OAXACA, OAX., febrero 13.- Ante la sentencia emitida por los ciudadanos magistrados integrantes de la Segunda Sala Penal del Honorable Tribunal Superior de Justicia del Estado que recibió el sacerdote Carlos Franco Pérez Méndez, en la que le revocaron el auto de libertad que gozaba y en su lugar le dictaron auto de formal prisión por haber violado al joven catequista Lenin Moisés López Jiménez, la Iglesia Católica en la entidad representada por el arzobispo José Luis Chávez Botello, enmudeció ante la nueva resolución emitida en segunda instancia.
A diferencia de la primera vez en la que se vieron obligados a hablar sobre los casos de pederastia que pesan sobre la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, en esta ocasión, ni el secretario canciller, Lorenzo Fanelli de Liddo, ni el vocero José Guadalupe Barragán Oliva, ni el apoderado legal de dicha Diócesis, Wilfrido Mayrén Peláez, mejor conocido como “padre UVI” y mucho menos el arzobispo José Luis Chávez Botello, tuvieron el valor para salir ante los medios y enfrentar las acusaciones que pesan sobre el presbítero y ex vicario de pastoral, Carlos Franco Pérez Méndez.
Ante ello, informaron a los medios de comunicación que no habría conferencia de prensa como todos los domingos, argumentando que el arzobispo había viajado a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, para celebrar los 50 años del Seminario de la Arquidiócesis, mientras que el obispo auxiliar, Gonzalo Alonso Calzada Guerrero, saldría inmediatamente al término de la celebración eucarística para cumplir en tiempo y forma con visitas pastorales a comunidades.
Así fue como la Iglesia Católica calló ante los actos cometidos la madrugada del Viernes Santo, 25 de marzo de 2016, en el interior de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Oaxaca, en donde el joven catequista Lenin Moisés López Jiménez fue abusado sexualmente por el ex vicario general de la Arquidiócesis de Oaxaca, Carlos Franco Pérez Méndez, quien fue aprehendido en el mes de julio de 2016, pero liberado días después por el Juez Cuarto de lo Penal con el argumento de que encontró “inconsistencias” en las declaraciones de su acusador y no halló elementos suficientes para juzgarlo y mantenerlo preso, consiguiendo así su pronta libertad.
EL PADRE FRANCO ME VIOLÓ
Según el expediente penal 274/2016, la denuncia por violación fue presentada el 29 de marzo de 2016 por el joven catequista Lenin Moisés López Jiménez, quien prestaba sus servicios en diversas parroquias y que en el 2012 llegó a la Catedral Metropolitana de Oaxaca.
La víctima contó que la madrugada del 25 de marzo de 2016, tras concluir la ceremonia de la “Visita de los Siete Templos”, el padre Carlos Franco lo invitó a él y a otro de sus compañeros a tomarse unas copitas de mezcal, pero después de la quinta copa y comer verduras al vapor como botana, que hacendosamente le ofrecía el “padre” Pérez Méndez, empezó a sentirse mareado, mientras las manos del sacerdote católico lo toqueteaban y manoseaban, incitándolo a sostener relaciones sexuales, luego sintió un fuerte golpe en la cabeza y que lo movían a la orilla de la cama.
Al día siguiente, al levantarse, el Joven de 19 años dijo que sentía adolorido todo el cuerpo, además de que estaba manchado de heces fecales, con el pantalón roto y el cuarto desordenado, ya que había sido ultrajado por el Sacerdote. Salió del lugar en busca de ayuda. De inmediato avisó a su papá de lo sucedido y luego se acercó al arzobispo José Luis Chávez Botello, quien sólo le manifestó: “Tienes que orar mijo para que cures las heridas y se quiten los dolores” (sic).
“SI CARLOS FRANCO ES CULPABLE DE VIOLACIÓN, ALLÁ ÉL”, SE DESLINDA EL ARZPOBISPO
Luego de la aprehensión del sacerdote vicario, Carlos Franco Pérez Méndez, en el mes de julio de 2016 por el delito de violación equiparada, la Arquidiócesis de Oaxaca encabezada por el arzobispo José Luis Chávez Botello, aseguró en ese momento que el presbítero había sido separado de su cargo desde el pasado 10 de abril como medida preventiva, no como señalamiento de que era culpable, reconociendo de esta forma que sí conocía sobre dichas acusaciones.
Sin embargo, manifestó “si es que sale culpable, él tiene su abogado; allá él”, se deslindó Chávez Botello, quien dijo no renunciaría a su cargo por dichos acontecimientos y pese a las declaraciones del sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, quien desde hace tiempo exige su renuncia por encubrir los casos de pederastia que hay en la Arquidiócesis de Oaxaca.
EL PODER POLÍTICO Y LAS INFLUENCIAS DEL ARZOBISPO JOSÉ LUIS CHÁVEZ BOTELLO
Tras ser liberado el sacerdote Carlos Franco Pérez Méndez, familiares y amigos del joven catequista Lenin Moisés López Jiménez, acusaron al arzobispo José Luis Chávez Botello de proteger al presbítero a través de sus influencias políticas y de entorpecer las investigaciones respecto al caso, pues se negó a entregar los videos de la Catedral como prueba para aprender al sacerdote.
“Las autoridades eclesiásticas se negaron en todo momento a presentar las pruebas que les fueron solicitadas tanto de la parte afectada así como de las autoridades judiciales, quienes ante la ausencia de las mismas el sacerdote abandonó los separos”, denunciaron en su momento los integrantes del grupo Proceso Evangelizador de la Catedral de Oaxaca.
Incluso, la organización civil Foro Oaxaqueño de la Niñez (FONI), del sur de México, junto con varios sacerdotes y activistas, han acusado al arzobispo José Luis Chávez Botello de encubrir casos de abuso sexual y de evadir una investigación a fondo de los casos señalados y denunciados.