LIBROS DE AYER Y HOY
El problema ambiental es amenazante porque engloba muchos de los grandes temas que afectan a la humanidad. La propia supervivencia incluso. La explotación indiscriminada de bosques y suelos, la contaminación de ríos, el depredador avance de los países poderosos para quedarse con las riquezas de los más débiles es solo la punta del iceberg, en un mundo en el que existen 67 millones de sustancias peligrosas y se suman 15 mil anualmente. Quiere decir que el peligro nos llega de todas partes.
Pueden alzarse voces indignadas ante la destrucción de un manglar o el mundo conmocionarse por el asesinato de una activista ambiental que denunciaba a una empresa abusiva, pero nos parece normal el tener industrias a la vuelta de la esquina y el uso cotidiano de centenares de sustancias en la vida doméstica, que están contaminando nuestro cuerpo a la par que lo hacen con el agua, las plantas, el aire y el suelo.
¿Pero qué hacen las autoridades en un país como el nuestro en el que la gestión se difumina en muchas instituciones, las leyes no están actualizadas, las que existen no se aplican y cuando buena parte de los encargados de gestionar desconoce el tema?
MÉXICO TÓXICO, Emergencias químicas, el libro que lanzaron a finales del 2015 los editores de Siglo XX1 avalado por dos importantes investigadoras del medio ambiente, Lilia América Albert y Marisa Jacott, hace una llamada urgente a las autoridades del país, a las empresas que manejan sustancias peligrosas y a una sociedad que debe organizarse y permanecer alerta, si no quiere ser la víctima en casos que trascienden la propia vida individual.
Las primeras páginas del libro las ocupa nada menos que Iván Restrepo, director del Centro de Ecología y Desarrollo (CECODES) y uno de los profundos conocedores del medio ambiente en México. Es él quien advierte de entrada sobre el aumento de las sustancias peligrosas. Presentador del trabajo acucioso de Albert y Jacott, sostiene que eliminar las zonas de riesgo de grandes sectores marginados que son los más afectados, comienza por transformar sus entornos y mejorar su calidad de vida.
En adelante, en seis capítulos, en los que se alternan las dos teóricas y activistas ambientales, se va profundizando primero en el entorno internacional, en los encuentros mundiales para enfrentar el grave problema -principalmente los realizados en Rio de Janeiro y en Estocolmo promovidos por la ONU- los acuerdos que han surgido, las leyes internacionales y los grandes desastres que han afectado a varios países en el uso de sustancias peligrosas.
Se detallan los casos más conocidos en México, Anaversa, Tekchem, Dragón y Ecoltec, que han puesto en peligro a comunidades enteras -escuelas incluidas-, sin que hubiera protocolos y las autoridades hubieran puesto coto a la actividad de industrias y empresas contaminadoras.
En algunos de esos casos se descubrió que se ignoraba la gestión que había que poner en práctica para detener un desastre e impedir el avance de la contaminación y en otros, terrible, el hecho de que terrenos y zonas del país quedaron contaminados para siempre.
Lilia América es doctora en Ciencias Químicas, con especialidad en análisis ambientales y evaluación multidisciplinaria de riesgos, con un largo curriculum. Por su parte Marisa Jacott socióloga con estudios de maestría, ha coordinado durante 20 años la defensa del medio ambiente y la salud ambiental en comunidades. Ha recibido el premio Servicio Internacional Humanitario, en una tarea larga y comprometida.
Las conclusiones que arroja este libro -al que habremos de regresar en otra ocasión-, es la urgencia, sobre todo, de la defensa comunitaria en esta lucha sin precedentes contra el uso de las sustancias peligrosas, la necesidad de un cambio al modelo de desarrollo imperante en el país, que actualmente trae aparejado el deterioro ambiental y vulnera esos derechos comunitarios, así como la prioridad de actualizar leyes y destinar recursos suficientes a tan vulnerable cuestión.
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx
