OAXACA DE JUÁREZ, Oax., octubre 7.- El Zócalo de la Ciudad de Oaxaca dejó de ser momentáneamente el “hotel de paso” al aire libre en que lo habían convertido los maestros y sus seguidores de la otrora poderosa Sección 22 de la CNTE; lleva días de encontrarse libre de manifestaciones y protestas.
Lo que acostumbraba ser el centro de concentración de grupos de inconformes con el gobierno, lleva dos semanas convertido en atractivo lugar de convivencia y sitio idóneo para descansar plácidamente durante varias horas.
Lo que por más de un año fue prácticamente el cuartel de los maestros de la sección 22 del SNTE y de disidentes afiliados a la CNTE, dejó de serlo: desaparecieron lo que muchas personas llamaron “ratoneras”, pequeñas tiendas de campaña donde dormitaban y quién sabe cuántas cosas más ocurrían bajo las pequeñas lonas de colores.
En fechas cercanas a la ceremonia conmemorativa del Grito de Independencia y el desfile del 16 de septiembre desalojaron la explanada.
Todo hacía suponer que el desalojo era definitivo, pero no exactamente. A semejanza de anteriores ocasiones en que pasadas las fiestas patrias volvía la burra al trigo, esta vez aparecieron maestros pero no ocuparon la parte central del zócalo, se cargaron hacia el lado noreste donde colocaron un par de carpas con leyendas que los identificaba como trabajadores del área de educación especial.
Su presencia fue momentánea, con grandes manteados para cubrirse del sol en sitios cercanos al kiosco, y así como llegaron se fueron, no los corrieron ni hubo desalojo, algo ocurrió.
Así, los maestros de la Sección 22 llevan casi dos semanas de no poner los pies en lo que fue por mucho tiempo un hotel al aire libre para dormir y hacer sus necesidades fisiológicas.
Por lo pronto el zócalo ha recobrado su vida, en pasillos internos y externos transitan propios y extraños, turistas lo atraviesan y se detienen a observar atractivos y tomar fotografías, recuerdo de su paso por la hoy tranquila ciudad de Oaxaca de Juárez.
Se espera que así continúe, aún con la presencia de policías en los accesos a la Plaza de Armas, pero todo puede cambiar de un momento a otro dada la violencia e intransigencia de los maestros así como de otros grupos radicales.