LIBROS DE AYER Y HOY
El ratón vaquero de patas grandes, güerito y que hablaba inglés, se coló en nuestra tierra y aquí fue objeto de una alegre sátira de parte de Francisco José Gabilondo Soler, el famoso Cri -Cri. Se trata de un ratoncito empistolado, soberbio, pero cambiante como el vecino Trump, que prometió reformarse mientras reclamaba que nuestro habitat no estaba a su altura.
Las canciones infantiles de Gabilondo Soler tienen una gran profundidad crítica y el encanto de la belleza musical.
Por algo son uno de los veneros de la infancia mexicana, a la que aún sigue nutriendo con sus versos, aunque cada vez menos con las invasión de series y juegos extranjeros.
El ratoncito invasor que termina en la trampa -sueño mundial ante las incongruencias de Trump-, es la metáfora que surge ante el anuncio de Aurelio Nuño de que la enseñanza del inglés en México va por buen camino y en dos décadas seremos bilingües. Son conocidas las posturas extranjerizantes del secretario de la SEP y la rapidez que lleva para uncirnos al país vecino.
Pero hay una gran ignorancia en su anuncio. En el país, donde existen 65 lenguas vivas -dato del censo de 2010; en años anteriores se hablaba de 68-, y 364 variantes lingüísticas ( dialectos) no se ha definido oficialmente un idioma aunque al español lo hablen 98 por ciento de los mexicanos.
Debido entre otros datos a que el náhuatl, el segundo idioma más hablado en el país, también ocupa un lugar prevalente en más de 12 millones de hablantes.
Cuando Nuño se refiere al inglés como la otra lengua para hacer a nuestro país bilingüe, está manifestando un menosprecio a las lenguas originales, que como el maya, el otomí y el mencionado náhuatl entre otras, están en proceso de recuperación.
Hay varias organizaciones y personalidades-una de ellas el pintor Francisco Toledo-, que están haciendo ese esfuerzo.
En pronunciamientos públicos- a los que me sumo-, se ha aclarado que la enseñanza de lenguas extranjeras enriquece y aumenta nuestro conocimiento y cultura y nadie se opone a esa enseñanza, pero resulta ofensiva la forma de anunciarse y promover -con gran inversión además- que México será bilingüe por el inglés; como una forma de adherirse más, cultural e ideológicamente a Estados Unidos. La imposición de una lengua es histórica en la presencia del invasor.
Los romanos dejaban regado el latín por donde pasaban. Los españoles impusieron su lengua a sangre y fuego en América Latina.
Pero hay un ejemplo extraordinario que debería de ser tomado en cuenta en esta cruzada de convertirnos en gabachos de segunda.
Los misioneros que catequizaban a los indios aprendían su lengua y dialectos para conocerlos mejor en lugar de obligarlos a aprender el español.
Recientemente, con la salida del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) conocí el caso de extranjeros, italianos sobre todo, que llegaban a las zonas zapatistas y aprendían las lenguas de los indígenas, sin imponerles jamás su propio idioma.
¿Se convertirán en bilingües los 300 millones de habitantes estadounidenses y aprenderán el español en conjunto, para hacerlo? Nadie lo cree.
La suya es una lengua de imposición, no de intercambio. El ratón vaquero un cowboy hablantín, es una de las 263 piezas infantiles además de alrededor de 30 canciones populares, que dejó el compositor veracruzano, -1907-1990-, fluida, satírica, pegajosa y llena de un contenido crítico a la sumisión del idioma.
El personaje que observa en su trampa a aquel malandrín ratón, le advierte como nosotros deberíamos advertir a los que nos quieren imponer otra lengua; “aunque hables inglés no te dejaré salir”.
De la vasta producción de Gabilondo Soler, el mítico Cri-Cri, que lo hizo famoso en el mundo e incluso lo llevó a una película mexicana y filmes de Walt Disney, se desprenden también los cuentos que escribió y hay un libro Cuentos para cantar y canciones para leer, que editó la SEP en 1999 y posteriormente lo hicieron otras editoriales: en 2015 entró a la Biblioteca Virtual.
Con su lista de canciones y los centenares de temas que utiliza y sus más diversos personajes, se podría hacer una gran obra musical, de las que está carente el país. Sobre su vida se han escrito varios libros y se le han hecho homenajes y erigido estatuas.
Murió en una delegación de Texcoco en donde vivió por largo tiempo, a los 83 años.
De sus canciones escogería La muñeca fea y La merienda. En esta última para reírse del remolón niñito que le pone peros a todo a la hora de comer. Chiquión, dirían los norteños.
Pero ahí va un retazo del ratón gringo:
En la ratonera ha caído un ratón
con sus dos pistolas
y su traje de cowboy
Ha de ser gringuito
porque siempre habla inglés
a más de ser güerito
y tener grandes pies
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx