Utopía
Trump, el plutócrata y expresidente, siembra vientos en EU
y, como es natural, cosecha tempestades en Yanquilandia.
La sala especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación encontró responsable de incurrir en violencia política de género en contra de la candidata opositora Xóchitl Gálvez, además de incidir en el proceso electoral que tuvo como punto culminante el 2 de junio, día que la susodicha, sus partidos, los padrinos de la oligarquía –incluida la todavía robusta pero muy poco creíble dictadura mediática– recibieron una derrota sin precedente en las urnas, y como momento definitivo la próxima expedición de la constancia de presidente electa a Claudia Sheinbaum Pardo.
Y el presidente Andrés Manuel se molestó y los encaró, “¿Qué campaña hice yo a favor de Claudia Sheinbaum, candidata de Morena? ¿Qué hice para ofender a la candidata Xóchitl Gálvez?”
Bertha, como lo expliqué temprano aquí, cometió el primer gran error de su fracasada campaña por despachar en Los Pinos al exigir derecho de réplica en la mañanera, ampararse para que López Obrador no pudiera mencionar su intocable nombre –como lo hizo Raymundo Riva Palacio, el amo y señor de la “voladas”–, mientras ella pretendió agarrar a AMLO de “péguenle al negro”, como en las ferias de los años 50-70 del siglo pasado, en vulgar copia de Ricardo Anaya –el aún prófugo de la justicia– y Obrador se “enganchó” hasta que tres semanas después registró que el denominado “niño genio” por los del Revolucionario Institucional en la Cámara de Diputados (2012-2015), lo utilizaba para oxigenarse como (ante pre) candidato presidencial.
Error de cálculo porque Gálvez Ruiz y asesores, que al decir de Jorge Germán Castañeda nunca tuvieron estrategas ni estrategia, no se enteraron que lo hecho por AMLO era para impulsar a la menos sólida de las y los aspirantes de lo que después se llamó ridículamente Fuerza y Corazón por México. Vamos, Beatriz Paredes o Santiago Creel eran y son mejores.
A los magistrados de la sala especializada del TEPJF que emitieron una decisión que no es definitiva, sino que todavía falta una última instancia (la sala superior), los calificó Obrador de “mentirosos y corruptos”, pues en estas instancias electorales están enquistados integrantes que provienen del bloque conservador, que fueron colocados porque así era antes y los colocaron aquellos que se sentían los dueños de México; hay excepciones, pero en general, quienes conforman las autoridades electorales son conservadores y fruto de la repartición de cuotas entre los partidos.
Acaso no le falte razón a AMLO, pero podría argumentarlo un poco mejor, como al final lo dijo: los magistrados carecen de pruebas para imputarle estas responsabilidades, y por ello, criticó que argumentaran que no pueden sancionarlo por su investidura. No es que no puedan castigarme por ser un asunto administrativo, “es que, sencillamente, claramente, están mintiendo, están falseando la realidad, no tienen prueba”.
Como lo demuestra el hecho de que en 18 meses, de las 82 quejas presentadas contra las mañaneras presidenciales fueron válidas seis. Y la abundancia es inexplicable sin la muy buena recepción de la Comisión de Quejas y Denuncias del INE, presidida por un familiar de Margarita Zavala, la consejera Claudia Zavala Pérez que le obsequió a su prima el registro de su candidatura “ciudadana” a Los Pinos y que fue un estrepitoso fracaso y tuvo que declinar a mitad del camino a pesar de que prometía: “Soy la única que sé cómo derrotar a López Obrador”.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
Las opiniones expresadas por los columnistas en sus artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y pueden no representar la postura o línea editorial de PressLibre. Sin embargo, como medio periodístico respetamos su derecho a la libertad de expresión.