano, el militar Bruno. Cuando puso la denuncia, dijo, primero le pidieron las actas de nacimiento de los dos, para cotejar el parentesco. Ahora sabe, fue un hecho ilegal, pero pone sobre la mesa el hecho de no haber sido suficiente su testimonio, sino hasta presentar el acta de nacimiento para existir.

“Es un ejemplo contemporáneo de una persona que ha salido del país, que ha tenido estudios universitarios. Lo contextualizo con personas que su lengua materna no es el castellano, que no tienen preparación académica, que el Ministerio Público les queda a dos horas de su localidad”.

Presentación de “Réquiem para un alcaraván” en Oaxaca | Foto: Jaciel B. Cruz

En cuanto a sus ancestras, “en la obra nombro a mi abuela Modesta, originaria de Tanivet, Tlacolula. “Si no la nombro, nadie la va a nombrar porque a nadie le consta su existencia, pero yo sé. Y también traigo a mi nana Chona; voy nombrando a esa genealogía matrilineal que muchas veces no existe.

Mi abuelita Modesta, a quien menciono en la obra, cuando iba los días 4 de octubre a la fiesta de San Francisco Tanivet, ella se bajó ahí y cuando atravesó la carretera, un auto la atropelló, por eso en la obra digo que en paz descanse porque ahí murió.

“Eso es un poquito mi deseo, eso es lo único que intento reivindicar, la existencia de ellas, de mi abuela materna Modesta, de mi bisabuela Concepción, la nana Chona. Y ahora en este día (de la presentación en Oaxaca) tan importante, lloro la presencia de ellas. Cada vez que salgo al escenario ellas están conmigo, muy cerquita de mí, disfrutando”.

Yo nací 8 de diciembre y mi madre Felipa, por no decirme Concha, porque en el contexto de la cultura patriarcal ese nombre de Concha ¿cómo le vas a decir a un niño así?, ella me decía Poncho, porque no quería decirme Concho, Concha, por la connotación de la palabra.

La existencia de Lukas Avendaño

Mi nombre por el santoral debería de llamarme Mariano Concepción, pero mi madre, Felipa Martínez para evitar esa carga del nombre, dijo te vamos a llamar como tu papá, Lucas. Lo decidió, así me dijo cuando le pregunté por el origen de mi nombre.

“Decidió cuidarme, protegerme y me puso el nombre de mi padre, aunque actualmente hay señores jóvenes llamados así, pero no sé qué sucedía en ese momento en el Istmo de Tehuantepec. Yo nací allá. No sé qué pasaba, qué veía en mí que decidieron generar al menos las mayores posibilidades de candados de seguridad para cuidarme y no ser tan vulnerable”.

“No sé si intuían cuál iba a ser mi futuro y si ya en este presente como yo vivo mi vida es de muy vulnerable, entonces con todas estas otras connotaciones de decirme Concha podía ser más vulnerable aún. No sé si por eso fue. Entonces dijeron que se llame Lukas nombre masculino, el Cuarto Evangelio”.

“En todo caso, mi decisión es el derecho a la felicidad y cumplirlo con todas nuestras habilidades, conocimientos, nuestros deseos, nuestros imaginarios y todo puede ser”. Por ejemplo, dijo, el estandarte de la obra, yo lo hice y esa habilidad puede apostar a la felicidad como el hecho de aparecerlo en escena, y ese despliegue de colores evoca la felicidad”.

“En una lectura semiótica de la escena, en ese gesto del estandarte con los lazos multicolores que evoca la alegría, también hago un guiño de cómo un oficio intrascendente como este útil artesanal, puede significar la alegría. Una vez instalada en nuestro cuerpo, quizá podamos apelar a un entendimiento más, un interés superior, por ejemplo, hacer justicia, y que es un proceso en el que ando por la situación de mi hermano”.

“Es diferente montarme ante la autoridad con tristeza, dolor, con creer que me está haciendo un favor, a la diferencia de llegar con esa disposición y decir: es tu trabajo, tienes que hacerlo, aquí violentaste la ley, aquí hiciste una mala práctica de tu función. Y yo te lo señalo, no para hacerte sentir mal, no. Lo hago para que sientas que estás haciendo un ejercicio equivocado de la función pública”.

“Lo hago para que reconsideres que tienes una gran oportunidad de hacer factible la justicia a estos tus conciudadanos y que si nos vamos en retrospectiva, puede ser una abuela, una hermana, tía, prima, sobrina, si no lo has pensado así. Es un poco y me apuesta y mi deseo y mi fuerza así son ahora”.

Ernestina Gaitán Cruz

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Reportera, articulista y free lance en La Jornada, Notimex, El Nacional, El Día Latinoamericano, Revistas FEM y Mira; Noticias de Oaxaca y Tiempo de Oaxaca. También llegó a colaborar en los Gobiernos de Guerrero y de Oaxaca.

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