LIBROS DE AYER Y HOY
Llama la atención que firmen el documento de censura y presión a Nicolás Maduro presidente de Venezuela, los presidentes Michael Temer de Brasil que dio un golpe de estado a Dilma Rousseff y Mauricio Macri de Argentina, un delincuente al que le han descubierto todos los delitos -sobre todo económicos-, de su largo deambular por los puestos públicos y su aprovechamiento, y otros cuya cola no es precisamente corta.
Entre estos últimos está la párvula representación de México con Luis Videgaray, que se rasga las vestiduras, cuando muchos de los gobernantes mexicanos llegan al poder por fraudes electorales y utilizan la función y el presupuesto público para atacar al rival electoral.
Además, que roban, saquean y utilizan todas las fórmulas ilegales- la compra de credenciales de elector entre otras, como está sucediendo en el Estado de México- para seguir en el poder.
El documento fue firmado por trece países, lo que significa que 21 de los 34 que integran la OEA no estuvieron de acuerdo.
Entre los firmantes sorprende la firma de Chile y Uruguay. De los demás, cercanos a Estados Unidos – que también firmó-, no hay sorpresa ¿Con qué calidad moral muchos de los firmantes exigen a Venezuela -con todos los errores que Maduro arrastra, pero finalmente electo democráticamente-, que se ponga a nivel y deje que los opositores – una gran cantidad fustigados por Estados Unidos- se apodere del legado de Hugo Chávez y lo destruya? En una violación flagrante al derecho internacional Luis Almagro, secretario general de la OEA, intentó ingresar a Cuba para apoyar a los opositores y provocar al gobierno establecido, que le impidió la entrada.
Ese es el tipo servil a la potencia gringa que recibe México en su interior y al cual apoya.
La canciller venezolana calificó de “insólitas y serviles” las declaraciones del señor Videgaray quien señaló que en Venezuela, hay una “violación sistemática de los principios de la democracia”.
Candil de la calle, cuando reiteradamente la ONU y otros organismos internacionales de derechos humanos acusan a México de violación esa si sistemática, de esos derechos y el aumento permanente de la tortura.
Con la firma del documento mencionado, los trece firmantes ponen al descubierto una conspiración que se vende, y alerta sobre la intención de nuevos golpes de estado.
La conspiración vendida de Jorge Ibargüengoitia (Del libro Sálvese quien pueda, Joaquín Mortiz 1993) tiene un argumento al revés.
Son los revolucionarios, los independentistas los que ven descubierta su conspiración en Querétaro, hecho que aceleró la guerra de Independencia.
Se trata de una obra de teatro que al parecer no ha sido representada en la que el escritor fallecido en un accidente en 1983 en España, centra sus personajes en el corregidor, su esposa la corregidora y desde luego, los traidores que pululaban alrededor.
Los personajes se ven timoratos y la mujer -doña Josefa Ortiz de Domínguez-, es descrita con cierta misoginia como una conspiradora metiche y chismosa.
Cosa muy distinta a como la historia la consigna, como una mujer valiente que en determinado momento salvó la conspiración.
Pero la obra es ágil, con el sentido del humor propio de Ibargüengoitia muy diestro para seguir conspiraciones y llevarlas a buen fin. Contrario a lo que debe de hacerse con quienes han vendido su firma al país del norte.
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