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OAXACA, OAX., noviembre 12.- Un acontecimiento en el medio musical nacional se realizará este viernes 13 de noviembre dentro de la temporada de conciertos que la Sinfónica de Oaxaca ofrece en el Teatro Macedonio Alcalá, cuando se realice la primera audición en nuestro país de Trisagión, obra del compositor estonio Arvo Part.
Esta obra fue escrita en 1992, con motivo de los 500 años de la parroquia dedicada al profeta Elías, en Ilomantsi, Finlandia. Es una pieza para orquesta de cuerdas en estilo acorde con su línea “devocional” y en que el autor recurre a su distintivo estilo “tintinabular”, el mismo que ha empleado para imitar el tañer de campanas y para enriquecer sus procedimientos contrapuntísticos.
El programa incluye también Pulcinella del compositor ruso Igor Stravinsky. La suite Pulcinella se derivó de la música para el ballet del mismo nombre que escribió el compositor sobre temas de Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736).
Después de la legendaria trilogía de partituras escritas para la compañía de ballet de Serguei Diaghilev –La consagración de la primavera, El pájaro de fuego y Petrushka– Stravinsky abordó la música para el ballet Pulcinella no sin cierto temor de desvirtuar la personalidad artística de Pergolesi, temores que se confirmaron cuando después del estreno el compositor tuvo que soportar duras críticas provenientes de los tradicionalistas, convirtiéndose una vez más en centro de polémica.
Para finalizar el concierto, se interpretará una de las grandes sinfonías del repertorio universal, la Sinfonía No. 4, en re menor, Op. 120 de Robert Schumann. Una de las características de la obra sinfónica de Schumann es la ausencia de un evidente proceso evolutivo que, en el caso de otros creadores, se muestra como una suerte de expediente clínico que nos permite visualizar períodos claramente definidos en un mismo trayecto musical.
Sin embargo, su incursión al ámbito sinfónico no fue un proceso sencillo. Conducir la configuración pianística, plena en fantasía y la libertad de inspiración imaginativa, hacia un conjunto de grandes dimensiones nunca ha sido un asunto fácil.
Schumann enfrentaba los desafíos de transitar por un territorio apenas explorado anteriormente, entre 1832 y 1835, en un intento por escribir una sinfonía que resultó desechada. Esto le obligó a replegarse hacia la sucesión lógica de breves ideas musicales, y no hacia los grandes trazos sinfónicos a la manera de Beethoven.