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Foto: Mario Arturo Martínez
Foto: Mario Arturo Martínez

Rosario Ordoñez Fuentes superó una infancia difícil; hoy brinda su danza sanadora

+ Mediante la danza, Rosario Ordoñez Fuentes busca comunicarse, acompañar y quizá contribuir a la sanación de las personas. Su madre y su hija, las mujeres motivadoras en su vida.

Oaxaca de Juárez, Oax.- Una familia de siete hermanas sostenidas únicamente por una madre obrera, sin un padre para aportar económicamente y en consecuencia una niñez de necesidades y carencias, impulsaron a Rosario Ordoñez Fuentes para salir de esa situación y llegar a ser bailarina internacional, becaria de la Martha Graham School y de la Peridance School, así como ganadora de tres Bessie Awards entre otros premios.

En entrevista, la directora de Invernadero Danza y directora general y productora del Primer Festival de Danza y Sanación de la Ciudad de Oaxaca, llevado a cabo en noviembre del 2023 en la Ciudad de Oaxaca, platicó sobre la fortaleza y apoyo de su madre, la existencia amorosa y motivadora de su hija y la ausencia del padre quien, sin embargo, la apoyó en un momento decisivo de su vida y con lo cual cambió su historia.

Sobre la figura paterna, Rosario Ordoñez Fuentes (Tehuantepec, Oaxaca, 1973), comentó: “nunca la tuve, nunca fue personaje en mi vida. Cuando gané mi beca de residencias artísticas a Nueva York, mi mamá no tenía ni trabajo, la habían despedido del ingenio azucarero en El Espinal y no teníamos ninguna posibilidad económica de que yo pudiera tener una visa. Entonces recurrí a él.

Y ese padre quien la rechazó desde su niñez, la ayudó para irse. Luego de exponerle su oportunidad y pedirle ayuda, el médico sacó su talonario y las escrituras de un terreno y Rosario fue a la embajada y pudo obtener su visa. “Por esa razón lo honro y que le vaya muy bien. Esa acción me ayudó a construirme otra historia, la mía. Lo demás es su bronca, es su historia; tendrá que reparar sus propios daños”.


“Vengo del Istmo de Tehuantepec. Crecí con mi mamá obrera con siete hijas, en contacto con el pueblo entre Ciudad Ixtepec y El Espinal. Nos mudamos de lugar y también de vivienda. Vivíamos en una vecindad, compartíamos baño con los vecinos. Esa fue mi niñez. No venimos de una infancia muy buena. En algún momento mamá se casó y tuvimos otras oportunidades, pero dos años y luego a regresar a la necesidad y la carencia”.

Esas condiciones de vida le dieron mucha fuerza y determinación, comentó. “No es que decidiera ni me propusiera: quiero salir y ser bailarina, no. Simplemente dije, no quiero estar aquí, no quiero volver a pasar esta situación, no quisiera”. Y ahora, desde la danza, ofrece lo mejor para la gente. Se ha dedicado por más de dos décadas al arte y en cada presentación, el público ha reconocido su profesionalismo, así se lo han demostrado.

Se ha presentado en escenarios de Europa, de Estados Unidos y de México. Algo siempre deseado cuando empezó en esta profesión. “Dije voy a intentar hacer esto, pero quiero llegar hasta allá… El universo me ha escuchado. Dicen que cuando empiezas a desear, el universo te empieza a mostrar y de diversos caminos llega gente. Debes estar preparada para ser tú misma. Yo siempre estuve lista para lo que viniera”.

“Valoro mis orígenes porque eso me hace sentir que hay mucho por hacer porque nada está regalado. Hay que seguir trabajando y si no lo vas a hacer por ti, puedes hacerlo por alguien más, por quienes vean el trabajo; por ejemplo, porque hay mucha gente que sigue en alguna situación difícil y no tiene el cariño ni posibilidades de poder decidir o gestionar su vida, eso es lo más triste y mediante la danza, busco comunicarme, acompañar y quizá contribuir a la sanación”.

En el Primer Festival de Sanación, vivió y buscó transmitir la experiencia, de la mano del artista, bailarín y terapeuta griego Vangelis Lagakis. Trabajaron procesos de relación de la persona consigo misma, cómo se relaciona con la familia, con el entorno, qué acción realiza y las respuestas que obtiene. De ahí partimos, dijo, “para generar que la gente se sienta acompañada en la vida, que estamos todos en este mundo, no estamos solos”.

“Los artistas dicen estas son las historias de gente que vive en la calle. Todos estamos aprendiendo. Las experiencias vienen como vienen y hay que tomarlas cada día. Cada cosa que sucede en Oaxaca es una experiencia para crecer como seres humanos y como sociedad y ojalá trabajemos para poder ver estas circunstancias que nos van a ayudar a lo que viene. Es un proceso personal, lo mismo que si lo hicieras con una pareja. En el momento de relacionarte, es el momento de trabajar lo que crees que sabes”.

Las mujeres motivadoras en su vida

Rosario Ordoñez Fuentes, egresada de la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca y del Colegio Nacional de Danza Contemporánea de Querétaro y ganadora de reconocimientos como bailarina en el Danzfest de Cattolica, Italia, manifestó en la entrevista, su amor, apoyo y motivación de su señora madre y de su hija, presentes siempre en su vida y en su trabajo. Le recuerdan sus orígenes y su futuro.

Como bailarina, explicó, expone sus emociones y se concentra en el personaje al grado de olvidar al público entre quienes están ellas. Sin embargo, se sabe totalmente apoyada por su madre quien la admira, la apoya y con pocas palabras le dice lo valiosa que es. Y de su hija Eugenia, quien es la primera en aplaudirle y gritarle ¡bravo, mamá!

“Hay gente que me dice cosas increíbles cuando me ve bailando y tienen las palabras. Mi mamá me dice me siento orgullosa, son sus palabras, me siento muy feliz, eres una chingona. Y yo recibo esas palabras porque siento que, aunque el éxito es poco, sé lo que ella quiere decir desde su corazón. Sé lo que significa para ella que viene de este entorno difícil”.

Por ello, propicia la convivencia entre abuela y nieta. Le pide a su madre, le cuente a su hija, las experiencias de esa vida de carencias. Así, Eugenia sabrá lo bien que viven hoy, “lo bien que estamos en este momento. La gente allá, desde que eres niño, niña, nadie te cuidaba; fue otra historia”. Todos tendemos a criticar desde poner juicios sobre algo sin saber el contexto. Todo lo que vivió mi mama le da a mi hija, otra perspectiva de vida porque no va a tener las mismas experiencias y puede sensibilizarse”.

Ernestina Gaitán Cruz

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Reportera, articulista y free lance en La Jornada, Notimex, El Nacional, El Día Latinoamericano, Revistas FEM y Mira; Noticias de Oaxaca y Tiempo de Oaxaca. También llegó a colaborar en los Gobiernos de Guerrero y de Oaxaca.

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