LIBROS DE AYER Y HOY

La situación de  la infancia y la adolescencia en el país es alarmante. En estos días, los medios acaparan las noticias más tristes que podemos recibir: tres niños son alevosamente asesinados en Guanajuato, un niño dispara contra compañeros y una maestra y después se suicida en Monterrey, muchos niños son afectados por medicamentos alterados en Veracruz, centenares de jóvenes detenidos por delitos graves, son torturados severamente por policía.

A estas noticias se agregan otras sobre niños con manos quemadas por sus madres, niños violados por padrastros y  familiares y niños robados para utilizarlos en la trata o para el uso de órganos.

Datos del UNICEF y del INEGI, nos reportan más de cuatro millones de niños  sin escuela,  más de cien mil niños  en situación  de calle, dos millones y medio de niños y adolescentes de cinco a 17 años que laboran y un alto porcentaje que está incluido en el 41 por ciento de mexicanos que no tiene servicio de salud. Muchos de estos  datos van en aumento y están publicados en diferentes medios. Nadie inventa nada, es el destino actual que tienen la niñez y la juventud mexicanas.

Niños sin futuro integran en su momento los millones de ninis -se habla de más de cinco millones-, que no estudian  ni trabajan. Como en el caso de las mujeres en el que la agresión y los feminicidios van en aumento, el  de los niños y adolescentes evidencia que las políticas públicas no están dando resultado. Periódicamente se anuncian planes. -que se centran en el reconocimiento del problema y la denuncia-, pero la situación no se resuelve; por el contrario, avanza. Para mal.

A los programas públicos se han sumado un sinfín de organismos privados que en algunos casos usan los mismos recursos públicos a partir de donaciones no presupuestadas o utilizan la gestión para evitar pago de impuestos.

En los casos límite como la agresión ocurrida en Monterrey o la utilización de fármacos falsos para niños enfermos de cáncer en la gestión de Javier Duarte, los análisis endurecen sus críticas hacia la situación de violencia imperante, a la corrupción y al poco control que tienen padres de familia e instituciones obligadas a vigilar a los infantes.

La crisis moral que se vive en el país, se ha trasminado a la niñez y la juventud, para destruirla. Son las víctimas más indefensas de lo que está pasando. Los colegios del  Desatino, dividida en dos partes en la obra Erewhon o Allende las montañas (Bruguera  Libro amigo 1982, Barcelona), de Samuel Butler, alerta sobre lo absurdo de un  tipo de educación que flagela valores sustanciales en el ser  humano y lo reduce a la apatía.

El  escritor inglés, considerado uno de los mejores del siglo XIX divide en capítulos la sátira de la llegada de su personaje Higgs, a un extraño pueblo detrás de las montañas, donde se actúa al contrario de lo que hacían los ingleses de la época.

Para los críticos de Butler, nacido en Notthingam en 1835 y fallecido en 1902, la obra, fantástica, rayando en un absurdo paradójicamente congruente ya que está destinada a la Inglaterra victoriana,  conserva su frescura y bien puede aplicarse a algunos sistemas educativos actuales-¿será así el del señor  Nuño?-, que alteran la visión del ser humano.

Los sucesos en colegios y escuelas en el mundo, que hemos visto ahora en Monterrey, ponen el alerta en la  influencia de  algunos conceptos educativos en los alumnos. Los graduados en Hipotética en aquellos colegios de Erewhon, aunque nieguen que desconocen la razón, se tienen que especializar antes de  graduarse en contradicción y  evasiva.

Erewhon es un pueblo donde están prohibidas las máquinas y sus tesis se confirman en la actualidad cuando las máquinas han sustituido en muchos sentidos al ser humano o se han convertido en su extensión. Máquinas que alertan de crímenes, como el que sucedió en la escuela regiomontana.

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx