CRÓNICAS DE LA ÍNSULA
Los daños que la fuerza de la naturaleza ha traído a los municipios del Istmo de Tehuantepec son demasiados. Golpea por todos lados, pega duro en todos los aspectos, pone a prueba, exhibe, desnuda. Son de los Heraldos Negros que nos manda la muerte, diría César Vallejo en su monumental poema.
No sólo cayeron las casas, también rodaron los últimos pedazos de credibilidad de quienes deberían ser literalmente servidores públicos y se revelan como enemigos públicos. En esto como con el terremoto, los derrumbes fueron al parejo, casas, edificios, palacios municipales, escuelas, iglesias. Sobre todo, aquellos mal construidos, con deficientes cimientos. Así nuestros funcionarios exhibieron similares debilidades, malos cimientos y peores estructuras.
Presidentes municipales, diputados, funcionarios compitieron por ser los peores. Desde quienes desviaban los víveres a sus domicilios y se repartían alegremente el erario entre regidores que si se “acercaron” dizque para ayudar en la contingencia como sucedió en el Ayuntamiento de Juchitán.
Congreso, poca ética
Un par de diputados compitieron con todas las herramientas que tuvieron a su alcance. Sus medios de comunicación y relaciones políticas, en el caso de Samuel Gurrión Matías. No obstante, el mismo declaraba que las empresas “Los Amantes” y “Furor Productos” le enviaron la ayuda, la entregaba en bolsas rotuladas con su nombre. Un paisano suyo comentó que mientras Gurrión saludaba con sombrero ajeno repartiendo modestas despensas, su maquinaria del Corporativo Gurrión en vez de ponerla al servicio de su pueblo juchiteco las tenía trabajando en el municipio de Santo Domingo Ingenio. Ahí gobierna la priista Amelia Gómez Ríos vinculada al grupo Gurrión política y religiosamente al ser de la misma iglesia cristiana. Se ignora si ahí le facturarán al corporativo.
El Congreso de Oaxaca hizo un papel nada ético, tanto con el diputado Juchiteco de marras como con el Ixtaltepecano Carol Antonio, ambos pusieron en evidencia al Congreso local al usar a la Coordinación de Comunicación Social para su proselitismo con despensas. Coordinación cuyo titular Miguel Ángel Schultz, además de la opacidad con que maneja esa área, está más en posturas extrañas como difundir oficialmente a Gurrión como Presidente del Congreso, cuando sólo lo es de la mesa directiva de la LXIII legislatura.
Ediles y políticos con folios
No es corta la lista de estos políticos, hay quienes han conseguido folios para recibir 120 mil pesos para tres, cuatro, cinco o diez casas. Es el caso de la ex presidenta municipal de Ixtaltepec, Adelina Rasgado, quien se anotó con tres casas, dos de las cuales ni siquiera son suyas.
Los ahora militantes limpios de su pasado al haber ingresado a Morena, Rosendo y Félix Serrano, éste último actual presidente municipal de Ixtepec, no buscaron casas abandonadas, se anotaron con sus nombres y el de sus parientes registrando al menos 10 casas.
Es probable que algunas de esas casas estén dañadas, pero igual que Saulo Chávez Alvarado, el diputado federal Estefan Garfias y otros más registrados por SEDATU, debieron prescindir de ese apoyo por elemental decoro. Qué necesidad con sueldos abultados y el manejo de altos presupuestos, como es el caso de Saulo, delegado en Oaxaca de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), quien exhibió su soberbia enfermiza y su odio a los periodistas.
Esto pasa digamos a nivel macro, a nivel micro sucede algo similar. Ciudadanos que dejan sin despensas a otros, el asalto a quienes reparten la ayuda, parientes que pelean los folios y sus palmos de terreno, registros de casas en pérdida total cuando es poco el daño. Llama la atención que tanto a ciudadanos como políticos el dique que les pusieron a su codicia fue el mismo: el Ejército, único autorizado para entregar los víveres a los pobladores y quien realizará las construcciones de hospitales de la Secretaría de Salud. ¿Acaso el último recurso para poner un poco de orden sea a través de la coerción?
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