Diario Ejecutivo
Este año el día de muertos le ganó al Hallowen.
Con todo y la cultura híbrida que representan algunas manifestaciones culturales como el desfile de Día de Muertos por Paseo de la Reforma, el recuerdo de nuestros muertos tuvo mayor peso que el día de las brujas estadounidenses.
¿Qué vimos en este 2024?
Un desfile de día de muertos -de reciente tradición- en el que millones de personas se pintaron el rostro con motivos más mexicanos que estadounidenses.
Una tradición en la que millones de hogares pusieron una ofrenda para sus muertos queridos.
Un comercio multimillonario de veladoras y artículos relacionados con la muerte, muchos de ellos fabricados en China y con letreros como “Death Day”.
Una Ciudad de México (y creo que un país entero) en la que sólo en algunas colonias -muy focalizadas- algunos tocaron las puertas de las casas para decir “trick or treat” vestidos de fantasmas o de peonajes de películas de terror.
Un país entero que recordó a La Catrina de José Guadalupe Posada y con cientos de miles niños y adultos vestidos de calaveras.
Una nación en la que, por lo menos este año, Don Juan Tenorio no fue parte de los festejos, curiosamente.
Un México en el que el Pan de Muerto dominó los estantes en las panaderías y tiendas de reposterías, con nuevas versiones, pero -quizá sin saberlo- con los ancestrales huesos de harina cubriendo la corteza acompañada de azúcar.
Un comercio cada día menor de la calabaza en tacha, aunque las tiendas de autoservicio estaban abarrotadas de diferentes especies de calabazas.
Un país en que los floricultores y los comerciantes de flores hacen su agosto en noviembre, aumentando los precios.
Unos mercados tradicionales repletos de velas, manteles de papel con temas calavéricos.
Un sector mediático que olvidó las famosas “calaveras” dedicadas a los políticos.
Un país en el que se honró a los muertos y les prendió una luz para que nos acompañaran a todos los mexicanos a tomar un trago de tequila, de pulque o de aguardiente.
Un momento en el que la ultratumba fue nuestra hermana, nuestra madre, por un día.
Una vista a los recuerdos.
Un día anaranjado por la flor de cempasúchil.
Una sonrisa que traspasó los umbrales de la vida y nos llevó al territorio de nuestros muertos todos.
Eso vivimos los mexicanos en este 2024.
Un regreso a las tradiciones ancestrales.
Y sí, fue, en mucho, porque desde hace seis años el presidente Andrés Manuel López Obrador itero y reitero –una y otra vez, aunque parezca cantaleta- la necesidad de recuperar las tradiciones.
Y precisamente por esa política de recuperar las tradiciones, este año el Desfile del Día de Muertos reunió a más de un millón 300 mil personas en Paseo de la Reforma, Juárez y 5 de Mayo, de la Puerta de los Leones en Chapultepec al Zócalo, con lo que superó por tercer año consecutivo la cifra de asistentes, de acuerdo con las autoridades capitalinas.
También por ese “boom” del día de muertos, “coloridas ofrendas, largos tapetes y caminos de flor de cempasúchil se colocaron en los cementerios de la Ciudad de México para honrar a los difuntos, donde ayer el número de visitantes aumentó hasta en 300 por ciento en algunas alcaldías, sin reporte de incidentes graves” informó La Jornada.
Tres datos personales sobre el día de muertos.
1.- Que hablé por teléfono con mi hijo que vive en Praga y quien, como cada año, puso una ofrenda. Me comentó que en la mayoría de los países europeos se festeja ya el “día de muertos mexicano”. Lo mismo en Londres que en París o hasta en la República Checa. Y si me comentó que el “Halloween” sigue vivo, pero más como reventó que como un evento cultural.
2.- Que personalmente puse mi veladora y recordé a todos mis muertos: mis padres, mis hermanos, mis abuelos, mis cuñados, mis amigos. Uno a uno los saludé y los invité a mi casa a través de la luz emanada por el pabilo.
3.- Creo que el Halloween está muriendo luego de que durante las décadas del neoliberalismo llegó a opacar al día de muertos. Creo que ese Halloween o fiesta estadounidense de las brujas tuvo sobre todo influencia en la clase media y quizá uno de los ejemplos es que en las clases populares nunca escuché la frase “me da mi jalogüin”, sino “me da mi calaverita”, precisamente con la culturalización mexicana.
Sí, el día de muertos le ganó al Halloween en este 2024. Lástima que buena parte de esta nueva aceptación de “el día muertos mexicano” contenga elementos provenientes de Hollywood, precisamente de la película de James Bond “Spectre”, en la que se registró un escándalo porque los gobiernos neoliberales apoyaron su producción con 14 millones de dólares de dinero público. Y también de la Película animada “Coco”. Ambas producidas y exhibidas entre 2015 y 2017.
Específicamente este año vi cientos de rostros pintados como en la película Coco o con diademas de la Catrina de Posada, pero con versiones Frida Kahlo y difundidos por Hollywood, que este año “están de moda”.
Ojalá este boom por el regreso del Día de muertos no solo sea una moda.
Dice el filósofo del metro: el sincretismo de Posada y Hollywood es sano, pero no tanto.
Roberto Fuentes Vivar
Columnista y periodista fundador del UnoMásUno y la Jornada. Estudió Periodismo en la reconocida escuela Carlos Septién García y cursó la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente es periodista independiente, conocido como “El Filósofo del Metro”.
Colaborador desde el 6 de marzo de 2022.
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