SAN RAYMUNDO Jalpan, Oaxaca, noviembre 13.- Llegado el ritual trianual al Congreso del Estado, el relevo de las y los integrantes de la Legislatura sirvió una vez más para exhibir la ostentación de unos cuantos, del tamaño de su miedo o sus ambiciones, lo que hace más palpable las diferencias sociales en un Estado pobre como Oaxaca.
Desde antes de las 09:00 de la mañana de este domingo comenzaron a llegar las y los invitados al “cambio”, en una especie de romería que tomó por asalto la sede del Poder Legislativo.
Juntos pero no revueltos. Por la puerta “B” ingresarían los salientes y nuevos convidados del poder, y por la “A” el pueblo, los comunicadores y otros invitados menos importantes.
En una suburban plateada, aseguran que blindada, de la Chevrolet, con chofer y dos guardaespaldas en los asientos de atrás, llegó el cuestionado empresario y nuevo presidente de la Mesa Directiva, el istmeño Samuel Gurrión Matías. Atrás los seguía otra camioneta con cuatro guardias más.
Descendiente de priistas, luego hecho convergente, después perredista y ahora petista, el senador que perdió la elección de gobernador, Benjamín Robles Montoya, con dos escoltas que portaban bultos debajo de sus ropas, llegó montado en su Titán negra, 4×4, de la Nissan.
Protagónico el michoacano que hace riqueza en Oaxaca bajó de su máquina antes de cruzar la puerta e ingresó caminando, para que los reporteros lo entrevistaran porque tiene mucho más qué decir de su ex amigo, el aún gobernador Gabino Cué Monteagudo, que lo trajo a la entidad y le dio poder y las primeras riquezas.
Pero también entre los “triquis” hay poder, y el nuevo Diputado del PUP llegó en una camioneta “Durango” gris. A ver con cuál se va, comentabas los colegas.
De acuerdo con la convocatoria, los integrantes de la Diputación Permanente estaban citados para iniciar su sesión de clausura definitiva a las 09:00 de la mañana, y a las 10:00 instalarían la sesión de instalación de la nueva Legislatura, pero no fue así.
Repleta la explanada del palacio legislativo, desesperados por comenzar el acto protocolario, los seguidores de los que llegan al poder no se aguantaron más y a las 10:15 horas irrumpieron con porras para su causa.
Rumbo al sitio de sus curules, que ocuparán y devengarán durante los próximos dos años, las diputadas y los diputados mostraban sus mejores galas, indumentaria, poses y sonrisas, saludando y abrazando a todo el mundo; prestos para la selfie que correrían por el Facebook.
El duelo de porras no cesaba. ¡Nieves! ¡Sofìa! ¡Samuel! y ¡Rito! competían por el tricolor, mientras que del lado amarillo sonaban ¡Carol! y ¡Basaldú! porque el nombre de ¡Toribio! sólo risas arrancaba.
Los panistas Juan, Eufrosina, Leslie y Fernando casi no llevaron porra, pero en cambio los de Morena ocuparon toda una fila del enlonado, con huestes traídas de las colonias populares.
Luego la foto, de lado a lado del corral que impusieron a fotógrafos y reporteros.
Los perredistas, ellos, con sus trajes negros y corbatas amarillas; flores y motivos amarillos las mujeres. Igual los panistas, entre azul, negro y café.
Los priistas, la fracción mayoritaria no se quedó atrás, y al llamado de su lideresa María de las Nieves García Fernández hasta la reacia Sofía Castro Ríos les siguió para la foto, en una combinación de negro con rojo en todos los tonos, hasta llegar al descolorido.
Era la fiesta de las y los nuevos diputados, los que integran desde este domingo la LXIII Legislatura del Estado de Oaxaca. 42 en total, 25 de mayoría relativa y 17 plurinominales de las fracciones parlamentarias de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), de la Revolución Democrática (PRD), Acción Nacional (PAN), del Trabajo (PT), así como los solitarios Encuentro Social (PES), Verde Ecologista de México (PVEM) y Unidad Popular (PUP).
