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Abraham Santiago Soriano

La enseñanza de Ricardo Flores Magón

Es honroso para los integrante de la “Escuela Filosófica Ciencia y Arte” A.C., presidida por el ingeniero Isaías Diego Rodríguez, que esta tarde del 16 de noviembre de 2018, con la presencia del licenciado Ricardo Flores Magón y López; del doctor Sadot Sánchez Carreño, destacado oaxaqueño; de invitados especiales y asistentes todos, realicemos este acto evocando la memoria de uno de los luchadores sociales de nuestro país: Ricardo Flores Magón, cuya figura es imprescindible para comprender un movimiento trascendental del siglo XX de México: La Revolución Mexicana de 1910.

A lo largo de la historia humana hemos podido observar que las sociedades necesitan símbolos, como signos de inspiración para su desarrollo espiritual y material.

Ricardo Flores Magón es el símbolo inmutable que encarna los valores más puros de la transformación social.

Prototipo del luchador social indoblegable, de una entereza intelectual y moral indiscutibles, que sólo se explican por su origen, educación y preparación filosófica que encontró en lo más recóndito de su ser.

De acuerdo con su biografía, nació el 16 de septiembre de 1873 en San Antonio Eloxochitlán, municipio de la Sierra Mazateca del distrito de Teotitlán de Flores Magón de nuestro estado, hijo de una modesta familia de tradición liberal juarista, donde tuvo la oportunidad de convivir con la gente, de conocer sus formas de organización social y laboral; este acontecer fue sin duda muy útil para la formación de su pensamiento, esencialmente comunitario a partir de la solidaridad.

A los ocho años emigró junto a su familia a la hoy Ciudad de México, donde cursó estudios en la Escuela Nacional Preparatoria; posteriormente de jurisprudencia e ingeniería, procurando una formación integral, acorde con su tiempo y circunstancias.

En 1893, a los 19 años de edad, escribió en “El Demócrata”, ejerciendo duras críticas contra el gobierno, empezando así una penosa lucha dentro del periodismo.

En 1900 fundó el periódico “Regeneración”, fue el segundo de otros como: “El Hijo del Ahuizote”, “El Nieto del Ahuizote”, “El Bisnieto del Ahuizote”.

En 1904 se exilió en Estados Unidos, radicándose en la ciudad de San Luis Missouri, donde fundó en 1906 el Partido Liberal Mexicano, que en su manifiesto no sólo criticaba la dictadura del gobierno, sino que exigió demandas sustanciales de la clase trabajadora, cuyo espíritu estuvo presente en los motivos de las huelgas de 1906 y 1907 de Cananea y Río Blanco.

En el año de 1900, cuando la humanidad veía despuntar un nuevo siglo, también surgía a la vida pública la primera edición del periódico jurídico independiente “Regeneración”, el 7 de agosto, apareciendo como directores del mismo el Lic. Jesús Flores Magón, el Lic. Antonio Horcasitas y Ricardo Flores Magón, quien contaba con 27 años de edad.

Me permito leer algunos párrafos sobre la reflexión que se hace en la editorial de esa primera publicación:

“Este periódico es el producto de una convicción dolorosa.…

Nosotros no tenemos la pretensión de constituir una falange, pero nuestro vigor juvenil y nuestro patriotismo nos inducen á buscar un remedio, y al efecto, señalar, denunciar todos aquellos actos de los funcionarios judiciales que no se acomoden á los preceptos de la ley escrita, para que la vergüenza pública haga con ellos la justicia que se merecen.…

No constituimos una falange, repetimos, pero sí ayudaremos con todas nuestras fuerzas, y pese á quien le pesare, á todos aquellos, que en lugar de recibir justicia de las autoridades judiciales, hayan recibido, con mengua del derecho y de la moral, la vergüenza de una derrota injusta.…

Procuraremos despertar las energías que hay ocultas y que no se manifiestan por injustificado temor.

El espíritu público, tan decaído en las actuales circunstancias, dado el momento histórico por el que atravesamos, necesita estimulantes enérgicos á fin de que despierte de su marasmo y haga saber sus aspiraciones y sus ideales. Al efecto, ponemos á disposición de todas las personas de la República las columnas de nuestro periódico, invitándolas á que calcen con sus firmas sus artículos, para que resalte la lealtad en la discusión y no porque queramos rehuir responsabilidades, que desde luego asumimos; pero en todo caso recibiremos con gusto cualquiera observación que se haga á los actos judiciales, y la haremos nuestros, si encaja en nuestras convicciones.

El funcionario que estime su reputación profesional, cumplirá un deber defendiéndola, y al efecto, lo ofrecemos las columnas de este periódico.

Por nuestra parte, no trataremos los asuntos que defendemos ante los tribunales, para que no se nos tache de parciales y se crea que nos inspira el egoísmo ó el despecho de haber sufrido un fracaso en algún negocio, pero si alguna discusión se suscita con motivo de esos negocios, no la rehusaremos, pues estamos dispuestos a discutir en público lo que sostengamos en los estrados…”.

Esa primera edición contiene varias columnas como:

DEL JUEZ COLÉRICO, señalando que en virtud de tener un cargo público, los jueces deben obrar conforme a la ley y no conforme a los dictados de sus caprichos.

EL LIC. ARCADIO MORA, a quien alababa su actuación por su modestia y atención.

EL MINISTERIO PÚBLICO, personaje que no salía bien librado por ser irrespetuoso de la ley.

LOS CAMBIOS DE LOS EMPLEADOS JUDICIALES, refiriéndose al juez 3° menor de ese entonces, que en menos de seis meses había recorrido tres veces e iba emprender su cuarto viaje a otro juzgado.

LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA, donde indicaba que la “justísima queja de la juventud hambrienta de instrucción había llegado a las altas regiones del talento”.

JUEZ COLÉRICO, señalando que es aquel que se vuelve intolerante y grita para no atender a las personas.

De ese contenido apreciamos la congruencia entre su pensamiento y acción, recurriendo a la madre de todas las libertades: LA LIBERTAD DE CONCIENCIA –el cuadro de las libertades no puede existir sin la conciencia, decía Jesús Reyes Heroles, autor de El Liberalismo Mexicano–. Sabía Ricardo Flores Magón que la libertad de expresión y la libertad de imprenta no solamente constituyen derechos universales del hombre, sino que representan la columna vertebral para hacer posible la igualdad, la libertad y fraternidad del linaje humano.

Y como Sócrates, pensaba que no bastaba sólo proclamar esas verdades para que todos las siguieran.

Este emotivo acto, revestido con la develación del busto de Ricardo Flores Magón, cobra significancia precisamente en vísperas del 96 aniversario de su muerte, registrada la madrugada del 21 de noviembre de 1922, cuando fue encontrado muerto a los 49 años de edad en su celda, preso número 14,596 en la penitenciaria federal de Leavenworth, Kansas, en Estados Unidos de Norteamérica.

Vestido de piedra, como su busto recién develado y como él mismo lo había expresado (en “La Tribuna Roja”), sólo que ya no de piedra bruta sino más pulida. México había avanzado en las conquistas laborales, campesinas y educativas.

La Revolución Mexicana, cincelada a cal y canto por el pensamiento social de luchadores como Flores Magón, reflejaba en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos –Artículo 123 principalmente– aspectos centrales del Programa del Partido Liberal Mexicano que proclamó con Enrique Flores Magón, Juan Sarabia, Librado Rivera y Antonio I. Villarreal, como el máximo de ocho horas para la jornada laboral, un salario mínimo, condiciones de higiene para los trabajadores, indemnizaciones, prohibición del empleo a los niños menores de 14 años y reparto de tierras.

Para los grandes hombres, la muerte física no es el fin, sino más bien el inicio del trazado de la obra universal, que en nuestro tiempo no debe tener partido, religión, ni facción alguna; en cambio, debe ser perseverante, constante y leal hasta que en todas partes reine la tranquilidad, la paz y la concordia pero cimentados en la igualdad, libertad y fraternidad. “La paz será una cosa deseable cuando exista la igualdad, porque mientras la desigualdad subsista, la paz será una bendición para el amo y sacrificio y fatiga para el trabajador”, expresaba Ricardo Flores Magón.

Su pensamiento generó frutos y permanece como faro en las centinelas de la sociedad mexicana, frente a toda condición de explotación, opresión y despotismo.

La obra de este luchador es una constante advertencia ante la injusticia e inhumanidad. También consideraba que para que la inteligencia se desarrolle necesita de la asociación en la cual, respetando los derechos del hombre, deben compartirse sentimientos e ideas acerca de cuanto física y moralmente interesa para marchar por el camino de la perfección y asegurar la dicha de toda la humanidad.

Después de su muerte, cabe la pregunta: Los mexicanos ¿habremos logrado satisfacer las demandas que hacía? En ese orden de ideas, convendría recordar también la pregunta filosófica: ¿no será una utopía el pensamiento de paz y fraternidad universales que veis simbolizados en este arco iris que se eleva en el solio abrazando los dos hemisferios?

Desde luego cada quien tendrá su respuesta, pero México en el año 2018 todavía presenta una cruda y compleja realidad que deberá valorarse, necesariamente, estudiando en común la naturaleza y los principios eternos del deber y del derecho.

Más aún, cuando según información de las Naciones Unidas nuestro país tendría alrededor de 130 millones de habitantes para el 2030, con todo lo que ello implica, social, moral, económica y políticamente.

Ricardo Flores Magón no fue un teórico en el estricto sentido de la palabra, fue más bien un hombre de acción que utilizó los recursos a su alcance para tratar de educar al pueblo en su lucha por encontrar mejores niveles de vida.

La ruta de su pensamiento siguió sus convicciones que el mundo liberal respeta porque es consciente que en todo proceso de lucha no hay ser humano perfecto, sino tendiente a la perfección.

Así, en arte y cultura consideramos que por el influjo humano constante y progresivo se despiertan los sentimientos de la dignidad y la fraternidad universal; se busca hacer comprender a todos que no hay verdadera felicidad sin el conocimiento y práctica de nuestros deberes y derechos, porque de ambos se origina la satisfacción interior que hace la dicha de la persona, de la familia y de toda nación.

La enseñanza de Ricardo Flores Magón nos invita a continuar la misión de educar al género humano con la mente y el corazón, de oriente a occidente, de norte a sur sin distingos, fortaleciendo el diálogo entre todos, propiciando amplios y nuevos escenarios para lograr un mundo mejor, y si la muerte nos sorprende, tenemos la fe de que otros la seguirán por amor a la humanidad.

El pensamiento de Ricardo nos anima en ese sentido. Alguna vez y como signo de reflexión escribió:

“No sobreviviré al cautiverio, pero cuando muera mis amigos quizá escriban en mi tumba: “Aquí yace un soñador”. Y mis enemigos: “Aquí yace un loco”. Pero no habrá nadie, nadie que se atreva a estampar esta inscripción: “Aquí yace un cobarde y traidor a sus ideas.

Es cuanto.

*Magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa. Palabras pronunciadas durante la develación del busto de Ricardo Flores Magón en la “Escuela Filosófica Ciencia y Arte”, A.C. Ciudad de Oaxaca.

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