PALABRA DE ANTÍGONA.- La Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) se encuentra en la cima de un grave conflicto que se asomó en marzo de 2011, cuando un nutrido grupo de mujeres académicas, estudiantes y trabajadoras advirtieron que la rectora, Esther Orozco, actuaba con prepotencia, misoginia y autoritarismo.
Entonces, hace más de año y medio en este espacio yo escribí: “Hace meses que el sindicato de esa casa de estudios ha reclamado, una y otra vez, diálogo y soluciones. Sabemos que las mujeres en el poder muchas veces no tienen apoyo ni recursos; otras exceden su actuar por miedo y falta de confianza en sí mismas o simplemente se enfrentan a aparatos que las estrangulan.
“Sin embargo, hay casos fantásticos donde enfrentan esto y más y salen adelante, pero también hay esos tremendos casos donde ni siquiera se plantean que están llamadas a hacer una política diferente y a afianzarse en la historia de lucha de las mujeres.
“Tal es el caso. Dicen las feministas que comenzaron a lamentar el autoritarismo de doña Esther, desde que se hizo del puesto, desde su toma de posesión”.
Hoy su incapacidad ha llegado al límite. La violencia desatada el 8 de noviembre, los 75 días en paro de todas las instalaciones de esa casa de estudios, la ilegalidad con que se quiso imponer un Consejo Universitario, la malversación de recursos y un conflicto de intereses, todo ello documentado e investigado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), desgraciadamente confirma aquel señalamiento de académicas, trabajadoras y estudiantes.
La violencia ha tocado la puerta de la UACM y no podría saberse a qué responde. La advertencia de las feministas era real y nadie durante meses quiso entrarle. Me refiero a las autoridades del gobierno Distrito Federal, que debieron mediar, a las del trabajo, a los asambleístas que son representantes populares y otras instancias. Ha ganado el encono y hoy esta casa de estudios, que buscó probar un modelo educativo diferente y democrático, se ha ido a pique.
Todo certifica que lo que dije en abril de 2011, fue real: dije que la rectora ha puesto en práctica “una política caracterizada por la falta de disposición al diálogo; no se diga a la crítica, por una estrategia anti sindical, de acoso laboral, irregularidades como la retención de las cuotas sindicales, despidos y un despotismo rayano con la megalomanía”.
Y agregué que mis fuentes afirmaron: “nos alarmaron los crecientes reportes de corrupción y nepotismo que fueron expuestos en un reportaje de Emir Olivares, publicado en La Jornada del 10 de abril”. Hoy documentados fehacientemente, al dar contratos sin concurso, tener un proyecto de abultado dinero, en manos de su propia hija, etcétera. La alarma inicial fue porque doña Esther había llamado un 8 de marzo a una marcha de tacones, nada tan opuesto a la igualdad y el desarrollo de las mujeres.
Entonces sólo aparecía el dintel de un conflicto, el paso del tiempo han puesto la evidencia: la rectora fue mal acompañada por grupos o intereses inconfesables, los que desataron un proceso verdaderamente inapreciable y de resultados funestos. O tal vez está preñada sólo de poder. Estos de hoy, existen diálogos incompletos que se reanudarán esta semana que escribo.
Las informaciones fueron claras y la atinada intervención de Derechos Humanos. El 28 de septiembre de 2012 la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal emitió la Recomendación 14/2012 a la Rectoría y a la Contraloría de la UACM, en ésta se confirman las violaciones a los derechos a la educación; a la honra y a la dignidad; a la libertad de expresión; a la igualdad y a la no discriminación; derechos de las mujeres a vivir una vida libre de violencia; al debido proceso y a las garantías judiciales; así como el derecho a la libertad sindical y derecho de asociación de diferentes integrantes de la comunidad universitaria.
Varios días después Integrantes de la UACM exhortaron a la Rectora a aceptar la Recomendación 14/2012, ya que ésta fortalece la legalidad y la vigencia de los derechos humanos.
La CDHDF recomendó también formar una comisión de diálogo; pedir disculpas públicas; publicitar el procedimiento a la vigencia de los documentos migratorios de los extranjeros; reconocer la toma de nota, respetar la libertad sindical y devolver las cuotas al SUTUACM, (retenidas hace año y medio), así como capacitar al personal en derechos humanos.
Resalta también la recomendación única a la Contraloría, en el sentido de cancelar los procesos administrativos iniciados contra Alberto Benítez, John Hazard, José Luque, Claudio Albertani, Javier Bojorge, Julia Cortés y Nezahualcóyotl Luna, que en los hechos significa la reinstalación de los despedidos. Finalmente, se recomienda “reconfigurar la Defensoría del Estudiante” para convertirla en un Ombudsman Universitario.
Sin embargo, Orozco y su grupo no se han sensibilizado. Las peticiones son muy sencillas: la renuncia de la rectora Esther Orozco, respeto a la autonomía y la instalación del tercer consejo universitario.
De los hechos de violencia, según lo difundido en una entrevista de MVS, Esther Orozco señaló: la toma de las instalaciones administrativas fue perpetrada por “un grupo minoritario, que está empeñado en tomar la universidad como ariete político” y acusó que sus opositores financian a grupos para agredir a los universitarios. Sin embargo, reconoció que no tiene pruebas de ello. “Lo supongo, pero no hay otra forma de explicarlo”, dijo.
Y del diálogo, que apenas comenzaba a recomendación de la CDHGF, expresó: que sí firmó “los llamados Acuerdos de Casa Lamm respecto a la instalación del Consejo Universitario, por lo que dijo no entender qué quieren los paristas. Sugirió que podría ser una forma “de presionar al jefe de gobierno entrante para lograr posiciones”. Es decir, ella no asume responsabilidad, sale por la peor vía y no responde de cómo amparó la manipulación electoral de los consejeros universitarios.
Nos encontramos en un caso grave, ahora en manos del subsecretario de gobierno del DF, Juan José García Ochoa, que habrá de enfrentar un encono que creció como la espuma.
Sólo en las épocas de mayor prepotencia priista las universidades se convertían en arietes políticos. La violencia no es la salida, todas y todos lo sabemos. ¿A quién le importa poner piedras en el camino del nuevo gobierno capitalino? ¿Por qué se ha llegado hasta aquí? ¿Cuál es la salida? Esther Orozco ¿todavía no entiende? Y por su parte el jefe de gobierno electo Miguel Ángel Mancera ha dicho con claridad que espera no heredar el conflicto y el encono que están en la cima de la dificultad.
Esperemos.
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