Porque esta vez se rompieron los protocolos, si es que alguna vez los hubo, y más que una sesión de instalación de la nueva Legislatura fue como el día de fiesta decretado para las y los nuevos representantes populares, aunque también de añoranza y tristeza para los que se fueron.
Día de estreno para pocos diputados, especialmente los de Morena, y de reestreno para la mayoría, entre priistas, perredistas y panistas, en el que salieron a relucir, como en el pueblo chico, lo mejor de sus adquisiciones, exaltadas sus ambiciones, sus miserias y sus miedos, lo que han sido, lo que son y a lo que intentan llegar en los próximos dos años.
A las 10:34 horas, la voz chillante del diputado priista Adolfo Toledo Infanzón, presidente de la Diputación Permanente de la concluida LXII Legislatura del Estado, dio cuenta del inicio de la sesión de instalación de la nueva Legislatura.
Con tres puntos en la orden del día, dispensaron la lectura del acta de la sesión anterior, clausuraron los trabajos de la Diputación Permanente y decretaron la sesión de instalación de la LXIII Legislatura del Estado.
Y en el pase de lista de los nuevos legisladores se rompió el protocolo. Cuando la secretaria de la Diputación Permanente, María del Carmen Ricárdez Vela, citó el nombre del nuevo diputado priista Ramírez Martínez Heriberto desde las galerías brotó una “diana” con música incluida.
Y el diputado Heriberto ni el sombrero se quitó. Sólo sonrió mientras mostraba su guayabera blanca con franjas con grecas rojas.
Sólo la voz chillante de Toledo Infanzón volvió a centrar a las y los legisladores, cuando dijo que con base en las reformas a la Ley Orgánica del Poder Legislativo la elección de la Mesa Directiva de la LXIII Legislatura sería en urnas mediante el voto libre y secreto.
Cuando el perredista Basaldú Gutiérrez Tomás pasó a emitir su voto en la urna de plástico colocada sobre la mesa del presídium que se instaló en las escalinatas hacia el recinto legislativo brotó otra porra de las galerías, traída desde Pinotepa Nacional, donde pidió licencia como presidente municipal.
Por orden de Toledo Infanzón, la Secretaría y los demás diputados y diputadas integrantes de la Diputación Permanente hicieron el recuento respectivo y cantaron el veredicto sobre la elección del presidente, vicepresidente y seis secretarios que fungirán durante el primer año de ejercicio legislativo.
Con 39 votos a favor el priista Samuel Gurrión Matías fue electo presidente de la Mesa Directiva; como vicepresidente, Silvia Flores Peña, del PRD; primer secretario, Donovan Rito García, del PRI; segundo secretario “A”, Rosa Elia Romero Guzmán, del Partido del Trabajo (PT); tercer secretario “A”, Paola Gutiérrez Galindo, del PRD; primer secretario “B”, Hilda Graciela Pérez Luis, de Morena; segundo secretario “B”, Eufrosina Cruz Mendoza, del PAN; tercer secretario “B”, Mercedes Rojas Saldaña, del PRI. Hubo tres votos nulos.
A las 10:55 de la mañana la Comisión Instaladora dio por concluidas sus funciones y se retiraron, luego de pedir a los integrantes de la nueva Mesa Directiva tomar su lugar en la mesa del presídium.
Tres minutos después, a las 10:58, investido como tal, el nervioso diputado presidente Samuel Gurrión se colocó sus anteojos y trastabilando las palabras rindió protesta ante el pleno para cumplir sus funciones durante el primer año de ejercicio legal. Luego hizo lo propio con las y los diputados exhortándolos a “cumplir con los deberes de representantes populares conferidos por el pueblo oaxaqueño” (sic).
Al final, declaró instalada la LXIII Legislatura del Estado y citó a la sesión de apertura del primer año de ejercicio legislativo el martes 15 de noviembre, a las 11:00 horas, cuando también recibirán el sexto y último informe del gobernador aliancista Gabino Cué Monteagudo.
Sin discursos formales, las promesas y propósitos de las y los nuevos diputados vinieron al final en cascada, ante un ejército de reporteros y fotógrafos dispuestos a captar sus gestos y sus palabras de que “ahora sí” van a combatir la corrupción y a trabajar por el “pueblo”.
¿Será?